Foto Mario Frías Casado
El lunes, en una nueva audiencia del juicio contra Carlos “el Indio” Castillo y Juan José “Pipi” Pomares, dos de los asesinos de la Concentración Nacional Universitaria (CNU), las declaraciones testimoniales hicieron referencia a casos que de víctimas de la CNU que, si bien no constituyen casos de este juicio fragmentado y parcial, son fundamentales para demostrar el accionar de la banda parapolicial de la derecha peronista.
Los testigos de esa nueva audiencia fueron Graciela Raison, Ariel Alberto Suárez y Luis Ricardo Córdoba.
En referencia al carácter del proceso judicial, la abogada querellante Luz Santos Morón, miembro del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH), manifestó que “una vez más, como venimos denunciando los organismos de derechos humanos nucleados en Justicia Ya!, el recorte de la realidad realizado por la justicia perpetúa la impunidad a más de 40 años de los crímenes aberrantes cometidos por este grupo paraestatal”.
En la audiencia del lunes, tres testigos relataron la brutalidad de la patota de la CNU, la impunidad con la que actuaban al amparo de todos los poderes del Estado y las consecuencias que irradia el genocidio sobre los familiares sembrando miedo y muerte.
Además viene quedando demostrado en las audiencias el derrotero de los familiares golpeando puertas del Estado, como el Poder Judicial, puertas que al igual que en plena dictadura se encontraban cerradas.
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“En la camisa de Daniel conté entre 16 y 19 balazos”
Graciela Raison es hermana de Daniel Raison. Vivían juntos en Berisso, con su mamá y su tía. Daniel estaba estudiando Ingeniería y estaba por casarse. Había comenzado a trabajar en Propulsora Siderúrgica de Ensenada tres meses antes de su homicidio, perpetrado el 19 de Febrero de 1975.
Raison recordó ante el Tribunal que vivían “en una casa humilde, era una casa en un pasillo. De pronto se escucharon golpes fuertes y decían que abrieran que era el Ejército. Era como un malón, tenían armas FAL, entraron como tropel, vestidos de verde, eran entre diez y quince personas. Tuve mucho miedo. Me pusieron contra una ventana. Yo estaba en camisón, me taparon con una sábana. En el operativo robaron todo, robaron hasta que se cansaron”.
Un amigo de su hermano Daniel, que era concejal de Berisso, reconoció el cadáver. Le dijo que lo habían tenido que lavar porque no se reconocía. Cuenta que a ella le mostraron unas fotos donde Daniel estaba junto a Alcides Méndez Paz, trabajador del Astillero Río Santiago también asesinado por la CNU, boca abajo, la cara sobre una zanja y las manos atadas atrás. También le mostraron la ropa de Daniel, una camisa mangas cortas en la que contó entre 16 y 19 agujeros de los balazos.
“Como pude intenté llevar la muerte de mi hermano. Lo único que hice fue estudiar. Estoy en busca de una respuesta, por eso estoy hoy acá”, sintetizó Graciela.
Foto Joaquín Díaz Reck
“Es vox populi que Pipi se dedicaba a reventar gente”
Ariel Alberto Suárez, el segundo testigo del lunes, es hijo de Luisa Marta Córica, trabajadora del hipódromo, poeta, delegada y militante asesinada por la CNU en abril de 1975.
Él tenía diez años cuando asesinaron a su madre. “Estoy acá por su memoria. Espero que sea para condenar a los responsables”, manifestó emocionado. Suárez recordó que en los momentos previos al crimen de su madre la familia sufrió intrusiones en la casa por parte de la CNU, como parte del hostigamiento, las intimidaciones y las amenazas que sufrió su madre.
“¿Qué vamos a hacer si el Indio te mata?”, contó que le dijo una vez a Luisa, e referencia al nombre que sonaba todo el tiempo como uno de los cabecillas de la banda. “Creo que ese día mi mamá se dio cuenta lo que sufría yo también”, relató.
A Luisa la secuestraron en la estación de trenes de La Plata cuando salía de trabajar del hipódromo que queda a dos cuadras. Ariel cuenta que “se la llevaron de la estación en un operativo de seis hombres, según algunos relatos, está contado en el libro de la CNU”, escrito por los periodistas Daniel Cecchini y Alberto Elizalde Leal.
Suárez reconoció en fotografías, años después de los hechos, a quienes amenazaban a su madre: el Indio Castillo, Ricardo Calvo, Supera y Tony de Jesús. Los dos últimos se jubilaron hace poco tiempo en la Cámara de Diputados. Con respecto a Juan José Pomares el testigo manifestó que “es vox populi que se dedicaba a reventar gente. Muchas personas, muchos compañeros de mi madre, dicen que fue Pipi el que intervino en el asesinato de mi madre. Pipi Pomares trabajaba en la Cámara de Senadores (de la Provincia de Buenos Aires) y yo trabajé en la Legislatura. Mucha gente en la Legislatura me brindó su apoyo y solidaridad. Estamos hablando de una ciudad donde hubo un exterminio”.
“En la Unidad 9 se paseaban entre nosotros pero no estaban detenidos”
El último en declarar el lunes fue Luis Ricardo Córdoba, trabajador jubilado del Astillero Río Santiago que actualmente espera su jubilación. Fue delegado y parte de la elaboración del Convenio Colectivo de Trabajo de la fábrica en 1975.
Córdoba estuvo detenido antes y después del golpe genocida de marzo de 1976. Fue liberado en 1977. Antes del golpe estuvo detenido en la Escuela Naval y en la Unidad 9 de La Plata, donde estuvo en contacto con integrantes de la CNU y cuenta cómo los mismos se manejaban con total impunidad al interior de la unidad.
“Sabíamos que existía el accionar de un grupo de personas, una banda que se dedicaba a secuestrar, a robar, vulnerar los domicilios y en muchos casos a matar. Al estar en la unidad 9 ingresaban y salían a caminar con nosotros el grupo de la CNU. El Indio Castillo, el Pipi Pomares, el Tony de Jesús y algunos más. No estaban en la celda de los pabellones donde estábamos nosotros, ellos se acercaban en el patio. No me consta que estuvieran detenidos. En un momento uno de ellos me muestra un reloj y me dice que es de Pedro Gutso, quien había sido asesinado por ellos. Luego supe por los familiares de Pedro que la banda había robado joyas y relojes. El Indio mostraba credenciales de la marina, del ejército, de varios lugares. Se manejaron de esta manera, con esa impunidad.”
El testimonio de Luis Córdoba fue contundente respecto de los casos conocidos en la zona en los que intervino la CNU amenazando, secuestrando y matando a obreros combativos. Asimismo reconoció haber visto a Castillo y Pomares en la Legislatura provincial. Y al último lo vio como empleado en la Municipalidad platense durante la gestión de Julio César Alak. Quedó claro que ambos fueron amparados por el Partido Justicialista y durante años ejercieron funciones.
La próxima audiencia será el día 7 de Junio a las 10hs en la sala del primer piso del edificio de calle 8 entre 50 y 51. |