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La Izquierda Diario
24 de junio de 2017 Twitter Faceboock

Mundo Obrero
Pepsico Snacks: el mismo salvajismo, la misma impunidad
María de los Ángeles Plett | Trabajadora de MadyGraf | Comisión de Mujeres

Hace una década y media la multinacional yanki despedía a todo el personal contratado un total de 61 compañeras. Hoy intenta imponer su cierre dejando a 600 familias en la calle.

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Hace 15 años atras el 11 de enero de 2002 en medio de la reinante desocupación y crisis económica que nos dejo el 2001, la patronal de Pepsico snacks echaba a todo el personal contratado 61 despidos, en su mayoría mujeres algunas cabezas de familia, otras no, la mayoría con hijos, otras aun no, nuestras vidas y composición familiar no era igual, lo que todas teníamos en común era la necesidad de aferrarnos mas que nunca al trabajo, no solo porque era lo que nos permitía vivir, sino porque en los hogares obreros golpeados por la crisis, muchas compañeras como yo eramos las ultimas que preservábamos el laburo para bancar a toda la familia.

Era política de la empresa en aquel momento hacer una recorrida por la planta antes de sumarnos al plantel, ponernos la cofia y la vestimenta era sumamente emocionante para nosotras, todas jovenes, llenas de proyectos, sentiamos que nos comiamos el mundo, así conocí a mis compañeras contratadas.

La recorrida fue fria y nuestra emocion empezaba a apagarse cuando los trabajadores nos miraban a los ojos, no entendiamos porque, pero la patronal inmediatamente descubrio el enigma repartiendonos en tres turnos rotativos y lanzandonos a la produccion.

Comenzamos todas a trabajar. El relato que sigue es propio de una pesadilla o una ficcion, pero en realidad es la experiencia que vivimos en Pepsico.
Primer dia de laburo 8 horas, estabamos reventadas pero igual paso el encargado con cara de perro rabioso y malo a preguntar: te queres quedar? Varias dijimos que si y nos quedamos, luego de esta decision se desato un infierno que no esperabamos. Casi ni fuimos al baño, no sabiamos si eramos nosotras con nuestro cansancio pero las agujas del reloj no se movian, cambio el turno y nosotras nos quedabamos ahi en la linea, con varias efectivas que tambien se quedaban, pasaron 16 horas, inocentemente pensamos que era solo por ese dia, por ser el primero tal vez, o porque estabamos contratadas, pero con el correr de los dias nos dimos cuenta que no y que las compañeras que decidieron irse a su casa despues de 8 horas trabajadas directamente no entraron al dia siguiente. Asi se renovaba el plantel, decias que no y con toda tu tristeza a cuestas, te echaban de patitas a la calle.

A partir de alli las jornadas fueron extenuantes, propias de la exclavitud, trabajamos 16 horas diarias durante meses, la explotacion era extrema para todos, aqui no existia division alguna y en la planta no era el olor putrefacto del aceite quemado lo que se respiraba era el miedo a perder el trabajo tambien.

Como todas mis compañeras entre a trabajar con otras responsabilidades y si bien en aquel momento no tenia hijos estaba cursando la secundaria a la noche para poder obtener mi titulo. Pero todos mis planes de desmoronaban dia a dia y sin quererlo empezamos a cambiar, cuando trabajabamos, entre nosotras ya no nos sonreiamos, nos mirabamos de lejos y llenabamos los cachetes de aire para terminar con un gran suspiro de agotamiento total. Mi vida como la de todas cambio radicalmente.

Los fines de semana trabajamos a destajo y los que no, en mi caso, luchaba por mantenerme despierta y estudiar ya que como no podia cursar me habia propuesto terminar igual rindiendo libre y con la suerte de contar con la ayuda de varias compañeras de curso que me empujaban para que no afloje y siga estudiando hasta terminar.

