Así, el Juez Federal Julián Ercolini dio curso al pedido de indagatoria presentado por el fiscal Eduardo Taiano el martes pasado.
Puede decirse que las sospechas de fraude en la forma en que se adquirió el inmueble se basan principalmente en tres elementos: 1) Los contratos de las comisiones a recibir tanto por la inmobiliaria Jaureguiberry como el intermediario entre ésta y la firma vendedora del edificio, Arfinsa, fueron firmados antes de que la licitación se hiciera pública; 2) Los montos de las comisiones percibidos por la inmobiliaria y el intermediario superan en varias veces la media del mercado; y 3) Éste último, Juan Carlos Thill, además de no tener antecedentes en transacciones inmobiliarias, resultó ser medio hermano de Guillermo Bellingi, el subdirector general de la Procuración al momento de la licitación y número dos en el área de contrataciones.
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En relación a si la Procuradora General de la Nación fue partícipe del presunto fraude, entre los considerandos que expuso el juez figura determinar si la compra del edificio fue "planeada y llevada a cabo desde los más altos niveles de decisión de la Procuración General de la Nación”. Por su parte, Carbó negó haber conocido en detalle los procedimientos que llevaron a la compra del edificio, en el cual según señala intervinieron alrededor de veinticinco funcionarios públicos tanto de su dependencia como de otras áreas del estado. En tal sentido y en su defensa recuerda que el que el 11 de abril separó a Bellingi de su cargo y ordenó un sumario administrativo para que se examine su actuación.
Más allá de culpabilidades y complicidades, el llamado a indagatoria no puede verse como un caso aislado en una semana que estuvo plagada de “carpetazos” en tiempos de campaña electoral. Como así tampoco de las intenciones declaradas de Macri de separar de su cargo a Gils Carbó con el objetivo de hacerse de una justicia propia y adicta al gobierno.
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Si hay algo que los casos de corrupción en el estado muestran es que no se tratan de una anomalía o un tema que solo corresponde a ciertos actores determinados, sino que ocurren con total regularidad e involucran a funcionarios y personajes vinculados a todos los partidos tradicionales. Así nos lo vino a mostrar recientemente el escándalo de la constructora Odebrecht, involucrando a funcionarios kirchneristas y macristas por igual, sin distinciones ni grandes grietas.
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