“Ni varón ni mujer. / Ni XXY ni H2O”
Susy Shock es reconocida y citada por muchxs (incluyendo a la filósofa y teórica de género norteamericana Judith Butler) por su frase “Reivindico mi derecho a ser un monstruo ¡Que otros sean lo Normal!”, que inmortalizó en su “Poemario Trans Pirado” publicado en 2011 y reeditado en 2013. El poema, titulado “Monstruo mío”, se trataba de un manifiesto en el que Susy se presentaba a sus lectorxs y oyentes, reivindicándose en cada verso en primera persona del singular, con su “yo” teñido de disidencia sexual, racial, cultural, religiosa y moral; con su género colibrí, con su monstruosidad y su autopercepción identitaria inetiquetable, por fuera de toda norma.
“¿Cómo se mata a una sola de nosotras / sin matarnos a todas?”
En esta ocasión, la artista engendra un texto lleno de voces, que son gritos de furia travesti, debido al genocidio patriarcal que sufre el colectivo trans y que frecuentemente se invisibiliza, aún en medio del ardor que proclama: “ni una menos”. Como denuncia su título, “Hojarascas” es el sustantivo colectivo femenino que incluye el conjunto de las hojas que han caído de los árboles, entonces nos preguntamos: ¿Quiénes son estas hojarascas a las que alude el texto? ¿De dónde han caído? ¿Por quiénes son pisoteadas? ¿Quiénes naturalizamos, y así invisibilizamos, su ciclo trágico desde nuestra ventana binarista y cisnormativa?
“¡A nosotras nos matan / aunque el documento diga que nos llamamos / Diana Sacayán!”
Este manifiesto poético fue publicado originalmente por entregas en el periódico MU de lavaca. Y es justo en medio de este otoño del 2017 que se desprende completo en el último lanzamiento de la Cooperativa Editorial Muchas Nueces, en alianza con MAFIA (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs). El registro fotográfico pertenece a “El gritazo” travesti y trans, organizado en noviembre del 2016 en Plaza de Mayo, para decretar el estado de emergencia por los travesticidios, que no formaban/forman parte de la agenda emocional del país. Entre las nueve fotos podemos ver una con la imagen de la activista trans Diana Sacayan -asesinada brutalmente en 2015-, la imagen de tapa de la sobrecubierta y una foto de las hermanas trans Carla y Mar Morales, tomadas con las manos en alto, marchando.
“´Porque tenemos un cementerio entero en la cabeza´, / grita la Wayar, en su furioso desencanto”
En el último Poemario del viernes 2 de junio en Casa Brandon, antes de leer e interpretar “Hojarascas”, Susy nos compartió su sentir entre la presentación de su anteúltimo libro, “Crianzas. Historias para crecer en toda la diversidad” (que fue publicado por la misma editorial, como en efecto espejo, durante la primavera del año 2016) y el lanzamiento reciente de “Hojarascas”:
“Todo este año estuve presentando algo tan tierno como es ´Crianzas´, un proyecto que hicimos con la gente de la cooperativa La Vaca hace como cuatros años atrás, y que fueron esos relatos hechos en micro radiales, que el año pasado me ofrecen –otra cooperativa, no es casual- los chicos y las chicas de Editorial Muchas Nueces sacarlo, convertirlo en libro. Entonces todo el año pasado estuve transitando ´Hojarascas´, escribiéndolo en entregas mensuales para MÚ. Una idea de una poesía larga que no sabía dónde iba a terminar y que tiene que ver con todo esto que nos fue pasando y nos sigue pasando y desde donde estamos y desde donde parece que no dejamos de estar y donde nos cuesta salir y desde donde hay que pensarse de otras maneras. Que tiene que ver con una orfandad gigante, que tiene que ver con un desabrazo gigante. Y entonces, en el medio de todo eso, me encuentro en la paradoja de estar en toda esta gira que empezó en Paraná, y que fuimos a Salta, a Jujuy, a Tucumán, y a Chaco, hablando desde la ternura en medio de todas mis hojarascas. Y entonces terminé encontrando ese discurso para decir, parece que ese es el desafío, un poco sin dejar de sostener esa furia, pensar, en todo caso, en esas crianzas que no tienen por qué comerse todo eso que padecemos, pero que es un desafío enorme ese equilibrio, algo como travestizar al Che Guevara, Marlene (se dirige a Marlene Wayar, que está entre el público) que sería esto de la ternura de la frase del Che: ´endurecerse sin perder la ternura´. Travestizarla a esa poesía, travestizar esos símbolos para apropiárnoslos también. Yo creo que si el Che viviera…no voy a discutir sobre eso…seguramente se hubiera sentado a preguntar de qué va alguien como Lohana (Berkins), como Diana (Sacayán) y Marlene (Wayar). Porque no se trata de por construir una cosa dejar lo revolucionario, tampoco nos vamos a poner ahora en Queer Light, o en Queer Zero”.
