Los “intelectuales” al servicio de las clases dominantes suelen optar entre dos definiciones a la hora de precisar qué es la “democracia”. Están aquellos que hacen énfasis en las cuestiones procedimentales, dejando en un segundo plano cómo se resuelven las necesidades sociales. Es decir, en que haya elecciones cada tanto, la división de poderes, etc. En éste grupo suelen estar los neoliberales que han “abrazado” las elecciones luego de apoyar tantas dictaduras.
Por otro lado, están aquellos que hacen hincapié en resolver las necesidades sociales más allá de cómo se hace. Suelen ser intelectuales populistas que apoyan a empresarios “patriotas” puesto que estos generan trabajo, riqueza y bla, bla, bla. Estos intelectuales populistas suelen “florecer” cuando el movimiento de masas aparece en escena o, al menos, cuando está cuestionando a los poderes actuales. En general, esos intelectuales burgueses coinciden, desde hace más de 30 años en que las diferencias políticas se diriman urnas mediante.
Ni urnas, ni el pueblo. Tribunal Constitucional para todo
Las disputas, en el Estado español, entre el poder central y amplias franjas del pueblo catalán se ha judicializado casi desde el principio. El pueblo catalán lleva más de cinco años pidiendo votar en un referéndum. Y, el Régimen del 78 responde con que la Constitución no contempla esa “eventualidad”. Rajoy y la oposición dirimen todo a través de los 12 miembros del TC.
Tan grave es la tensión que el Tribunal Constitucional, con el apoyo del Gobierno de Rajoy y la Fiscalía, y la aprobación del PSOE y Ciudadanos, ha inhabilitado a Artur Mas, Joana Ortega, Irene Rigau y Francesc Homs por haber hecho la “movilización participativa” del 9N. Y, ahora la fiscalía ha puesto una querella contra Meritxell Borràs, consellera de Governació y Francesc Esteve, secretario general, por licitar la compra de 8000 urnas. Ahora, la “democracia” del Estado español prohíbe la compra de urnas.
La Generalitat inició el proceso de licitación para comprar las urnas por unos 200.000€. Esta licitación se realiza desde la Conselleria de Governació que es la encargada de realizar los procesos electorales. La forma en que se da es para evitar que los presupuestos están suspendidos y disponer de la herramienta para realizar la compra a la brevedad.
La Fiscalía en su querella esgrime los cargos de desobediencia, malversación y prevaricación. Cargos que no se sostienen por ningún lado. En primer lugar, cualquier autonomía puede comprar urnas para realizar las elecciones propias como está contemplado en los Estatutos correspondientes. No se puede hablar de desobediencia (¿a quién?), tampoco de malversación de fondos públicos (¿es que son muy caras?) y menos de prevaricación.
La Fiscalía está condenando la celebración del Referéndum antes de que se celebre. Esto sí que es abrir el paraguas antes de la lluvia, o, como se dice en Catalunya, “posar la vena abans de la ferida”. Está claro que el Gobierno español dirimirá cualquier asunto a través del Tribunal Constitucional. Un puñado de jueces que el pueblo no eligió decidirá el destino de 46 millones de personas. Cualquier cosa que haga el Govern será estudiado y querellado por la fiscalía.
El Govern del “como si”
Esta guerra de baja intensidad se debe, por un lado, a la debilidad del Gobierno central que es incapaz de imponer sus tesis ya que no tiene apoyo popular en las calles. Y, por otro, porque los representantes políticos del pueblo catalán no quieren promover la movilización del mismo por miedo a que la movilización vaya más allá de sus propósitos. Junts pel Sí está empeñada en buscar un Referéndum pactado con el Estado. Algo que saben es imposible.
El Referéndum pactado es la fórmula que Junts pel Sí tiene, al igual que Catalunya Sí que es Pot, para parecer que quiere celebrarlo de cara al pueblo. Sin embargo, el PDeCAT y ERC llevan marcando el paso en el lugar desde el principio. Tienen pánico a convocar un verdadero Referéndum vinculante. Sólo quieren conseguir más prebendas por parte del Estado. Antes que nada, ellos son representantes de la gran burguesía catalana y la pequeña. Y, como tales defienden todos los negocios que las burguesías catalana y española tienen en común.
Sin embargo, una gran parte de la sociedad catalana no se contentará con mayores inversiones (que por otra parte se la quedarán los empresarios). Hace ya varios años que alrededor del 80% quiere votar sobre la independencia. Según las encuestas del CIS, hay entre 40-50% de la población que quiere la separación. Y, las pocas manis convocadas los 11S de cada año son masivas. Si la antigua Convergència y ERC se bajan de esto corren el riesgo de ser marginales o pisoteados por el pueblo. Ellos son los partidarios del “como si”.
Cada día está más claro para amplios sectores de la sociedad que el Referéndum no podrá ser pactado con Madrid. No hay nadie que lo quiere pactar. No solo eso, sino que la política del Gobierno central, las instituciones y la oposición, es de castigar al pueblo catalán cada vez que pueden. El Referéndum solo podrá ser efectivo y vinculante si es unilateral.
Hasta ahora el llamado bloque soberanista se ha conducido respetando las estrechísimas reglas de juego que el Régimen y la Constitución del 78 imponen: no reconocen las naciones, ni su derecho a separarse, judicializan la política, etc. El Referéndum solo podrá ser efectivo y vinculante si se desobedece a las reaccionarias instituciones que nos impusieron comenzando por el Monarquía restaurada por Franco y la Transición.
La antigua Convergència y Esquerra Republicana no rompen con el Régimen. Para ello deberían apoyarse en la movilización popular. Sin embargo, su política es la contraria. Desde la ANC y Òmnium han limitado las movilizaciones a los 11S y han llevado la política hacia las instituciones. El Referéndum solo podrá ser efectivo y vinculante si se apoya en la movilización de las masas contra el reaccionario Régimen del 78 que deja la resolución de la Cuestión catalana en mano de 12 magistrados conservadores.
Lamentablemente la dirección de la CUP y la de los Comunes han sido comparsa de ésta política, más allá de críticas puntuales. Ellos deben romper los pactos impotentes con Junts pel Sí y abandonar el callejón sin salida al que nos han llevado. El Referéndum se hará contra la voluntad del Régimen del 78 y por medio de la conquista del poder por la clase obrera y el pueblo pobre. En esa lucha encontraremos como aliados a los trabajadores y los pueblos de todo el Estado.
Es esta lucha la que permitirá realizar un Referéndum de autodeterminación en Catalunya y buscar una unión entre los pueblos libre y voluntaria. Una verdadera Federación de Repúblicas Socialistas Ibéricas. |