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15 de marzo de 2025 Twitter Faceboock

STONEWALL INN
El Día del Orgullo nace de una revuelta
Cristóbal Espinoza

En Chile, se sabe poco de la historia del Stonewall Inn o lo que significó para el movimiento LGTTBI en Estados Unidos y en todo el mundo. En la época de la II Guerra Mundial, el nazismo y estalinismo barrieron con los primeros procesos y grupos de diversidad sexual que se estaban organizando en Europa.

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En la época de la Segunda Guerra Mundial, el nazismo y el estalinismo barrieron con los primeros procesos y grupos de diversidad sexual que se estaban organizando en Europa.

En la Alemania Nazi, por ejemplo, a los homosexuales se les encarceló en campos de concentración, marcándolos con un triángulo rosa. Luego de unos años, pequeños grupos intentaron levantar movimientos en diferentes países, pero debido a las leyes, las persecuciones y el miedo, éstos no pudieron concretarse. Sin embargo, todo cambió el 28 de junio de 1969, fecha en la que se da la primera revuelta de gays, lesbianas, transexuales, travestis y bisexuales que se enfrentaron a la policía.

El contexto antes de la manifestación estaba marcado por un gobierno que castigaba a la LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) como parte de una campaña de persecución a quienes se consideraban “anti-americanos”, la que también incluía comunistas, socialistas y anarquistas. No solo eran las leyes las que ejercían esta persecución, también había comerciales y propaganda en contra de la homosexualidad; en las escuelas se enseñaba que había que denunciar cualquier acto de aprecio por el mismo sexo y se persiguió y humilló públicamente a hombres y mujeres por esta causa.

En esos años, un activista llamado Harry Hay fundó la primera organización llamada Sociedad Mattachine compuesta por gays y lesbianas solamente, con un discurso de asimilación que señalaba que los homosexuales podían integrarse a la sociedad sin que se notara la diferencia entre estos y las personas heterosexuales. Por ejemplo, se le pedía a los hombres que no se maquillaran y a las mujeres que parecieran unas damas.

Estas apreciaciones dan cuenta de una postura muy moderada: como dijéramos hoy, podemos "ser gays sin salir del clóset". El Stonewall Inn era un bar controlado por la mafia, ya que nadie más se quería hacer cargo de un espacio donde fueran personas gays, lesbianas, travestis o transexuales. Se trataba de un bar sucio en donde los vasos se lavaban en una tineta, ya que no contaban con agua potable y era común que noche por medio entrara la policía al bar, momento en el que se encendían las luces y pedían identificación a todos los presentes.

En ese momento, todos tenían que dejar de hacer lo que estaban haciendo y guardar distancia el uno del otro. Los transexuales eran revisados por la policía, si no llevaban tres prendas masculinas se los llevaban a la comisaria, se les pasaba una multa o a veces entraban a juicios por no estar vestidos como correspondía.

Una noche en la que se siguió este procedimiento, algo cambió. Como era usual, la policía se puso en las puertas y los hombres vestidos de mujer se negaron a que los tocaran y revisaran. Al ver esto, los gays se negaron a mostrar su identificación y la policía se puso violenta. María Ritter, conocida por su familia como Steve, recuerda: “mi mayor miedo era ser arrestada. Mi segundo mayor miedo era que mi fotografía estuviera en un periódico o reportaje de televisión, ¡con el vestido de mi madre!”. Así fue como empezó la revuelta: se inició una riña cuando una mujer esposada fue escoltada desde la puerta del bar hasta un carro de la policía, quien se zafó repetidamente y luchó contra cuatro policías, insultándolos y gritando durante unos diez minutos.

Descrita como una “típica marimacho neoyorquina”, ella había sido golpeada en la cabeza con una luma tras quejarse de que sus esposas estaban demasiado apretadas. Los presentes recordaron que la mujer, cuya identidad no se conoce, animó a los observadores a luchar cuando miró a los presentes y dijo, “¿Por qué no hacen algo?”. Luego, esas personas que miraban solidarizaron con su resistencia, se escucharon los gritos “¡¡¡poder gay, poder gay!!!” y se desencadenó la revuelta.

La lucha se le escapó de las manos a la policía, la muchedumbre intentaba volcar el camión de policía para liberar a algunos detenidos, quemaron basureros, recogieron piedras y ladrillos para amedrentar a la policía y luego marcharon por las calles espontáneamente, para dispersarse más tarde en la madrugada.

Creo que cada vez que otros oprimen más y más un sector, ese sector tarde o temprano se levantará a luchar. Así lo hizo la LGTB, la cual no tenía nada que perder en ese entonces, porque era enfrentarlo o seguir escondidos y escondidas y soportando las humillaciones. Ya sabemos lo que eligieron esas personas valientes que hoy tenemos que conmemorar. Se enfrentaron a la violencia policíaca, forcejearon con éstos afuera del bar mientras alrededor de 150 personas observaban cómo los gays, lesbianas, transexuales y bisexuales luchaban e impedían que los arrestaran. Los días siguientes los disturbios no paraban, continuando por dos noches seguidas.

Posteriormente, se empezaron a realizar las primeras manifestaciones organizadas en los diferentes estados del país, convirtiéndose en un ejemplo para millones de personas que empezaron organizar y a plantear las demandas de derechos civiles de la LGTTBI.

Con esto, quiero dar cuenta que el 28 de junio no es el "día de la igualdad" o el "día del orgullo", aunque no me parecen mal esos significados; creo que está en nuestras manos tomar esta historia, conmemorarla y sacar sus lecciones.

Hoy, en Chile, no existe la misma situación que en esos tiempos, pero sí es necesario organizarnos, generar una alternativa nueva a las organizaciones oficialistas que toman nuestras demandas como cosas que se pueden conseguir a muy largo plazo. Necesitamos organizarnos y pasar a la ofensiva para que de una vez por todas sintamos lo que sintió la LGTTBI de esos años; esa emoción de luchar para ser libres.

 
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