México D.F. 26 de noviembre.
Tras una reunión con el presidente nacional del PRD, Carlos Navarrete, y el secretario general, Héctor Bautista, Cárdenas sostuvo que quedaron claras sus profundas divergencias con la conducción del PRD, por lo que tomó la decisión de separarse del partido que fundó hace 25 años.
El 17 de noviembre, en una carta dirigida a los dirigentes y militantes del PRD, el Ingeniero invitó a los miembros del Comité Ejecutivo Nacional a dimitir, como parte de la transformación profunda que, a su consideración, debía llevar a cabo ese partido para enfrentar la crisis por la que atraviesa.
El señalamiento de los perredistas José Luis Abarca, ex alcalde de Igual, y Ángel Aguirre, ex gobernador de Guerrero, como responsables de los asesinatos de seis personas y la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa la noche del 26-27 de septiembre, ha llevado al PRD a enfrentar la peor crisis de su historia. La renuncia de Cárdenas es la mayor muestra de ello.
Con esta decisión, el tres veces contendiente por la presidencia de la República busca preservarse –algo tardíamente- ante el repudio generalizado al partido que él fundó, y que ya vivió en carne propia el 8 de octubre, cuando fue abucheado por los participantes de una manifestación en solidaridad con Ayotzinapa, en el Distrito Federal.
Aunque el michoacano ha señalado que no fundará ni se incorporará a ninguna otra fuerza política, su dimisión posiblemente apunte a encabezar un “éxodo” de integrantes del PRD.
La renuncia del “líder moral” es un golpe mortal a la dirección del PRD, que seguramente buscará realizar alguna reforma interna para “renovar” a este partido cómplice del Pacto por México y sus reformas; medida que evidentemente hará desde una posición de debilidad ante sus adversarios internos, que buscarán desplazarla.
Esta crisis es un golpe para el régimen político mexicano, que hasta ahora se apoyaba en una centroizquierda funcional a los planes de la clase dominante.
Cárdenas y el Congreso Constituyente
Cuauhtémoc Cárdenas propuso como alternativa para el momento de crisis política que se vive actualmente en México, un “Congreso Constituyente”, aunque cuidándose de señalar que su objetivo no es acabar con las instituciones vigentes, ya que, según él “hay mucho que sirve por mucho que haya que arreglar” (Proceso 22/11).
Este Congreso Constituyente redactaría una “nueva Constitución” que “ampliaría” los derechos de la población. Pero ¿que “carta magna” puede salir de un Constituyente organizado por el INE, operador de los fraudes y garante de que no se oiga la voz de las organizaciones obreras y populares? ¿Que “nueva Constitución” favorable para las grandes mayorías puede venir de las instituciones y partidos responsables de la entrega al imperialismo y la colusión con el narco?
Cárdenas -como López Obrador y su propuesta de “elecciones anticipadas”- deja la suerte del movimiento en manos del mismo régimen político responsable de la desaparición y la masacre de los normalistas. Aunque haya renunciado al PRD, sostiene una política para preservar las instituciones. | 
