El momento no podía resultar más cínico. Un mandatario como Michel Temer, que llegó a la presidencia de Brasil mediante un golpe institucional, recibiendo a una de las voceras de la oposición de derecha venezolana, para hablar ambos de democracia en el país caribeño.
Aunque resulte surrealista, Temer "resaltó la firme posición de Brasil en apoyo a la democracia y los derechos humanos en Venezuela" e insistió en la necesidad de que sean liberados los "presos políticos" que existen en ese país, entre quienes citó a Leopoldo López, esposo de Tintori.
Las palabras democracia y derechos humanos en la boca de Temer son de una hipocresía infinita. Entre los diputados que lo erigieron como presidente, legitimando el golpe institucional, se encontraban personajes como Jair Bolsonaro que dedicó su voto al al torturador de la expresidenta Dilma Rousseff durante la dictadura, o miembros de la bancada evangélica que consideran a la homosexualidad como una enfermedad y promueven una llamada "cura gay".
Por su parte la idea de democracia, tampoco resulta muy confiable en boca de Lilian Tintori, cuyo esposo Leopoldo López es parte del sector más duro de la derecha venezolana, con claras intenciones golpistas.
La visita de Tintori a Brasil, como lo hizo antes a la Argentina, busca apoyar desde la oposición venezolana las intenciones ingerencistas de los gobiernos de derecha en la región alineados junto al gobierno de Trump en la OEA para aplicar sanciones al gobierno de Maduro. Es por esto que Tintori insistió en calificar al Gobierno de Nicolás Maduro como "dictadura" y que quien le apoya es "cómplice de un asesino", pidiendo "apoyo" a la comunidad internacional.
La OEA ha avanzado de la mano del gobierno de Macri, y del golpista Temer, junto al secretario general Luis Almagro en buscar una resolución abiertamente ingerencista sobre Venezuela que le permita fortalecer a la oposición en una clara muestra de avasallamiento de la soberanía nacional.
Es claro que el pueblo y los trabajadores venezolanos que sufren la situación de extrema crisis económica y el desabastecimiento, como así también la creciente represión y el recorte de libertades de parte del gobierno de Maduro, no pueden esperar nada bueno de la mano de un golpista como Temer, o de un gobierno como el de Macri en Argentina. La oposición venezolana, al igual que la derecha regional, espera su turno para pasar ataques iguales o peores que los que hoy está sufriendo el pueblo venezolano. Sus aliados no están en la oposición de derecha local ni en los gobiernos de la derecha regional, sino entre los mismos trabajadores y los pueblos de América Latina, que como en Argentina y Brasil enfrentan los ajustes y la represión de Macri y Temer.
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