"Tenemos que enfrentar la mafia de los juicios laborales, hay que enfrentarlos y terminarlos. Eso destruye la generación de empleo futuro". Macri eligió una de las palabras recomendadas por los asesores de Cambiemos en los discursos de sus funcionarios: mafias. También del manual duranbarbista, eligió como adversario a un político ligado al kirchnerismo, Héctor Recalde.
La escena estaba programada para la asunción del nuevo canciller, Jorge Faurie, a quien Macri le tomó juramento este lunes en la Casa Rosada.
El presidente aseguró entonces que "este grupo de estudios laboralistas, que son una minoría, con un grupo de jueces laboralistas conducidos por Recalde, le ha hecho mucho daño a la Argentina. Cuando convencen a un pibe o al trabajador de una pyme de que tienen que hacer un juicio y se lo hacen ganar porque tienen toda armadita la cosa dejan a 8, 10, 12 trabajadores en la calle porque la pyme cierra y dejan a un montón de gente sin la posibilidad de conseguir un trabajo”.
La ofensiva se inscribe dentro de los discursos que viene realizando el Presidente y algunos funcionarios, como “la industria del juicio arruina empresas”, “la Justicia del Trabajo falla siempre para el mismo lado”, “abogados laborales son responsables de la quiebra de las Pymes”, “la mafia de los laboralistas”. Las afirmaciones no son casuales. Se han dado en el contexto de la discusión sobre el traspaso de la Justicia del Trabajo, donde el gobierno intenta poner a hombres que respondan a sus operadores judiciales, y los debates por la reforma de la Ley de Riesgos de Trabajo.
Pero más allá del adversario elegido en este caso, a tono con el clima electoral, lo cierto es que el verdadero destinatario de los ataques son los trabajadores. En el fondo, lo que el macrismo busca condicionar es una de las vías de defensa de los derechos laborales.
En particular, los juicios abiertos contra el régimen de ART han venido en aumento, superando las 15.000 demandas mensuales. Pero la explicación del aumento está relacionada con las condiciones de trabajo que se viven en fábricas, empresas y dependencias estatales, que cada vez matan o enferman a más trabajadores.
Desde que asumió, el macrismo viene intentando atentar contra el derecho a reclamar de los trabajadores, que se enfrentan no solo al despotismo de los empresarios en el lugar de trabajo, sino a un régimen de ART que deja de lado la salud obrera o lo toma como un cálculo más en los balances de la empresa.
Lejos de lo que marca Macri, más que un problema de “industria del juicio”, lo que existe es un negocio con la salud de millones de trabajadores y trabajadoras. |