“Quiero acordarme de todas, / tener todo este otoño para arrinconarlas, / en el nido de mi pecho trava, / que les hará la cuna que les fue negada”.
El texto comienza con un tono íntimo y melancólico: “Se me notan las hojarascas, / tienen nombre y apellido, / rebotan en el viento de este país que duele / y mientras hago un paso pegadito al otro, / a las hojarascas les brotan rostros / y yo trato de no pisarlas.” Pero inmediatamente crece la angustia y el dolor que produce el ejercicio de la memoria, porque son ellas las que siempre ponen sus muertas. La propuesta de esta poesía es “metaforizarnos en la pelea, poetizarnos las nalgas” y ese parece ser el principio constitutivo del manifiesto urgente de Susy Shock: entre la denuncia, la furia y la metáfora, llena de imágenes sensoriales que atraviesan nuestro cuerpo y nuestros sentidos; como cuando no alcanza ya con gritar, ni cantar, y allí aparece la posibilidad del arte del lenguaje encarnando los cuerpos de las que ya no están, a disposición del más feroz reclamo social que de alguna o de todas las formas deberá ser escuchado, oído y subsanado. Se produce un desplazamiento estético por necesidad vital, que se plasma en las prácticas artivistas trans: cuando la denuncia del activismo parece no ser escuchada, se recurre a la justicia poética; y aún cuando los cuerpos y las vidas se exterminan, se inmortaliza la memoria a través del arte que, por estas razones, es político. La voz lírica denuncia que además de ser travestis son pobres, pero que aún así quedan marginadas de la misma pobreza por no responder a los patrones binarios de género. Su venganza será soñarse viejas en un país en donde su expectativa promedio de vida es de 35 años, y las que sobreviven quedan invisibilizadas, por fuera de los discursos y de las agendas. Con agudeza y crítica filosa interpela a las activistas de las redes sociales, cuyos egos virtuales compiten según su bando de pertenencia (abolicionistas vs trabajadoras sexuales), mientras que la muerte, en las calles, las iguala a TODAS.
“No queremos ser más esta humanidad”
Así como en “Revuelo Sur” (2007), “Relatos en canecalón” (2011) y “Poemario Trans Pirado” (2011), Susy recupera la figura de Batato Barea, poeta clown travesti literarix, referente de la transgresión en lo artístico, en lo político y en lo identitario durante la dictadura y los principios de la democracia argentina, y se lamenta de que no todas las travas lo hayan podido conocer: “que esa es otra muerte, / que la poesía sea sólo para siete / y dure tan poco, / otro retraso… / otro más… / que esa es otra mentira…” El sistema capitalista concibe compulsivamente como único objetivo un éxito que resulta aniquilador de subjetividades disidentes, en “Hojarascas” se plantea una posibilidad contrahegemónica revolucionaria: “La única certeza es el fracaso, / ese es nuestro punto de encuentro, / desde ahí estallarán los nuevos hallazgos”. Así, la incertidumbre y el fracaso serán faro para configurar las otras voces y las otras corporalidades que deconstruyan los grandes relatos.
“Por eso ella ha decidido abortar a esta humanidad, / eso viejo vestido de hombre y de mujer, / ha decidido ir por ellos.”
Promediando el texto, se produce una ruptura narrativa casi mágica cuando cae un rayo… Se trata del rayo trava, que con su furia borra todo, que no distingue ni clase social, ni ADN, ni apellido, ni raza, ni credo, ni género. Rastreamos una intertextualidad en el “obscurus” -la energía reprimida del niño mágico en la película “Animales fantásticos y dónde encontrarlos” (2016)- que arrasa como una tormenta; como el niño llamado “obscurial”, que padeció abuso físico y psicológico durante toda su infancia, transformando sus poderes en energía exterminadora. Aquí aparece una figura menos cinematográfica y más encarnada en nuestro contexto latinoamericano: una niña/rayo maltratada, llena de violencia, llena de rencor y de rabia: “Esa furia no es gratuita, dice el viento, / que es su más fiel aliado. / A esa niña le dieron con saña, / por eso anda dele que dele haciendo añicos, / familias enteras…, / cadenas enteras, / condenas enteras.” Esta es la contracara de la primavera que se despliega en su libro “Crianzas”, en donde la tía trava Susy procura una infancia feliz y diversa para su sobrino Uriel, que crecerá rodeado del cuidado amoroso de la familia, con los afectos que le permitan elegir. En “Hojarascas”, el otoño crece en un remolino de viento arrasador e irascible, y ahora la niña trava -siempre abusada- está lista para cobrarle venganza a los violentos del género y a los perversos ultrajadores que avanzan en nombre de la inhumana “normalidad”. |