Luego de dos meses de espera, de idas y venidas, con conciliación obligatoria, finalmente se cerró la paritaria de la UOM.
Caló arrancó diciendo que era imposible bajarse del 30%, que iba a dar una batalla encarnizada ya que nuestro salario empieza, en muchos lugares, a partir de los 8500 mil pesos. Pero otra vez, era sólo una posición guerrerista de las cúpulas sindicales que sacan los fuegos de artificio cuando las cámaras apuntan y terminan tranzando por dos mangos para los trabajadores entre gallos y media noche.
Aceptaron un aumento del 22% en dos tramos, y dos montos no remunerativos por única vez (ya nos vamos desilusionando con el aguinaldo y las vacaciones) que dejarían el porcentaje en un 25%.
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El kirchnerista Caló abandonó antes de arrancar
Caló nos llamó a parar media hora por hora de trabajo, pero diciendo que no se podía incluir el pago de las horas caídas como parte de la medida.
Un abandono antes de empezar la carrera, es sabido que una medida así iba a ser desgastante, que nos iba a hundir todavía más en las deudas del día a día.
No querían exigir el pago de horas caídas, porque no tenían intenciones de parar ni un sólo día, y así fue.
Los burócratas sindicales, se ofrecen voluntariosos a cumplir con las expectativas del gobierno, a pesar de la fuerza que había mostrado el movimiento obrero en la marcha del 7 de marzo y el paro del 6 de abril, acatan el techo del miserable 20% a las paritarias. Hasta el momento de las 13 paritarias que ya arreglaron arrojan un promedio de 22,2%.
Córdoba quiere salir a la cancha o estamos jugando a nada?
Acá en córdoba, el jefe de los metalúrgicos Rubén Urbano se lava la cara diciendo que llamó a pedir el 40% en el congreso de la UOM y que no le hicieron caso. Agita con que es la única seccional que salió a la calle.
Ayer se estuvieron movilizando en el centro de la Cuidad sólo con los cuerpos orgánicos, planteando el rechazo al acuerdo nacional.
Pero ni un intento de llamado a marchar a contra turno, ni que hablar de hacer un abandono de tareas. Cuando en varias fábricas, el mandato fue participar de la marcha, y movilizarse tanto por la mañana como por la tarde.
La marcha fue impulsada por sectores de trabajadores disconformes que no querían quedarse de brazos cruzados, o soportar un nuevo descuento de sueldo viendo que la dirección del sindicato no iba a pelear en serio.
No se proponen una pelea real por nuestro sueldo en una provincia que está atestada de fabricas metalúrgicas, con miles de operarios y operarias que laburamos desde hace años con salarios de hambre. Ni se imaginan lo que es sobrevivir con un sueldo como el nuestro, lo que es ser jefa o jefe de familia, siendo que la línea de la pobreza es de 15.300 pesos.
Cuando peleamos, lo tenemos que hacer solos y por empresa, como el caso de Weg, donde desde hace dos meses se implementan medidas reales, salidas desde las bases, en asambleas que hasta voltearon dos delegados que estaban “borrados” y que en cada paro se exige el pago de las horas caídas.
Hoy la pelea sigue en píe, y es por sacar un aumento por encima de esta miserable paritaria.
O el caso de la ex Valeo que, ante la traición del gremio y los despidos a los más activistas, los trabajadores solos, pasando momentos durísimos, continuaron una enorme pelea donde, no sólo fueron reincorporados, sino que uno de ellos fue elegido delegado por sus compañeros.
Como estas peleas, hay cientos que por fábrica se hacen sentir, porque un vecino, un conocido, o un familiar trabajan en otra metalúrgica, y la situación es en todas igual.
Unamos los reclamos de los metalúrgicos, que no sea una pelea por fábrica
Sobre esta base tenemos que organizar una verdadera oposición a las dirigencias tradicionales. Tomar los planes de lucha en nuestras manos y redoblar las medidas decididas en asambleas resolutivas, que las horas caídas también sean parte del reclamo.
Necesitamos un salario básico igual a la canasta familiar y el pase a planta de todos los trabajadores de las metalúrgicas.
Las marchas de los metalúrgicos deben estar plagadas de grafa, gritos, y mandatos de asamblea que se expresen en la calle, no encabezada por tipos de saco y corbata. |