“Dragonstone” se estrenó el pasado domingo. El primer capítulo de la séptima temporada de la serie de HBO basada en la saga de libros “Canción de hielo y fuego” de George RR Martin. Una legión de seguidores alrededor del mundo, dio inicio el comienzo del fin del Juego de Tronos.
Luego de largos meses de espera, el domingo pasado ardieron las pantallas de la señal HBO con “Piedra de dragón” según la traducción literal o “Rocadragón” como se la menciona en la serie.
Rituales
El que no tenía el privilegio de acceder directamente a la señal de cable, le cayó a cenar al amigo que sí lo tenía; otros, con anticipación organizaron cenas y mitines; algunos hasta lo contrataron especialmente para la ocasión; mientras que otros se las ingeniaron para compartir las contraseñas de las cuentas de HBO Go! (la plataforma online) de otros; sin olvidarnos de aquellos que ante la imposibilidad de acceso a algunas de todas estas variantes, esperaron un par de horas hasta que alguna página rápidamente lo pirateó en internet. Todos alistados, porque nadie quería perderse el inicio de la que promete ser, la última batalla del juego en el que se debate ni más ni menos que el Trono de Hierro de Westeros (Poniente) y con él, la vida y la muerte de cada uno de los protagonistas, todos a su vez acechados por el fantasma de los White Walkers (Caminantes Blancos) que parecen ya no estar tan lejos (winter is coming).
Cientos de miles de seguidores en todo el mundo esperaban ansiosos el reencuentro con los ya archiconocidos personajes: Daenerys Targaryen, Cersei Lannister, Jon Snow, Tyrion Lannister, Sansa Stark, Arya Stark, Jaime Lannister, Brandon Stark, Brienne de Tarth, Lord Baelish, Sam, los dragones y todos los muertos que indefectiblemente sustentan el relato.
Claro que para calmar la ansiedad fueron cientos los blogs y páginas de internet que se vieron colmadas de hipótesis posibles sobre la continuidad de la historia y el destino de cada una de las Casas, y con ellas de sus emblemáticos nobles. Dicho esto, tampoco faltaron los spoilers que ya desde la tarde anterior circulaban, basados en supuestos adelantos o claves de acceso especiales a cuentas que nadie sabe muy bien cómo y dónde localizar pero alrededor de las cuales a fin de cuentas, todos tejen sus propias conjeturas. Esta suele ser, por supuesto, la gracia de la víspera y de la ansiedad frenética que circula entre los legionarios.
El juego ha comenzado (y está por terminar)
Y, huelga decir, también hay bandos y cada Casa cosecha sus adeptos entre las legiones de seguidores. Los favoritos ya consagrados son los Lannister del Sur, bajo la insignia del león y ahora al mando de Cersei y momentáneamente en el Trono de Hierro. Mientras que por otro lado están quienes se embanderan con los del Norte, que se congregan en Winterfell, bajo la insignia del lobo y están al mando de otro de los favoritos, Jon Snow. Pero el tridente principal de fanáticos y protagonistas lo completa la heredera legítima del Trono: Daenerys Targaryen, la madre que lleva la insignia del dragón.
Episodio 1, Temporada 7
Pero también hay que decir que, para muchos, este aclamado primer capítulo tuvo sabor a poco. Sin desconocer la colocación bien arriba que le da la primer escena, antes de la presentación, donde la intriga nos invadió a muchos y nos preguntamos si verdaderamente habíamos configurado bien el canal, puesto que en escena aparecía el ya bien muerto y enterrado Walter Frey. Hasta que, fueron cayendo uno a uno todos los Frey presentes en la sala y el discurso nos presentó a la queridísima Arya protagonizando su esperadísima venganza. Porque como nos quedó clarísimo: “The North always remembers!” (“¡El Norte siempre recuerda!”). Arya Stark aniquiló por completo a todos los miembros de la Casa que había masacrado a su familia en un solo capítulo. Aplausos para ello.
Acto seguido, Jon Snow se debate en Winterfell con sus aliados norteños que habiéndolo aclamado King of the North (Rey del Norte), se disponen a prepararse para el combate que se avecina con los White Walkers (Caminantes Blancos). Muchos de allí los han visto en vivo y en directo, y saben que no se trata de una simple batalla de esas que son moneda corriente en Westeros. Pero quien se roba la escena no es ni Jon ni Sansa -que envalentonada por Lord Baelish se dispuso a contradecir a su hermano el Rey del Norte-; sino que se levanta entre los hombres la pequeña-gigante que ya se había ganado nuestra simpatía al final de la temporada anterior y vino a reconfirmarla: Lyanna Mormont, de la Isla del Oso. Que con un definitivo “No pienso tejer junto al fuego, mientras los hombres luchan por mi”, agota la discusión. El #NiUnaMenos entró en escena, señoras y señores.
Luego de esto vemos a Cersei recibir la flota de los Greyjoy en King’s Landing (Desembarco del Rey, la capital de Wateros) con el tío traidor, Euron al mando. La intención de la actual Reina de los “Siete Reinos” -Jaime Lannister discreparía con razón de esto último- es tener a esa casa de aliada para disputar en la guerra que se aproxima, a sabiendas de que cuentan con la mejor flota de todo el Reino. Por su parte, Sam ya se encuentra en la Ciudadela y se dispone a formarse como Maestre para colaborar en el próximo combate frente a los White Walkers (Caminantes Blancos); mientras tanto en un lugar alejado Sir Clegane, “El perro”, se une definitivamente a una secta y al final del territorio Brandon Stark llegó por fin al muro valiéndose de sus habilidades de cuervo para ingresar.
Recién entrada la última mitad del capítulo, aparece la favorita entre los favoritos, que parece y bien sabemos, viene a “robarse” la temporada, en términos de reclamar lo que le es propio, y lo que no, lo someterá. Puesto que se vale ni más ni menos que de los últimos tres dragones vivos de todo Westeros, Daenerys de la tormenta, quien además ha sabido conquistar la simpatía de pueblos enteros sumándolos a su causa y ha logrado tejer alianzas estratégicas, pues la acompañan ni más ni menos que Varys y su futuro King’s Hand (Mano del Rey, el primer consejero, digamos), Tyrion Lannister -quién claro, se enfrentará a su propia Casa de origen-. La madre de los dragones desembarca en Dragstone (Rocadragón), en la fortaleza de la isla que antaño había pertenecido a Stannis Baratheon, el mismo sitio donde antes se nos recuerda que había nacido Daenerys y... fin del relato.
En cuarenta y pocos minutos no vimos mucho más que esto, escenas largas y algunas demasiado tediosas. Flashbacks al comienzo que nos refrescaron la memoria y una promesa de que probablemente, como ya habíamos hipotetizado en este medio, esta vez sí sean las mujeres de la trama protagonistas casi exclusivas de los episodios finales, a diferencia de un comienzo donde el poder solo recaia en los hombres: Reyes, Manos del Rey, jefes de ejército, combatientes, Ladys de sus propias Casas y hasta asesinas. Han emergido Daenerys, Cersei, Arya, Sansa, Brienne, Lyanna Mormont, y eso -a pesar de este comienzo sin sal- nos entusiasma.