Las mujeres de Pan y Rosas no aceptamos ser las víctimas impotentes que este sistema quiere que seamos. Hemos sabido transformar la rabia en organización.

Hoy más que nunca decimos que es necesario gritar ¡basta de violencia contra las mujeres! ¡Ni Una Menos! ¡Vivas nos queremos!
Mediante fuertes y masivas movilizaciones lograremos conquistar nuestras demandas y las medidas necesarias para hacer frente a la violencia machista, como la ley de emergencia, necesaria para prevenir los femicidios que son el punto final de una esclada de violencia. Esta debe garantizar refugios para las víctimas y casas de acogida estatales, licencias laborales manteniendo el salario, oportunidades de empleo para que ninguna mujer deba depender económicamente de alguien, subsidios que cubran la canasta familiar para las mujeres desocupadas, y subsidios para acceder a vivienda, etc.
En las universidades luchamos porque las denuncias de abuso sean tomadas por comisiones triestamentales independientes de los decanatos y las rectorías autoritarias, mediante investigaciones serias, tomando todos los resguardos hacia la denunciante y asegurando el derecho a defensa.

La unidad de acción del movimiento de mujeres para dar esta pelea es fundamental.

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