A las divisiones que se venían dando hacia el interior del chavismo, expresadas centralmente en las declaraciones de la Fiscal General Luisa Ortega Díaz y otras personalidades políticas, se comienza a observar una tensión política en el propio gobierno que estaría expresando una línea más confrontativa y otra que buscaría canales para una salida negociada. Detrás de estas divisiones estarían las discrepancias sobre cómo manejar la represión y administrar la crisis política a más de 70 días de iniciadas las movilizaciones y en una situación de “empate catastrófico” entre el gobierno y la oposición.
Desde el último domingo han salido a la luz pública divisiones por arriba entre el ministro de Defensa, el General en Jefe Padrino López por un lado, que hizo un llamado a la Guardia Nacional a “no cometer atrocidades”, y por el otro el ministro de Interior y Justicia, Mayor General Néstor Reverol, y otras importantes figuras del chavismo como Diosdado Cabello o Darío Vivas, que empujarían a una mayor escalada en la represión.
Las divisiones que surgen no se tratan de una cuestión de “respeto a los derechos humanos”, como lo quiere presentar Padrino López (que es responsable de la represión en curso), sino de las diferencias sobre cómo lidiar con la crisis política o qué línea termina de imponerse en las altas esferas del gobierno.
Esto explica las declaraciones del ministro de Defensa, que este martes salió a “exhortar” a los funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana “a respetar los derechos humanos”, sosteniendo que quien se comporte alejado de la "línea de Estado" deberá "asumir su responsabilidad". En el acto con militares transmitido por el canal estatal VTV Padrino agregó: "No quiero ver un guardia nacional más cometiendo una atrocidad en la calle”.
El cinismo del ministro de Defensa no tiene nombre. Viene a hablar de derechos humanos cuando ya van más de 80 muertos y centenas de heridos, muchos de ellos producto directo de la fuerza de la represión estatal tal como lo reconoce el propio Ministerio Público. Mientras tanto se mantiene el estado de excepción y el gobierno activó los tribunales militares para el procesamiento de civiles que participan de manifestaciones públicas. Las libertades democráticas y los derechos humanos ya vienen siendo restringidos y pisoteados desde hace tiempo y la situación ha empeorado en los últimos meses.
Divisiones en la cúpula y llamado al “diálogo”
Dos días antes de las declaraciones de Padrino López se había hecho público que desde la Guardia Nacional, en articulación con otros altos dirigentes del chavismo, decidían “desobedecer” las órdenes que emanaran del ministro de la Defensa y obedecer únicamente las directrices del ministro de Interior y Justicia, Néstor Reverol, del también General de la GNB Zavarse Pabón y del propio Diosdado Cabello así como de Darío Vivas (diputado chavista en la Asamblea Nacional).
La profundización de la crisis, sin una resolución clara para ninguno de los dos actores centrales en pugna, está abriendo hacia el interior del chavismo nuevas grietas políticas. Mientras que un sector podría estar empujando hacia una línea de mayor confrontación con respecto a la oposición, otro sector comienza a hacerse eco de la presión creciente e internacional hacia una línea de mayor “diálogo y negociación”. Esta última comienza a expresarse no solo en las declaraciones e Padrino López sino en las recientes negociaciones que se llevaron a cabo entre el gobierno y Leopoldo López (hoy encarcelado). En ese contacto que tuvo como mediador al expresidente español Rodríguez Zapatero, habrían participado Jorge Rodríguez y la canciller Delcy Rodríguez, y se le habría propuesto a Leopoldo López un cambio en su condición de detención, pasando de la cárcel a una prisión domiciliaria (“casa por cárcel”).
Esta presión hacia una salida negociada ya se habría expresado en la última reunión de la OEA que no tomó ninguna resolución de condena sobre Venezuela, dando tiempo para habilitar un posible tiempo de “diálogo”.
Sin embargo el gesto más claro hacia una salida de este tipo llegó con el reciente llamado del Papa Francisco a una reunión de urgencia para este jueves en el Vaticano con consejo de la presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV). Esta política más activa por parte del Vaticano, luego de que fracasaran las negociaciones que se llevaban a cabo el año pasado con la intermediación de la propia curia romana, muestra claramente que la presión en este sentido toma cada vez más fuerza.
La Constituyente fraudulenta, en crisis
Las divisiones y fisuras por arriba se dan en el marco del llamado a una Asamblea Constituyente fraudulenta por parte de Maduro, que desde el vamos ya se muestra como un fracaso para el gobierno dado que solo el propio chavismo se ha inscrito para participar de la misma. La elección a la Constituyente tiene fecha fijada para el 30 de julio, y ya se augura una baja participación electoral, lo que no le daría ninguna sustentabilidad política, y en estas condiciones se trata de una Constituyente condenada al fracaso en sí misma, lo que puede transformarse en una fuerte autoderrota del gobierno.
En este contexto es que hay que leer las divisiones que se hacen públicas en cómo lidiar con la represión estatal en las altas esferas del gobierno, y más particularmente entre los propios órganos de represión del Estado. La crisis política se alarga, con la política de Constituyente de Maduro rumbo al fracaso y una situación de empate “catastrófico” que comienza a hacer mella hacia el interior del chavismo.
Aún no es claro el curso que tome la situación política, pero desde la OEA, el Vaticano, el imperialismo, la MUD y el gobierno de Maduro, se acelera el clima de “negociación”. Es más que claro que, como siempre, los grandes perjudicados de todos estos pactos son los trabajadores y el pueblo, ya que las negociaciones en curso buscarían la forma de encontrar una transición hacia un gobierno más estable que pueda avanzar libremente en la aplicación de los ajustes y ataques actuales. Ni Maduro ni la MUD representan los intereses de los de abajo. Por eso se hace más necesario que nunca pelear por una salida política independiente de los trabajadores y el pueblo pobre.
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