Mi vida y la de todos los compañeros, nuestro tiempo, era exprimido casi en su totalidad por esta multinacional yanky que ahora pretende bajar la persiana y dejar en la calle a 600 familias incluyendo a la mia por segunda vez.
Todos los dias eran iguales, salia del laburo, llegaba a casa, me pegaba un baño bien caliente para intentar relajar los musculos, no usaba ropa de cama, me ponia un uniforme limpio y me tiraba a dormir 2 horas para luego volver a la fabrica, no cenaba ni almorzaba con mi familia, casi no la veia, no tenia tiempo.
En esas dos horas de sueño no existia ni siquiera el recuerdo de alguna cancion de cuna que mi madre pudo cantarme de pequeña alguna vez, el ruido de las maquinas era ensordecedor y permanecia sonando en mi cabeza.

Nuestros cuerpos empezaban a hacer visibles las consecuencias de los ritmos de produccion, nuestras manos se hinchaban como globos y los dedos parecian salchichas que achicaban el espacio entre dedo y dedo para poder agarrar los paquetes de snachs y desempeñar bien el trabajo de empaque al que fuimos destinadas.

Los rostros de las obreras que estaban hace años tenian una expresion de angustia que casi parecia natural.

En los minutos de descanso los baños se abarrotaban de mujeres que se dormian en el suelo, apoyadas en la pared, espalda con espalda, alli en el baño alejadas de esas terribles condiciones laborales un minuto valia un monton y por lo menos en los 10 que eran nuestros, todas cerrabamos los ojos y nos dejabamos ir.
Recuerdo siempre a las compañeras que estaban en seleccion de papas que se quemaban vivas porque usaban guantes de latex y las tocaban recien salidas de la freidora cargadas de aceite hirviendo.

La vida se tornaba insoportable, pero teniamos que seguir porque de nuestro salario dependian nuestras familias.

Las compañeras que tenian a cargo su familia vivian deprimidas porque no podian ver a sus compañeros de vida ni a sus hijos y si los veian no podian cargarlos porque tenian las brazos destruidos y los hombros rotos, las discusiones familiares fueron escalando hasta hacerse cotidianas, las compañeras se subian al micro con los ojos inflados como sapos por llorarse el poco tiempo que teniamos, muchos matrimonios se rompieron, la patronal de Pepsico se habia metido en nuestras vidas de tal modo que no solo rompia nuestros cuerpos, rompio familias tambien. Y hoy quiere destruir a todas.

Empezamos a tener una mirada distinta de la vida y del trabajo y comprendimos a fuerza de la explotacion que habia un mundo afuera de la fabrica que tenia que ver directamente con nosotras y cada dia nos haciamos un poco mas conscientes que en aquel momento la situacion era catastrofica para todo el movimiento obrero, en nuestros hogares todos estaban sin empleo y afuera eran ejercitos de desocupados los que recorrian las anchas avenidas de la capital marchando en lucha por todos sus derechos, pero mas que nada por el derecho al trabajo.

Ninguna queria quedar en la calle aunque adentro en Pepsico nos cansabamos de ver a nuestras compañeras desplomarse, desmayarse en las lineas y sabiamos que mas temprano que tarde todas ibamos a pasar por esto.

Ese 11 de enero yo estaba en mi casa, me dieron una semana de reposo porque en la enfermeria de la fabrica frente a un dolor de cabeza me medicaron mal y me inflaron la vejiga, nunca supe que me dieron pero era una pastilla que la usaban para todos los males y me jodieron la salud. Me convoco el medico laboral al mediodia y me dijo que estaba perfecta para sumarme al plantel.
Yo estaba turno noche, me tome el micro en 197 y panamericana y llegando a la fabrica una imagen poco comun se asomaba mientras bajabamos y nos acercabamos a la puerta.

Todas mis compañeras estaban esperandonos en la calle, algunas lloraban, otras estaban indignadas, todas nos habiamos quedado sin nada, todo se habia terminado para nosotras, nos dijo la Empresa.

