Pero no creo que, a estas alturas, esté de más decir las nuevas y nuevos chicos que han tomado puestos en las concejalías por Imagina Burgos que sus políticas sociales son tan bienintencionadas como, en ocasiones, vagas o inexistentes.
Desde luego, al menos, al contrario de lo que han hecho el PP y el PSOE hasta la fecha, se disponen a escuchar a esas grandes minorías que, por lo general, son jóvenes que viven en la precariedad laboral en la ciudad de Burgos, trabajan en los polígonos industriales del extrarradio u optan por el exilio a grandes ciudades, en este caso sigue siendo alarmante la diáspora LGTBI con todas las letras que queramos añadirle.
Pero es que a veces no basta con una actitud receptiva que, repito, se agradece y es totalmente nueva por estos lares. No basta con conseguir sacar la bandera del arco iris al balcón, que supongo lo suyo les ha costado conociendo a los dinosaurios que pueblan el consistorio. Las políticas sociales deben ser interseccionales, llegar a todos los ámbitos y es aquí donde se echa de menos nuevas formas de hacer política, más cercanas a los movimientos sindicales e implicada en éstos, más preparada intelectualmente en feminismos, diversidad sexual y realidades migrantes.
Si las formas de hacer o no hacer política en el ámbito universitario o, en ocasiones, municipal se basan -como ha ocurrido siempre en la derecha- en el amiguismo o el oportunismo la cosa no cambia mucho, aunque las personas encargadas de estas políticas sean mejores que las impuestas por otros grupos. Lo mismo ocurre con una charla sobre educación sexual si se omite al alumnado LGTB o si se habla en tercera persona, o una formación para el empleo sin empleo.
Se rompe el acceso a la subjetividad, así como cuando se prioriza el internacionalismo a miles de kilómetros, pero no se atienden los cientos de batallas que se libran a diario en el Estado español, desde los Centros de Internamientos para Extranjeros hasta contra la violencia hacia los trabajadores en precario, el mobbing laboral o los contratos de corta duración.
Afortunadamente Imagina es un paso adelante en todo esto, pero dentro de unas estructuras jerárquicas, verticales y dentro un tipo de parlamentarismo que no parece fácil de subvertir desde posiciones que son siempre las de “tomas de poder”, “alcanzar cargos” y una larga sucesión de concesiones que bien puede quedarse en pequeños gestos subvencionados, más y más pequeños cuanto más subvencionados.
Por eso sin dejar de felicitar y apoyar las causas mejores que emprenda Imagina Burgos no creemos o, al menos, un servidor no cree, que en ellos esté el futuro del cambio social en la ciudad, sino en múltiples movimientos de base que nunca han dejado de gestarse, reinventarse y transformarse para lograr un espacio más habitable. |