No fueron solo los transportes y servicios. Los trabajadores y trabajadoras del corazón industrial brasileño paralizaron las principales industrias, refinerías y siderúrgicas como no lo habían hecho en décadas. Se trata de una muestra enorme de la potencialidad del movimiento obrero, no solo hacia el gobierno de Temer y los empresarios, sino para la percepción de las propias fuerzas de la clase trabajadora.
En la región del ABC paulista, la adhesión a la huelga fue del 85% entre los metalúrgicos
Los trabajadores que hacen funcionar los sectores estratégicos de la economía nacional se enfrentaron con una enorme presión y asedio de parte de la patronal, pero paralizaron sus actividades contra las medidas reaccionarias del gobierno. En algunos lugares incluso se enfrentaron con la represión policial, como en Cubatão.
La clase obrera de las grandes industrias entró en escena
En una de las mayores paralizaciones del país en décadas, con distintos sectores de trabajadores adhiriendo a la huelga, los trabajadores industriales paralizaron las principales concentraciones obreras de Brasil: la región del ABC paulista (la periferia industrial de San Pablo), Curitiba, Camaçari, Manaos, el gran Belo Horizonte, además de otras ciudades importantes.
Según el diario O Globo, en la región del ABC paulista, la adhesión a la huelga fue del 85% entre los metalúrgicos, paralizando las cinco principales automotrices de la zona: Volkswagen, Mercedes-Benz, Ford, Scania (todas ubicadas en São Bernardo) e General Motors (en São Caetano). Cerca de 60.000 obreros no fueron a trabajar, de un total de 70.000, según el Sindicato de Metalúrgicos del ABC paulista.
También entraron en huelga este viernes los metalúrgicos de las fábricas Meritor, Belgo, Metalsa y Cinpal en Osasco. La empresa Basf, en São Bernardo do Campo, se encontraba paralizada en la totalidad de los tres turnos que ocupan uno 1.000 trabajadores.
Cubatão, que es el lugar con la más importante concentración de industria pesada, tuvo paralizaciones que afectaron a la refinería RPBC, y a las industrias químicas y metalúrgica.
Los trabajadores de muchas de las principales industrias en el estado de San Pablo paralizaron la producción como en Acrilex, Dovac-Lukscolor, la química Lazzuril en São Bernardo do Campo. Los trabajadores de Eletronorte, en Araraquara, bloquearon las calles de la ciudad en adhesión a la huelga.
En la región de Mogi das Cruzes se paralizó la Sintramog, mientras que en Campinas miembros del Sindicato de la Construcción Civil se manifestaron en la obras de la constructora Brookfield.
En Curitiba los obreros de Bosch, CNH, Volvo, y de las automotrices Renault y Volkswagen adhirieron a la huelga y bloquearon diversas autopistas. Los metalúrgicos de Renault bloquearon la ruta BR-277 con un piquete de neumáticos prendidos fuego. En la ciudad de Caxias do Sul, la gigante Marco Pólo, con cerca de 10.000 metalúrgicos paró en su totalidad los dos turnos, como así también lo hicieron otras fábricas menores de la zona.
En Pernambuco hubo también adhesión de metalúrgicos, petroleros, químicos, de la industria naval y la construcción pesada. Más de 1.600 trabajadores del astillero Vard aprobaron la paralización contra las reformas del gobierno de Temer, y nadie se presentó a trabajar en la mañana de este viernes.
Río de Janeiro amaneció con el sistema de ferry y transporte marítimo de pasajeros cerrado al público. En Volta Redonda, las cuatro entradas de la Compañia Siderúrgica Nacional (CSN) fueron bloqueadas desde las 5 de la mañana.
En Minas Gerais la patronal del gigante siderúrgico Vallourec contó con la fuerza policial para forzar el ingreso de los trabajadores en la fábrica. En dos entradas de la empresa disparó balas de goma contra los trabajadores para desbloquear los accesos.
