Es 25 de mayo de 1857. En las décadas que siguen el país habrá de adquirir la fisonomía propia del desarrollo capitalista y en ese contexto avanzará la organización de la clase obrera argentina -urbana, concentrada-. Pero en este día, en Buenos Aires, ya se funda la Sociedad Tipográfica Bonaerense.
Los primeros inmigrantes comienzan a llegar y se van agrupando no solo según su nacionalidad; también lo hacen según su oficio. Son zapateros, panaderos, carpinteros, todos lejos de su tierra y que traen muchos de ellos una tradición militante en la izquierda. Se fundan las primeras asociaciones obreras. La más temprana es justamente esta, la de los gráficos, los tipógrafos modernos.
La primera organización obrera
La Sociedad Tipográfica Bonaerense reunía a los trabajadores de los diferentes oficios relacionados con la producción y la venta de los materiales impresos, “con el propósito de defender los intereses de los trabajadores gráficos, promover el adelanto del arte tipográfico y proteger a los que necesitaban auxilio justo”. Así lo planteaba su declaración de principios. Catorce años después, para 1871, la Sociedad contaba con una biblioteca abierta a la comunidad, una de las primeras bibliotecas obreras, que llegó a tener más de diez mil ejemplares. También entablarán contacto con los obreros españoles, a través de la sección de aquel país de la Asociación Internacional de los Trabajadores (más conocida por nosotros como la Primera Internacional, que había sido fundada por Marx y Engels).
Van pasando estos primeros años y el capitalismo va tomando su fisonomía en Argentina, y junto a él nuevas oleadas de inmigrantes habitan frigoríficos y fábricas, los ferrocarriles y el puerto. También crecen la prensa escrita y sus imprentas. En 1861 en la ciudad ya se podían contar alrededor de 24 imprentas y un centenar de tipógrafos. Hacia el año 1879 existían aproximadamente 33 talleres de tipografía en los que trabajaban casi 600 obreros, de los cuales algunos eran italianos, españoles, uruguayos, franceses e ingleses. A este paso las asociaciones obreras se renuevan e interpretan un novedoso papel en el conflicto social: convocan actos, mítines, manifestaciones; son parte activa en la organización de muchas luchas obreras. Como a las de los demás, a la de los tipógrafos le tocará un papel central.
La primera huelga y el internacionalismo de los trabajadores
Corre el año 1878 y los dueños de los medios periodísticos no aceptan las demandas de actualización salarial que reclaman sus trabajadores. Encima, intentan prolongar las ya extenuantes jornadas. En asamblea, los trabajadores deciden ir al paro, esta primera huelga de tipógrafos es la primera huelga del país, que es convocada por la Unión Tipográfica, nacida de la ruptura de la Sociedad como una rama gremial. Las patronales cuentan con el respaldo y la colaboración de los medios de prensa y buscan doblegar la huelga contratando tipógrafos de Montevideo. Fracasan. Los trabajadores encuentran a sus hermanos de clase del otro lado del Río de la Plata. Ellos son parte de una tradición que está en su esplendor en el movimiento obrero por aquellos años, el internacionalismo. Se niegan a colaborar y hacen un manifiesto público “…saludamos y aplaudimos la trascendental huelga bonaerense”. Casi 40 días dura la huelga, que paraliza la publicación de diarios. Finalmente imponen sus demandas; salariales sí, pero también en lo que hace a la vida de las familias obreras: los niños empleados serán reemplazados de ahí en más por mayores.
La huelga general y la fundación de la FGB
Llegados a los primeros años del siglo XX, más precisamente a 1906, nos encontramos con numerosas huelgas de trabajadores con reclamos salariales y de condiciones de vida, y cuatro años de aplicación de la Ley de Residencia. Son tranviarios, panaderos, mecánicos y fundidores, peluqueros, cocheros, constructores de carruajes y ferroviarios. Entre ellos también están los trabajadores gráficos que van a la huelga. Están divididos en dos gremios, pero coordinan un movimiento de lucha común y forman un comité de huelga unitario. Las patronales responden con lock out, un cierre masivo de talleres y establecimientos. Pero la huelga se prolonga. Logran varios de sus reclamos y forman, por vez primera, una comisión de negociación paritaria y consiguen un convenio colectivo para toda la rama. El 3 de mayo de 1907, producto de esta batalla, los trabajadores tipógrafos fundan la Federación Gráfica Bonaerense, que agrupará a todos los trabajadores de la rama, y ya no por oficio como eran las primeras asociaciones de trabajadores.
160 años después
Aquella primera asociación no fue algo aislado. Se fundó en la primera tradición del movimiento obrero internacional que marcó a la clase trabajadora argentina por más de 70 años, hasta la llegada del peronismo. Durante los primeros años de organización del movimiento obrero, en sus métodos de lucha y su ideología se ve el enorme peso de los trabajadores inmigrantes con una fuerte impronta de las corrientes de izquierda, aportando a la construcción de una vanguardia con una gran experiencia de organización. Su internacionalismo, su combatividad, y la independencia política fueron sus sellos distintivos. De estas, las mejores tradiciones de la clase trabajadora, se nutren hoy las experiencias obreras como la de MadyGraf, ex Donnelley, que ante el cierre de la planta hace casi tres años, pelearon para mantener su fuente de trabajo poniéndola a producir bajo gestión de sus trabajadores y lograron la creación de una juegoteca.
Te puede interesar: “Para superar al peronismo hace falta recuperar la historia obrera argentina” |