El titular del Plan Belgrano y actual candidato a diputado nacional por Cambiemos tuvo que defenderse de todos los cuestionamientos que sobre su gestión le hicieron los panelistas.
El programa de Fantino comenzó con una bomba de parte de un Eduardo Feinman quién preguntó por la imputación iniciada por el fiscal Guillermo Marijuán, a partir de una denuncia por un viaje a Corea del Sur realizado por el peronista Alberto Darnay (ex asesor de Cano), el radical Osvaldo Barreñada (Secretario General del gremio de PAMI), y el empresario Octavio Accardi, para concretar un negocio en nombre del Plan Belgrano, y en el que se habría efectuado un pedido coimas.
Esta denuncia fue un duro revés para el candidato radical y la alianza Cambiemos, para quienes el discurso anticorrupción suele ser un cada vez más debilitado caballito de batalla.
En su defensa, José Cano planteó que la denuncia se trató de una operación mediática por parte del diario “Cuarto Poder”, que habría recibido $200 mil pesos mensuales en pauta publicitaria por parte de Osvaldo Jaldo, actual vicegobernador y primer candidato a diputado nacional por la alianza peronista.
El popular programa de televisión transcurría con la tapa del diario mencionado titulando el caso como “Plan CoerANO SA”, y con un inusual tono crítico hacia el macrismo por parte de los panelistas.
A las preguntas por el estado de las obras realizadas desde que se lanzó el Plan Belgrano, al que se destinaron $309.000 millones de pesos, luego de las primeras evasivas y ante la insistencia de los panelistas, el candidato radical tuvo que contestar que iban en un 25% de las obras que se prometieron. “La información que tengo es que, de las 15 obras que dice, 11 eran del Gobierno anterior, 3 son proyectos, y una sola la hizo usted”, planteó Feinman, mientras que José Luis Espert cuestionó “hace poco estuve en Tucumán y me dicen que en el Plan Belgrano no se avanzó en nada”.
Cano tuvo poco margen para defenderse de las acusaciones ante hechos evidentes. No hay que admirarse de esto ya que Tucumán viene padeciendo la desidia y la corrupción de los políticos de turno, quienes en campaña electoral prometen la realización de obras públicas que nunca se concretan. La enorme distancia entre el discurso y la realidad se pone de manifiesto todos los veranos ante las inundaciones en las que hay que lamentar miles y miles de damnificados por causas que se podrían haber evitado.