Fotografía: El retrato de hoy
Como se informó en la mañana del viernes, a través de un comunicado de la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina se supo que el empleado de Atucha de Zárate y secretario adjunto de Luz y Fuerza de esa región, Damián Straschenco , había sufrido la contaminación de su cuerpo con líquido radiactivo “producto de un acto deliberado y malintencionado” y que la propia empresa había radicado “la denuncia penal correspondiente en el juzgado federal de Campana”.
Si bien según el parte médico Straschenco se encuentra “en buen estado de salud”, el caso produjo revuelo ya que el dirigente gremial habría sufrido la introducción del veneno en su botella de agua mientras se encontraba trabajando.
El hecho habría ocurrido el 9 de mayo y el primer indicio del envenenamiento se habría producido cuando “los equipos que controlan el ingreso y egreso del personal del Complejo Nuclear Atucha detectaron la contaminación por radiación”, según el comunicado de la empresa.
Una vez dado a conocer el hecho, desde la CTA Autónoma que conduce Pablo Micheli emitieron un comunicado propio en el que denuncia “el envenenamiento del compañero” y plantea que este “intento de homicidio responde al amedrentamiento que se acostumbra a realizar a los compañeros y compañeras que se encuentra en lucha”.
“Repudiamos enérgicamente este lamentable episodio, nos solidarizamos con los compañeros de Atucha y denunciaremos este caso ante los organismos nacionales e internacionales correspondientes ya que se ha atentado contra lo más preciado que tiene cualquier ser humanos que es el derecho a la vida”, finaliza el comunicado firmado por Micheli, José Rigane y Hugo Blasco, todos miembros de la conducción de la CTA Autónoma.
Ayer a la tarde, en diálogo con Radio 10 de Buenos Aires, el mismo Straschenco dijo estar “físicamente bien pero asumiendo esta triste realidad que me toca”. Y reiteró que lo que sufrió fue un “hecho adrede”. Según el dirigente sindical el agua pesada que consumió sin saber, con alto contenido de deuterio, “no me podría haber matado por la cantidad, pero sí dejar daños a nivel celular, ADN y cromosomas”.
Si bien por un lado Straschenco no tiene sospechas acerca de la autoría del atentado, por otro lado el hecho conmocionó a gran parte del mundo sindical y a gran parte de los 1.600 trabajadores de Atucha. Es que, como se leyó en una nota de Ámbito.com del mismo viernes, “el episodio es inédito en los 62 años de historia de la energía nuclear en la Argentina y pone en evidencia una violación a los estrictos protocolos -internacionales- de seguridad en la empresa”. |