Pero nosotras aprendimos a luchar y la enfrentamos junto con toda la comision interna. Katy y el querido Leo Norniella fueron nuestra guia y sosten desde el primer dia hasta el ultimo. Habia llegado la hora de luchar en serio y no habia pasado siquiera una semana de lucha cuando tres delegados que hoy responden al sindicato rompieron la Comision Interna y nos soltaron la mano, pero nuestra lucha siguio igual. Claro esta que con la lucha de las contratadas era facil dividir y amedentrar a los trabajadores amenazarlos con despedirlos si se acercaban a la carpa a dejarnos mensajes de aliento y alimentos para sostener nuestra lucha. Pero apesar de esto la solidaridad de los compañeros efectivos nos llegaba igual y desde las pequeñas ventanas que daban a la carpa asomaban sus cabezas para gritarnos que siguieramos adelante. Esto es parte de nuestra historia juntos y hoy todo vuelve a mi cabeza, a mi cuerpo y me moviliza.

La Empresa y el Sindicato a traves de sus delegados traidores no pudieron evitar esto.

La realidad de hoy no es igual a la del 2002, pero empieza a parecerle, miles de empresas cerraron sus puertas dejando a miles en las calles.
Con la misma impunidad de aquellos años Pepsico Snacks que reconoce no tener crisis alguna, intenta cerrar las puertas de la misma fabrica por la que pasamos miles de contratados y tercerizados.

La experiencia del 2002 fue un ensayo que culmina con la imposicion del cierre de la planta hoy. El gobierno, el ministerio de trabajo y el sindicato lo avalan.
Pero hoy la lucha es por todos. Por todos los compañeros y compañeras que soportaron años lo que yo vivi unos meses.

Claro es, que a la Empresa no le importan los años de fabrica que tengan los trabajadores, al sindicato tampoco! Fuimos, somos y seremos un numero siempre. Por eso hay que luchar.

Porque demuestran abiertamente que no les importa la vida de nadie, la familia de nadie, los hijos de nadie.

La empresa con la complicidad e inaccion del sindicato, mostro su cara mas horrenda y dejo al desnudo el objetivo final que la sostiene desde que abrio hasta ahora, generar y sostener sus abultadas ganancias a costa de nuestras vidas y si no lo consigue aqui, buscara el lugar donde mejor hacerlo, sin importarle el tendal de familias que queden en la calle, eso es Pepsico snacks Argentina, este es el sindicato de la alimentacion que dirije Rodolfo Daer. Todos los trabajadores de la alimentacion estan en peligro. Todas las patronales a la espectativa para poder avanzar sobre ellos.

El enemigo es grande pero luchando podemos vencerlo, con la misma fuerza y unidad con la que se vino luchando todos estos años y se logro cambiar las condiciones laborales, y defender a los contratados y tercerizados, bajar los ritmos de produccion, luchar por el salario.

Reapertura de la planta ya!
Porque nuestra causa es justa y hay que defenderla, porque trabajar es un derecho y tambien por todo el tiempo de nuestra vida que esta en esta planta.
Por los cumpleaños y eventos familiares al que no fuimos por cumplir con la produccion.
Por las enfermedades de nuestros hijos que no acompañamos para que no nos echen.
Por las reuniones y actos escolares en los que no participamos porque teniamos que trabajar.
Porque no pudimos verlos crecer y muchas veces perdimos la fuerza hasta para hacerles la leche.
Por las veces que nos quedamos dormidas porque llegamos reventadas a nuestras casas y no llegamos a escuchar lo que nuestros hijos, padre, madre, amiga, compañera o compañero de vida quisieron contarnos.
Por los amigos que abandonamos porque no teniamos tiempo de visitarlos.
Por trabajar angustiados frente a los momentos dificiles y de perdidas.
Porque somos seres humanos, trabajadores y porque nuestras vidas valen mucho mas que sus ganancias.
Fuerza compañer@s!
Familias en la calle nunca mas!

 
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