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El escritor y crítico británico John Berger dice que el acto de narrar es como una operación de rescate. Se rescata una historia del olvido, de la nada hacia la que todo tiende a precipitarse.
En “La Bestia Invisible”, el recuerdo adquiere una impronta vitalizante. “Una palabra, un gesto, un sueño, pueden transformarse en un anzuelo que va y caza algo de toda esa cosa amorfa que está ahí en el fondo”.
En esta obra, cada quien tiene sus miedos que vienen desde allá lejos, y sumergirse en el relato de sus recuerdos es una forma de remontarse al tiempo del que proceden, para así conjurarlos, ventilarlos, ahuyentarlos.
No es tanto la irrupción súbita de los recuerdos lo que vemos, asistimos en cambio a la atmósfera oportuna de la que van emergiendo, en la que se van sucediendo, uno a uno, los distintos relatos. Sobre el escenario sumido en una penumbra interrumpida, alternativamente, por la luz fantasmal de las pantallas de celular, por una bombita de luz, o por un par de lámparas, a cada quien le va llegando su momento de arrojarse al relato de su recuerdo.
Y allí están, entonces, quienes dudan y avanzan a tientas por los laberintos de su memoria. Quienes se adentran extrañándose de sí mismos, rozando el horror, para acabar viendo que aquello tan remoto, que acaban de contar, es también parte de ellos. O quienes traen el testimonio de sus antepasados –una carta, un diario íntimo, una canción- y se interrogan por esas huellas que los alcanzan. El trabajo de actuación, y los textos, logran crear en todo momento un universo poético que interpela con sensibilidad al público.
¿Qué es, o más bien, cómo funciona, esa "Bestia Invisible"? Acecha. Asedia. Asfixia. Pero no deja de ser parte de ese suelo común, de a ratos inquietante, sobre el que actuamos. La operación de bordear con palabras todo aquello invisible, al menos acerca a la experiencia de una mutua vulnerabilidad, delineando los contornos precarios de un sentimiento de comunidad. Algo de eso hay en "La Bestia Invisible", en donde cada quien se lanza al abismo de la memoria acompañado, asistido, escuchado, por el resto.
Y si bien la obra transcurre por diversas geografías de la memoria, no es una pasión nostálgica lo que la anima. Es la infancia el tiempo al que remiten todos los relatos, y sin embargo por ese tiempo no se siente sólo añoranza. Vive en nosotros “con una irreverencia inmensa inclinándose sobre el presente”, como una “fuerza que pulsa”, interrogando –y abriendo- el tiempo actual.
Ficha técnica:
Dirección: Nayla Pose
Dramaturgia: Emmanuelle Cardon, Florencia Halbide, Germán Leza, Paola Lusardi, Federico Manzioni, Loló Muñoz, Julián Ponce Campos, Nayla Pose, Nahuel Saa, Mariano Saba, Lucia Szlak, Marian Vieyra
Actúan: Emmanuelle Cardon, Florencia Halbide, Germán Leza, Paola Lusardi, Federico Manzioni, Loló Muñoz, Julián Ponce Campos, Nahuel Saa, Lucia Szlak, Marian Vieyra
Diseño gráfico: Lucia Szlak
La bestia invisible
EL BRÍO - ESPACIO DE INVESTIGACIÓN TEATRAL
Sábados - 22:00 hs
Av. Alvarez Thomas 1582 CABA
Reservas: 45516213
Entrada: $ 150,00 / $ 120,00 |
