El ex gobernador regional del Cusco que también fue referente del partido nacionalista de Humala, Jorge Acurio, fue detenido en la ciudad Imperial por el cobro de 1 millón 250 mil dólares de los 3 millones que le solicitó en forma de soborno a la empresa Odebrecht, a cambio de beneficiarla con la licitación de la obra “Vía Expresa”, evaluada en 400 millones de dólares. Se abre la investigación.
Anteriormente el funcionario del ex presidente Alan García, Edwin Luyo, fue acusado de recibir una coima de 7 millones de dólares por parte de la constructora para la habilitación de la obra del metro de Lima. A su vez, la oposición larga sus hipótesis acerca del actual presidente PPK y su participación en la aceptación de sobornos, o al menos su implicancia, por sus anteriores cargos de Ministro de Economía y Primer Ministro en el Gobierno de Alejandro Toledo.
Ahora es el turno de Jorge Acurio. Se suma uno más a la lista de sospechosos y culpables del caso de corrupción más relevante de las últimas décadas de la región sudamericana, que influye en la gran crisis política actual de Brasil.
Jefes de Estado, funcionarios públicos, empresarios, banqueros, secretarias y secretarios, es interminable el conteo de involucrados. Por su parte, la prensa burguesa -los grandes medios de comunicación- presenta el caso Odebrecht como una cuestión moral y ética de la acción individual de cada gobernante, intentando disimular algo que depende de un mecanismo propio del sistema mundial actual y su organización capitalista. Imposible confiar, paradójicamente, ellos por ley pueden derogar o promulgar cualquier medida que los favorezca.
Rebobinemos. Desde 1980 una empresa constructora brasileña llamada Obedrecht (Marcelo Obedrecht su presidente) realizó de forma continua y burocráticamente encubierta coimas y sobornos a distintos funcionarios, de doce Estados burgueses de diversas regiones. El objetivo era puntual, que estos le permitieran la documentación necesaria para construir las obras de mayor envergadura en sus respectivos países y así asegurarse los mejores negocios. En otras palabras, los hombres y mujeres que vota la gente para que administren los bienes y recursos públicos, acaban lucrando fortunas con sólo firmar papeles de autorización por atrás de todos sus electores, para ampliar sus ganancias, ya que pareciera que las sumas altísimas de sus salarios privilegiados no les basta. ¿Qué haría usted con el sueldo de un político?
En la historia siempre hay cuerpos
Cuando Marx y Engels perpetuaron que la historia y su motor es: la historia de la lucha de clases; señalaban, entre otras cosas, la importancia fundamental de la acción de los hombres y mujeres en la vida real, cotidiana, dándole giro a los acontecimientos históricos con sus propias manos. Estos casos de corrupción no deben olvidarse y naturalizarse, o en otro orden, naturalizarse y luego olvidarse. Esto nos demuestra la hipocresía de los funcionarios de los Estados latinoamericanos. Tanto así, los autoproclamados “progresistas”; partidos reformistas caracterizados por sus constantes traiciones al conjunto de la clase trabajadora, descansan en la idea de ir otorgando victorias parciales, esporádicas y con intenciones demagógicas -como los casos de Argentina, Bolivia o Ecuador, mediante distintos métodos de burocratización de sus organizaciones sindicales y sociales-. Por otro lado, los casos de Colombia y el mismo Perú, donde también funcionarios públicos de alto rango se vieron implicados en diversos hechos de corrupción, siendo el caso Odebrecht uno de los más relevantes.
Son las manos de los grandes propietarios y funcionarios públicos las que saquean diariamente a toda la humanidad en su conjunto, por eso necesitamos que sea la mano gigante del trabajador y la trabajadora mundial la que luche sin descanso por aniquilar la palabra corrupción del lenguaje político social. |