Castillo nació en Buenos Aires el 27 de marzo de 1935, pero a los 11 años se trasladó con su familia a la ciudad bonaerense de San Pedro, que para él fue su "lugar afectivo" y donde vivió hasta los diecisiete años. En 1952 regresó a Buenos Aires.
Fue un relevante escritor de la segunda mitad del siglo XX, que abordó todos los géneros literarios y dejó la huella de su compromiso social y político en revistas como El escarabajo de oro, El ornitorrinco y El grillo de papel.
Además de cuentos también fue autor de novelas como "El que tiene sed" y "Crónica de un iniciado" y de obras de teatro como "Israfel". Fue un artista para quien el escritor ante todo debía ser "un inmoderado por naturaleza, un rebelde".
Castillo descubrió en San Pedro y muy tempranamente su vocación de escritor, y de hecho obtuvo reconocimientos tempranos, al obtener por ejemplo a los 24 años el primer premio del concurso de la revista "Vea y Lea", cuyos jurados fueron Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Manuel Peyrou.
En sus historias, los personajes transitan por arrabales, casas, boliches, cuarteles, las calles de la ciudad o de pequeños pueblos de provincia, llegando a situaciones límite, en las que se decide su propio destino.
A fines de 2016 Castillo publicó "Del mundo que conocimos", una selección personal de sus cuentos que funciona como una suerte de mapa íntimo que abre con el ya clásico "La madre de Ernesto" y contiene textos como "Las otras puertas", "Patrón", "Los ritos" y "Las panteras y el templo".
Entre muchísimos premios, Castillo recibió en 1986 el Premio Municipal de Literatura por "El que tiene sed", en 1993 el Premio Nacional de Literatura por el conjunto de su obra, y en 1994 el Premio Konex de Platino. En 2007 fue galardonado con el Premio Casa de las Américas de Narrativa José María Arguedas por "El espejo que tiembla".
Su obra fue traducida a 14 idiomas, entre ellos el inglés, francés, italiano, alemán, ruso y polaco.
Fuente: Télam |