Estuvimos conversando con Dauno Tótoro -que está en pleno proceso de recolección de firmas para una candidatura anticapitalista al parlamento- acerca de su visión de la crisis del Sename.
¿Cuál es tu visión de lo que está ocurriendo con el SENAME?
Para mí lo del Sename es una muestra clara de lo desigual e irracional que es esta sociedad capitalista y neoliberal. Muchas de esas niñas y esos niños ven desintegrarse el núcleo familiar por causas asociadas a la pobreza y precariedades. No existe ningún tipo de red garantizada por el Estado con recursos abundantes y con un enfoque educativo para fomentar habilidades y formación de esas niñas, niños y adolescentes.
El Sename no es protección: los datos son contundentes y revelan que en su interior prima más bien una guerra de todos contra todos en la que las y los niños se llevan la peor parte. ¿Qué te parece a ti por ejemplo que 197 de 405 niñas y niños entrevistados denunciaron distintas vulneraciones? ¿Hay protección en un lugar donde 1 de cada 15 niños ha sufrido abuso o explotación sexual?
Yo creo que hay problema estructural en cómo está enfocado el Sename: en muchos aspectos es una institución que funciona con una lógica de castigo. Eso se ve en la externalización de las redes profesionales que trabajan con niñas y niños en situaciones de vulnerabilidad. Fundaciones y ONG hacen el trabajo del cual el Estado subsidiario se desentiende. Esto, mientras empresas como las que controlan el Transantiago o los colegios particulares subvencionados, reciben millonadas.
¿Qué salida propones tú desde tu precandidatura?
Creo que hay que combatir esa idea capitalista en la que cada uno se salva solo. El Estado debería invertir mucho más en una Red de Hogares para niñas, niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad, donde no exista hacinamiento sino condiciones habitacionales óptimas y en la que no exista ningún tipo de injerencia de las instituciones represivas del Estado como Gendarmería, sino una dotación adecuada de profesionales como docentes o psicólogos, nutricionistas, artistas y talleristas de todo tipo, para desarrollar todo tipo de habilidades sociales y una mirada de la sociedad que se habita. Se podría hacer una colaboración con las universidades pedagógicas, con el Colegio de Profesores, con organizaciones deportivas y culturales.
Creo que, en la mirada actual, esos niños y niñas son tratadas como un “cacho”, como un “resto” de la sociedad, al que hay que castigar. Eso es indignante. El Estado es responsable de la situación de incertidumbre crónica de esas niñas y niños. Mientras la presidenta, Javiera Blanco y los parlamentarios se pelean hipócritamente, en los centros del Sename hay muertes y abuso. Enfrentemos esta situación. Creo que urge una Ley de Infancia que podría financiarse con el cobre renacionalizado bajo gestión de trabajadores y comunidades y suspendiendo todo tipo de subsidios a las instituciones privadas de educación.