La acusación de los dueños de la empresa JBS (mayor frigorífico brasileño de Latinoamérica), sobre el pago de sobornos que involucran directamente al presidente Temer, que fue aceptada por el juez que lleva el caso Lava Jato, comprueba lo que todos los brasileños ya saben. Temer no es solo un enemigo de nuestros derechos, queriendo atacar a las jubilaciones, los derechos laborales, la salud y la educación. Es un corrupto. La noticia es una bomba política y los analistas empiezan a especular sobre si Temer está en condiciones de continuar en su cargo. Los trabajadores necesitamos aprovechar esta crisis para tirar abajo no solamente al presidente golpista sino para derrotar por completo sus ataques y planes de ajuste.
Por eso es urgente que las centrales sindicales le pongan ya mismo fecha a una nueva huelga general. Una huelga general que sea preparada para luchas consecuentemente hasta tirar a Temer y sus reformas. La justicia y los medios pueden cambiar de posición y empezar a actuar para sacarse de encima a Temer, pero van a aplaudir y defender su legado, y las reformas en curso.
Necesitamos unir con nuestra lucha los dos objetivos. La entrada en escena de los trabajadores puede tirar al gobierno y acabar con la reforma laboral y previsional.
Para el 24 de mayo ya estaba convocada una acción bajo la consigna de "Ocupación de Brasilia". Necesitamos tomar esa jornada en nuestras manos, organizando comités en cada lugar de trabajo para ir masivamente a la capital del país. Exigir a cada central y sindicato micros y paros para organizar una gran acción ese día. El 24 puede ser parte de un plan de lucha para tirar abajo todas las medidas, y debemos exigir a las centrales sindicales que llamen urgente a una nueva huelga general con esos objetivos.
Los trabajadores podemos avanzar en mucho más que tirar abajo a Temer y derrotar las medidas de ajuste. Podemos organizar la elección urgente de constituyentes que revoquen todas las medidas del gobierno golpista, impongan medidas para que los capitalistas sean quienes paguen la crisis como el no pago de la deuda, estatización bajo control de los trabajadores de las empresas criminalmente privatizadas por Fernando Henrique Cardoso, Lula da Silva, Dilma Rousseff y Michel Temer. En una nueva Constituyente podemos dar una respuesta a los privilegios y desmanes de los políticos y del poder judicial que han avanzado en la represión a los derechos de manifestación y huelga. En una nueva Constituyente podemos imponer que todos los casos de corrupción sean juzgados por jurados populares para impedir la impunidad, imponer que todos los cargos sean elegibles y revocables, incluso el de juez, y que todos ganen lo mismo que una maestra.
Para nosotros, anticapitalistas y revolucionarios del MRT, una Constituyente como esa es parte de la batalla para que los trabajadores vean la necesidad de superar el capitalismo e imponer un gobierno obrero de ruptura con el capitalismo. | 
