Donald Trump se levantó este viernes y como si no existiera la enorme crisis política desatada tras haber despedido al director del FBI, usó las red social Twitter para anunciar su viaje a Medio Oriente y Europa.
"Preparándome para mi más importante viaje al exterior. Voy a proteger duramente los intereses estadounidenses - Que es lo que me gusta hacer!"
Es uno de los mensaje más optimistas de Trump en los últimos días, tratando de huir de los fantasmas que lo acechan por sus relaciones con Rusia y los supuestos pedidos al exdirector del FBI, James Comey, para que no investigue a su exasesor de seguridad nacional, Michael Flynn. En los días previos Trump había denunciado que existía una "caza de brujas" en su contra, que los medios lo trataron peor que a cualquier presidente en la historia, e incluso que si otros presidentes también habían realizado acciones ilegales por qué solo lo investigaban a él.
Con este panorama de fondo Trump inicia la gira oficial a Medio Oriente y Europa enfocándose en la "agenda de política exterior de la Casa Blanca".
Trump volará a Arabia Saudita y la próxima semana pasará por Israel, Bélgica e Italia. El viaje fue anunciado como una oportunidad para visitar lugares sagrados para tres de las principales religiones del mundo, así como reunirse cara a cara con líderes árabes, israelíes y europeos.
Sin embargo el panorama en Medio Oriente puede que tampoco sea del todo cómodo para Trump. Rusia calificó este viernes de "totalmente inadmisible" un ataque perpetrado el jueves por aviones de la coalición internacional liderada por Estados Unidos contra posiciones de las fuerzas gubernamentales sirias cerca del paso Al Tanf, en la frontera con Irak.
Esto amenaza con recalentar las relaciones de las principales potencias imperialistas y regionales que intervienen militarmente en Siria. Además de tensar nuevamente las relaciones entre Rusia y Estados Unidos, vuelve a poner a Siria en el centro del escenario geopolítico donde se dirime colateralmente la disputa regional entre Arabia Saudita (país que Trump va a visitar, y uno de los principales aliados de Estados Unidos) e Irán, que interviene junto con Rusia en apoyo al régimen de Assad. Adicionalmente la controversia se da el mismo día en que se están celebrando elecciones presidenciales en Irán entre el actual presidente moderado Hasan Rohaní, y el clérigo conservador Ebrahim Raisí. El ataque denunciado por Rusia sobre Siria puede ser tanto la carta de presentación de Trump, antes de pisar la región, como un nuevo problema (ahora externo) que se sume al caos domestico que intenta dejar atrás.
En lineas generales Trump sería bienvenido en Riad y Jerusalén, pero sus posturas sobre el acuerdo nuclear de Irán, la OTAN y el acuerdo de París sobre el cambio climático podrían generar tensiones con sus pares europeos.
Más allá de los deseos de Trump y del alarde sobre su gira internacional, en Estados Unidos los acontecimientos seguirán su curso. El Departamento de Justicia acaba de nombrar al abogado Robert Muller, exdirector del FBI entre 2001 y 2013, para que lleve adelante la investigación sobre las relaciones entre la campaña de Trump y Rusia antes y después de las elecciones. Por su parte el frente republicano en el Congreso se ha venido fisurando en la última semana obligando a que las comisiones de Justicia e Inteligencia del Senado tengan que ofrecer a Comey la posibilidad de comparecer en forma pública y privada para declarar sobre el intento de Trump de evitar la investigación sobre Rusia.
A pesar de su optimismo, es probable que Trump reciba muy malas noticias desde casa en medio de su viaje por el exterior.
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