Después de la brutal represión en Arantepacua perpetrada por el gobierno perredista de Michoacán y la policía del estado, la comunidad purépecha de Arantepacua ha decidido regirse por usos y costumbres, inciando el camino hacia la autonomía del territorio.
Tras participar en dos foros sobre represión y en voz de Simón Jiménez, representante de bienes comunales, la comunidad del municipio de Nahuatzen, repudió el escandaloso operativo policiaco que implementó el gobernador perredista Silvano Aureoles Conejo. Con más de 100 efectivos que dispararon a diestra y siniestra contra la población, catearon casas, golpearon y amedrentaron habitantes, la represión dejó un saldo de casi 40 detenidos, 5 asesinados -entre ellos un normalista-, un número intedeterminado aún de desaparecidos y cientos de heridos.
La represión, ejemplo de la política de mano dura del PRD, que cínicamente se auto nombra “izquierda”, busca amedrentar a las comunidades que optan por organizarse democráticamente y desde abajo para enfrentar la violencia generada por el narco y las fuerzas represivas. También tiene por objetivo doblegar la resistencia de comunidades que se oponen a los proyectos de muerte como minerías, represas e hidroeléctricas en todo el territorio nacional.
Con provocadoras declaraciones tras la represión, el gobernador Aureoles justificó el operativo y la militarización de la entidad bajo la excusa de que “grupos criminales se escudan en los usos y costumbres para operar”.
En realidad la decisión de impulsar una autodefensa comunal en el caso de Arantepecua y otros, como el de Cherán K’eri desde hace 6 años busca construir un gobierno que responda a las necesidades de los campesinos pobres y en defensa de los bienes comunes y el territorio. De aquí que la medida de autodefensa esté acompañada de mecanismos asamblearios de toma de decisiones y de un proyecto autónomo para la población.
La autonomía, una primer respuesta organizada contra la violencia de Estado
La comunidad de Arantepecua busca dar pasos firmes hacia su autodeterminación, por ahora cubriendo los requisitos legales para ser reconocida como territorio autónomo, tal como hicieron Cherán y la comunidad de Pichátaro, ambas en Michoacán.
Partiendo de la organización que ya han desarrollado para enfrentar la violencia, instalaron una Ronda Comunitaria para garantizar la seguridad del territorio de manera rotativa y comunal. La militarización de Michoacán, que se mantiene desde hace años y mantiene presencia militar alrededor de los territorios autónomos, sólo ha implicado más inseguridad y violencia para los comuneros.
Como demuestra la represión orquestada por la policía ministerial y del estado, no hay márgen para que los pueblos originarios, los comuneros y la clase trabajadora y popular de todo el país confíe en las fuerzas represivas, que sirven a los intereses de los empresarios y defienden su propiedad privada.
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La autodefensa es solo el primer paso para la autodeterminación y contra la violencia de Estado.
Pero no basta para enfrentar la violencia organizada de la clase dominante, que con las fuerzas represivas del Estado puede aplastar la resistencia de territorios autónomos. No basta con retirar a las fuerzas represivas del municipio y la comunidad purépecha, como plantea la exigencia del comunicado del CNI-EZLN en relación a la represión en Arantepecua.
Es necesario pelear, vinculado a la autodefensa organizada de la población de manera independiente a la burguesía terrateniente y urbana, la disolución de todos los cuerpos represivos del Estado, brazo armado del poder político de los capitalistas.
Es urgente, debido a la situación de militarización y presencia del crimen organizado que azota el país, que las organizaciones obreras, populares y de derechos humanos retomen la demanda de desmilitarización inmediata y la extensión de la lucha en defensa del territorio y los bienes comunes a las ciudades, lugar estratégico del enfrentamiento entre las clases y corazón del poder político y financiero de los capitalistas.
Sólo así podrá desarrollarse una alianza encabezada por los trabajadores y las clases desposeídas del campo y la ciudad que pueda levantar una política unificada para luchar contra los empresarios y sus gobiernos, atacando sus privilegios y sus fortunas, paralizando los centros productivos y poniendo en jaque a este sistema político y económico de miseria y explotación para las grandes mayorías. |