A partir del feminicidio de Lesvy y del hallazgo de otro cuerpo en las instalaciones de Ciudad Universitaria, la rectoría aprovecha el clima enrarecido y de preocupación por la violencia para justificar el aumento de las aparentes “medidas de seguridad”. Tal es el caso de un mayor número de patrullas de vigilancia UNAM, aumento de cámaras y la credencialización en algunas facultades, que se suman ahora a la construcción de rejas en la zona de “los frontones”.
Esta situación se da en un contexto de ataques a activistas encabezados por personal de confianza de la UNAM, un recorte a la matrícula y desplazamiento de carreras “incómodas” para las autoridades, como es el caso de los diferentes campus que conforman las Facultades de Estudios Superiores (FES).
La universidad como reflejo de la violencia a nivel nacional
La criminalización y el estigma en contra de quienes consumen drogas, ha hecho parecer al narcomenudeo uno de los problemas más alarmantes dentro de Ciudad Universitaria (sobre todo en la Facultad de Filosofía y Letras, "los frontones" y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales), marcados como los “puntos rojos” del sur de la ciudad.
Mientras las autoridades se dan “golpes de pecho” sobre el tema de la seguridad, eligen dar la espalda al debate sobre la legalización de las drogas. Por ello, el conjunto de la comunidad universitaria debe bregar por el desarrollo de programas para el consumo responsable de sustancias, basados en la libre decisión sobre nuestros cuerpos y las formas de esparcimiento. Pero encambio, la respuesta de las autoridades universitarias ha sido continuar la ola de criminalización sobre la juventud y los consumidore, el pretexto para aumentar arbitrariamente las medidas de seguridad en las principales zonas de compra y consumo.
Mayores medidas de “seguridad” fue el discurso que el gobierno federal se hizo para justificar la supuesta guerra contra el narcotráfico que, como sabemos ha dejado decenas de miles de muertos y cientos de miles de desaparecidos y desplazados en todo el país.
Por otro lado, la violencia que vivimos trabajadoras, estudiantes y académicas dentro de la UNAM es una preocupación real de la comunidad, sin embargo el manejo que tuvo rectoría respecto del caso del feminicidio de Lesvy, demuestra a qué intereses sirve la institución, que lejos está de su falso discurso que dice “defender los derechos de los alumnos y las mujeres”.
Medidas unilaterales
El clima de Ciudad Universitaria es utilizado por la rectoría para aumentar las medidas de seguridad, que se traducen en medidas de control y espionaje para los estudiantes dentro de la universidad. Así lo demuestran los diez puntos anunciados por Graue a mediados de mayo.
Medidas que incluyen el aumento de cámaras, policías y patrullaje de seguridad dentro de la UNAM recuerdan a la militarización implementada desde 2006, que tuvo como consecuencia Villas de Salvacar, la desaparición de nuestros 43 compañeros normalistas de Ayotzinapa y más recientemente la represión en Tiripetío.
Por otro lado, así como pasó con la Facultad de Filosofía y Letras donde la credencialización “por seguridad” fue impuesta en las últimas semanas, otras facultades corren el riesgo de ser sometidas a esta medida, que solamente separa a la universidad de su carácter público y abierto.
Además, avala el uso de las fuerzas armadas del Estado en la inmediaciones de la universidad, para preservar el orden y la "seguridad" de la comunidad universitaria, mismas que Graue no ha tenido el reparo en declarar hacer uso y su ingreso a la universidad, " en caso de que ocurriera algún acto violento".
El hecho de que hoy se dé a conocer, ni siquiera por la administración universitaria, la construcción de una reja, muestra una vez más la forma unilateral del accionar de las autoridades y pone sobre la mesa la incógnita de qué otras sorpresas encontrará la comunidad estudiantil al volver de vacaciones.
Si la administración utiliza las vacaciones para llevar adelante los cambios a la infraestructura, es porque son consientes del descontento que éstas medidas pueden provocar y de lo que los estudiantes, trabajadores y académicos podemos conseguir cuando nos organizamos en contra de la imposición.
Es urgente la organización de los estudiantes para ocupar los espacios con actividades políticas, culturales, de debate, etc.
Ante la forma unilateral de actuar de Graue y la rectoría, así como las direcciones de las distintas escuelas y facultades, es necesario construir espacios de autorganización de los estudiantes, trabajadores y académicos, que somos quienes realmente vivimos la violencia y represión al interior de la universidad.
Está claro que nosotros tenemos que tomar las decisiones ante esta situación, pues no podemos esperar ninguna respuesta favorable de la rectoría que, es la misma que se encarga de garantizar la precarización laboral al interior de la Universidad, así como la criminalización y espionaje a los sectores que nos organizamos en defensa de la educación pública y gratuita. |