Los petroleros realizaron un fuerte paro en varias regiones de Brasil
El polo industrial de Camaçari participaron de la huelga el Sindicato de trabajadores químicos (Sindiquímica), el Sindicato de trabajadores de limpieza (Sindilimp), el Sindicato de trabajadores de la construcción civil de Camaçari (Sinditiccc), el Sindicato Metalúrgico, el Sindicato de transportes (Sindimetropolitano), el Sindicato de trabajadores del caucho (Sindiborracha) y el Sindicato de papeleros (Sindicelpa).
En Manaos, desde las 4 de la mañana dos importantes rotondas de acceso al Distrito Industrial de Manaos fueron parcialmente cortadas por miembros de los Sindicatos de Transportes Especiales, Metalúrgicos y Plásticos.
Los petroleros realizaron un fuerte paro en varias regiones de Brasil. En Río de Janeiro (Reduc de Duque de Caxias), San Pablo (Recap de Mauá y Replan de Campinas), Minas Gerais (Regap), Pernambuco (Abreu e Lima) y Ceará (Lubnor), los trabajadores no ingresaron en el cambio de turno. Tampoco entraron a trabajar los obreros de la fábrica de fertilizantes nitrogenados Fafen (Araucaria, Paraná), ni los de la termoeléctrica Gov. Leonel Brizola de Río de Janeiro y las terminales Cabiúnas/Macaé y Campos Elíseos/Duque de Caxias (Rio de Janeiro), Suape (Pernambuco), Guararema, Guarulhos, Barueri y São Caetano (San Pablo),
En la cuenca de Campos, trabajadores de 29 plataformas de Petrobras interrumpieron sus actividades. Los gerentes mantuvieron procedimientos esenciales para garantizar la seguridad en las unidades.
Estos son algunos datos del paro, sin embargo hay muchas industrias y regiones en las que hubo paros y cortes de ruta realizados por trabajadores de todo el país. Eso muestra la fuerte composición obrera en la huelga, que no fue mayor y coordinada debido a los frenos de la burocracia sindical. Las centrales sindicales fueron obligadas a parar por la propia presión de la base obrera, que viene de un período de recomposición de su conciencia política y de lucha. Sin embargo todavía son un freno para que los trabajadores desarrollen una política independiente y se organicen desde las bases articulando medidas de fuerza.
Los importantes paros y huelgas mostraron la fuerza de los trabajadores, sin embargo las centrales no tienen el objetivo político de derrotar a Temer y sus reformas sino regatear algunas demandas. Por esa razón, redujeron las acciones obreras a piquetes y algunos cortes de ruta, pero no articularon a los distintos sectores para hacer fuertes demostraciones de fuerza y seguir en huelga.
La central oficialista Força Sindical, que dirige importantes sectores, está presionada a moverse pero quiere usar su influencia para hacer algunos cambios en las reformas previsional y laboral, como que se mantenga el impuesto sindical, que usa para enriquecerse como órgano burocrático y freno al desarrollo de la lucha. Solidariedade, el partido de su principal dirigente, Paulinho da Força, llegó a considerar una alianza con Renan Calheiros (exjefe de la Cámara de Senadores que había sido destituido por casos de corrupción) para cambiar la reforma laboral, manteniendo parte de los ataques.
Ya la CUT y la CTB, que están ligadas al Partido de Trabajadores (PT), quieren desviar la lucha hacia el terreno electoral impulsando la candidatura de Lula para las elecciones de 2018. De esta manera limitan la lucha hacia una salida parlamentaria, que está lejos de cuestionar los pilares del régimen y del capitalismo que son las bases de las reformas, la desocupación y de la explotación que viven los trabajadores.
La fuerza que los trabajadores pusieron este viernes 28, es una muestra de que no solo es posible sino necesario superar la estrategia de estas direcciones sindicales para, a partir de la autoorganización, derrotar a Temer y sus reformas, e imponer una Asamblea Consituyente que cuestiones y combata este sistema, para que la crisis la paguen los capitalistas.
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