El mantener la producción de petróleo sin cambios es considerada una victoria para los productores del Golfo Pérsico, liderados por Arabia Saudita dentro de la OPEP, frente a los miembros menos fuertes del grupo que, como Venezuela y Argelia, pedían medidas para detener la caída de los precios. Venezuela no esperaba el resultado, más allá de que era bastante probable por la posición que venían teniendo los países del Golfo, y es lo que explica el enojo del Ministro Rafael Ramírez, representante del país en la OPEP.
La decisión de Arabia Saudita según analistas, estaría fundamentada en que si el grupo redujera la producción sin una acción similar por parte de sus competidores, perdería más participación de mercado frente a sus rivales, incluyendo a los productores de esquisto como Estados Unidos y Canadá, a quienes vendría confrontándolos. Pero para el país caribeño, que se encuentra en una complicada crisis económica, la decisión es más que un baldazo de agua fría e implica la necesidad de realizar cambios estructurales.
Por sus reservas en divisas, países como Arabia Saudita y otros productores del Golfo tienen cierto margen para aguantar por un tiempo lo que se ha dado en llamar “guerra de precios”, que estaría provocando una mayor baja de los precios, al buscar los sauditas restar competitividad a algunos proyectos futuros de esquisto debido a los altos costos de producción que impulsan países como Estados Unidos, no así para estados como Venezuela que no cuentan con ese respaldo en su economía.
La última vez que el precio del crudo había estado tan bajo fue en 2008, en medio de la peor crisis económica mundial desde 1930. En 2009, el precio promedio de la llamada cesta OPEP pasó de US$94,45 a US$61,06, incluso en plena navidad de 2008 llegó a US$33, pero eran otros tiempos donde tal caída en los precios no encontró a Venezuela en crisis económica, se venía de una gran acumulación tras el boom anterior, no existía el sobreendeudamiento actual, habían altas reservas internacionales, y aún se mantenía un frente común en la propia OPEP que les permitió lograr un consenso para bajar la producción de petróleo, subir los precios y equilibrar la balanza. Ahora, otros vientos tempestuosos surcan el horizonte, sobre todo para Venezuela que tiene una de las economías menos diversificada de todos los países petroleros, y que pasa por un momento difícil, con un déficit fiscal del 15% y una inflación del 63% anualizada, según cifras oficiales.
La OPEP en el foco
Desde el Wall Street Journal hasta el Financial Times pasando por The Economist entre muchos diarios y semanarios especializados en temas de economía y energía, además de todas las agencias internacionales de prensa, concentraron sus páginas informativas en la reunión de este jueves de la OPEP. Pero mucho más los portales periodísticos y diarios locales de los 12 países que componen este cartel petrolero sobre todo para aquellos que el derrumbe de los precios del crudo los afecta drásticamente por su alto grado de dependencia como es el caso de Venezuela que vive prácticamente de la captación de parte de la renta mundial por el petróleo.
No fue casual que desde el comienzo de la reunión el representante de Venezuela en la OPEP y ministro de Relaciones Exteriores, Rafael Ramírez, haya sido uno de los más ruidosos, lo que ya se expresaba en sus concentrados viajes internacionales durante más de un mes, insistiendo que el mercado está sobreabastecido por 2 millones de barriles. En su contracara, Ali al-Naimi, ministro de Petróleo de Arabia Saudita, que es el líder del cártel y el mayor productor, venía en una negativa de hacer decisivas declaraciones apenas afirmando que esperaba que el mercado del petróleo iba "a estabilizarse con el tiempo". A la propia reunión los sauditas llegaron con la nada agradable noticia para Venezuela que su país como sus compañeros productores del Golfo -los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Qatar– tenían un consenso de no bajar la producción. Mientras que miembros no OPEP como México y Rusia, pero que inciden en el mercado petrolero, no pudieron producir ninguna promesa para podar el exceso de petróleo mundial.
Aunque esta no sería la primera vez que una reunión de la OPEP ha tenido lugar en un ambiente de profunda división, sí es la primera vez en que este bloque de países se reúne cuando en verdad ya no tiene la vieja capacidad de incidir pesadamente en los precios mundiales del crudo. Es que una cosa está clara: el mundo está entrando en una era de grandes cambios en la producción petrolera, y en estos momentos la OPEP no tiene la gran capacidad de otrora de incidir en el mercado mundial, e incluso se habla que luego de la reunión la propia organización ya no será la misma, con divisiones que se intensifican. La OPEP está lejos de ser lo que era como en los años ‘70 y ‘80, cuando tenía la capacidad de dictar precios del petróleo a su piacere y paralizar el mundo con embargos petroleros como fueron los casos de 1973 y 1979. En ese entonces la OPEP controlaba casi el 60% de la producción mundial de petróleo, hoy, la organización solamente es responsable de un tercio de la producción mundial de crudo.
Esta situación a lo interno de la OPEP está llevando también a que cada país internamente comience a luchar por mercados y en condiciones de desigualdad. Si bien Venezuela llegó temprano a posicionarse en Asia con su entrada fundamentalmente en China frente a la eventualidad de que se le cerrara el mercado norteamericano, se enfrenta con que la propia Arabia Saudita también pelea por ese mercado con grandes diferencias, entre ellas, los bajos costos en producirlo, tener un petróleo liviano y la cercanía con la región que reducen los valores de transporte.
“Vienen tiempos difíciles”
“Vienen tiempos difíciles, tiempos complicados del punto de vista del mercado petrolero” había afirmado el miércoles 26 el recién nombrado presidente de PDVSA, Eulogio Del Pino, un hombre también considerado fiel a Ramírez, aunque su afirmación de que “estamos preparados para los peores escenarios" es difícil de sostenerse pues no se está frente a movimientos coyunturales en el mundo petrolero sino de importantes transformaciones.
Por su parte Nicolás Maduro ha estado intentando enviar mensajes de “tranquilidad, control y estabilidad” con el objetivo de minimizar la percepción de crisis profunda que puede desatar la caída de los precios del petróleo en el país. “El petróleo puede bajar hasta 40 y yo garantizo a este pueblo todos sus derechos sociales, a la educación, a la salud, a la alimentación, a la vida, Venezuela tiene garantizados sus recursos para seguir prosperando”, afirmó el Presidente el pasado 17 de octubre.
Pero la realidad y la experiencia indica lo contrario: durante el bienio recesivo del 2009 y 2010, producto de la caída de los precios del petróleo, sobresalieron medidas de ajuste como el IVA, se pararon las inversiones y se congelaron los convenios colectivos laborales. Y esto en una situación en la que no se venían arrastrando problemas económicos, al menos no en el nivel de profundidad que afronta actualmente el país, siendo que dos temas vuelven a rondar, la devaluación y el aumento del precio de la gasolina, entre otras, aunque se debe tomar en cuenta que en el 2015 hay elecciones parlamentarias, lo que le complica el escenario si toma medidas antipopulares.
Hasta el momento, en medio de la situación crítica económica que Venezuela vive, el gobierno de Maduro ha venido corriendo la arruga al menos para concluir el año, pero frente al panorama de la caída de los precios del crudo, los meses venideros difícilmente no se deparen con mayores dificultades, y severas medidas de ajuste puedan avecinarse. Frente a esta situación los trabajadores deben prepararse que no se descargue sobre sus espaldas la crisis económica. |