La ciudad de Cuenca vio marchar por sus calles a una importante columna de organizaciones sindicales, estudiantiles y movimientos sociales, con motivo del Día Internacional de los Trabajadores. Levantando críticas contra las políticas antiobreras del Gobierno de Rafael Correa, la manifestación recorrió la calle Simón Bolívar desde la Plaza San Borja hasta el Parque Calderón, donde se desarrolló el acto principal.
Los principales dirigentes de la marcha expusieron su visión sobre la situación actual de los trabajadores en Ecuador. Por la Unión General de Trabajadores (UGTE), organización que integra el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), el gremialista Édinson Déleg señaló que:
Estamos enfrentando a un gobierno que en estos 10 años lo que ha hecho es profundizar más la precarización laboral en el país.
Además, enfatizó que los ecuatorianos marchan hoy para recordarle a los sectores oligárquicos y al gobierno que “la lucha continuará en las calles”.
“Los 10 años de correísmo nosotros lo vemos como un retroceso de 10 años en nuestros derechos laborales”, agregó el Secretario General del Sindicato del Municipio de Cuenca, Oscar Reinoso.
La agrupación de Maestros Jubilados del Azuay, por su lado, reclama desde hace meses pagos atrasados en sus pensiones. “Queremos ahora no solo luchar por nuestros derechos, sino también por la vida, por la democracia. Salimos a protestar por el ataque feroz que hemos sido objeto por parte de este gobierno a la jubilación de los maestros; nos han ilegalizado nuestra Unión Nacional de Educadores”, denunció el jubilado José Ochoa (El Mercurio, 01/05/2017).
También estuvieron presentes distintos sindicatos, como el de Trabajadores del Ministerio de Transporte y Obras Públicas del Azuay, de Obreros del Gobierno Provincial del Azuay, de Trabajadores de la Universidad de Cuenca, de Trabajadores del Municipio de Cuenca, el Comité de la Empresa Pública Estratégica Corporación Eléctrica del Ecuador, el Comité de Empresa Continental Tire Andina S.A., trabajadores de la empresa Asfaltar, la Unión Nacional de Educadores, la Asociación 16 de septiembre, y la Escuela Popular de Capacitación Política “Agustín Cueva Dávila”. El único partido político presente fue Unidad Popular-PCMLE.
Al finalizar la lista de oradores, un grupo de militantes identificados con el anarquismo tomaron el micrófono para reivindicar a los Mártires de Chicago y, diferenciándose de los oradores precedentes, sostuvieron que aquellos obreros norteamericanos “jamás hubiesen marchado con personas autoritarias que se han tomado el nombre de socialistas, vendiéndose a los patrones y convirtiéndose en nidos de corrupción política”, en referencia al mencionado PCMLE.
La marcha de la CUT y la Convención Nacional de Alianza PAIS
En Portoviejo, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), alineada con el oficialismo, convocó una masiva marcha; donde también se reunió la Convención Nacional del Movimiento Alianza PAIS para elegir a sus nuevas autoridades, luego del reciente triunfo en las elecciones presidenciales. Los dirigentes de la CUT aprovecharon la presencia de Rafael Correa para homenajearlo por lo que consideran un “gobierno que reivindica los derechos de los trabajadores del Ecuador”.
“El Estado dejó de ser un servidor de las élites y brindó un espacio para las mayorías. Rafael Correa será siempre el Presidente de los trabajadores”, vociferó frente al micrófono el dirigente de la CUT, Oswaldo Chica (El Tiempo, 01/05/2017).
Más tarde, Correa para señalar que “lo que define al Socialismo del Siglo XXI es la supremacía del trabajo humano sobre el capital. Protegimos el empleo, protegimos la capacidad adquisitiva de los salarios. Sin duda compañeros, somos el Gobierno de los trabajadores”.
Políticas anti obreras en Ecuador
Las políticas impulsadas por el Estado en los últimos diez años y las medidas legales adoptadas desmienten las afirmaciones de Chica y Correa: desde una Constitución Nacional que garantizó la flexibilización laboral, prohibió el derecho a huelga para los trabajadores de servicios públicos, coartó la libertad sindical al otorgar al Estado derecho de injerencia en la creación de organizaciones obreras, y restringió los derechos de contratación colectiva; hasta toda una serie de decretos presidenciales que reglamentaron los despidos injustificados, limitaron los permisos sindicales, la realización de asambleas, eliminaron las contribuciones patronales al seguro de salud, y acotaron la participación de los empleados en las utilidades de empresas del sector privado.
Los trabajadores y trabajadoras del Ecuador han visto cómo en la última “década ganada” no hubo ganancia para ellos, sino que progresivamente el Estado ha vulnerado sus derechos, aumentando la precariedad laboral y contractual. Además, y de acuerdo con el reporte de enero del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el costo de la canasta básica familiar se ubicó en 701 dólares, casi el doble del salario básico unificado (375 dólares), ingreso con el que muchas familias, donde sólo uno de sus integrantes tiene trabajo formal, deben mantenerse.
¿Un Primero de Mayo sin rumbo?
Si bien las consignas levantadas por los trabajadores en la manifestación de Cuenca fueron reclamos concretos sobre derechos laborales y sindicales, la mayoría de los oradores y dirigentes centraron su discurso en un ataque directo a la figura de Rafael Correa como “corrupto y dictador”. En este sentido, los partidos de izquierda parecen estar siguiendo la brújula de la derecha: sobraron las denuncias y faltaron propuestas de lucha, de cómo fortalecer al movimiento obrero de cara a una coyuntura de continuidad de la ”Revolución Ciudadana”. La política de seguidismo llegó al punto de que, en el pasado balotaje presidencial, justificaron y llamaron a votar a un banquero.
La ausencia de un discurso anticapitalista de denuncia hacia la clase empresaria que diariamente precariza a miles de trabajadores, y al mismo tiempo, hacia un gobierno que administra los negocios de la burguesía, expone el papel desdibujado que juegan los partidos de izquierda al rehusar llevar adelante un programa de independencia de clase.
El Día de los Trabajadores requiere un reconocimiento internacionalista a la luchas en curso, como las que se llevan adelante en Brasil, con la reciente huelga general, en Argentina, frente al gobierno ajustador de Mauricio Macri, y en Venezuela, ante la crisis política y económica del chavismo.
Hacia el final del acto, un extranjero se acercó al palco para criticar al orador de turno. “Es de otro país, no puede opinar, primero tiene que arreglar los problemas en su casa”, le respondió el hombre con el micrófono.
Se equivoca: la clase obrera no reconoce fronteras, y sólo la hermandad y solidaridad internacional entre los trabajadores puede vencer en la lucha por sus reivindicaciones.
Te puede interesar: Tras el triunfo de Lenin Moreno, una comparación necesaria: El FIT argentino y UP ecuatoriana |