La semana pasada pudimos ver como se discutía en la Cámara de Diputados el proyecto de aborto en 3 causales, que efectivamente es un avance, pero sigue siendo insuficiente, cubriendo sólo el 3% de los abortos que se realizan hoy en el país de forma clandestina. El proyecto fue rechazado por falta de quórum y por los votos en contra de la derecha y la Democracia Cristiana que de conjunto a la Iglesia insisten en imponernos su moral conservadora, dejando a la deriva a millones de mujeres con la intención de mantener el control sobre sus cuerpos. El proyecto ahora espera ser discutido en la Comisión Mixta. Por otro lado la derecha busca presentar ante el Tribunal Constitucional (TC) dos requerimientos –uno de los diputados y otro de los senadores- para así lograr impedir que este proyecto se ponga en marcha.
Ante un escenario donde el Estado no se hace cargo de la violencia machista que sufren miles de mujeres, pudimos ser testigos también de la rebaja a la condena a Mauricio Ortega luego de cometer femicidio frustrado en contra de Nabila Riffo. Dejando en evidencia los límites de las leyes hoy en Chile para defender la vida de las mujeres en contra de esta violencia que es un problema estructural del sistema patriarcal y capitalista.
Como todos los años, el 25 de Julio en Arica las mujeres salen a las calles a exigir este derecho, que hoy está siendo negado por el sector más conservador, donde la derecha y la Iglesia intentan mover todas las piezas necesarias para impedir que se legisle el pequeño avance en esta materia.
Al mismo tiempo el motivo de esta convocatoria también coincide con la conmemoración de la lucha histórica del movimiento de mujeres afrodescendientes que han sido invisibilizadas y que cada día toma más fuerza, tomando en consideración lo que significa ser mujer, ser pobre y ser negra hoy en este sistema.
Es por eso, que hoy más que nunca, el movimiento de mujeres debe salir a las calles a exigir un aborto seguro, legal y gratuito que pueda garantizarles a las mujeres el derecho político de decidir sobre sus cuerpos y que de esta manera no tengan que poner sus vidas en peligro por el temor de morir o ser encarceladas. Al mismo tiempo el Estado debe garantizar también este derecho a las mujeres, que hoy también se trata de un problema de salud pública con el porcentaje de abortos clandestinos que existen que son expresión de la violencia machista que hoy sufren miles de mujeres. Debemos fortalecer la organización del movimiento de mujeres impulsando comisiones de mujeres en los lugares de trabajos y estudio y al mismo tiempo exigirle al Estado una ley de Emergencia que pueda ayudar a enfrentar la violencia machista que sufren hoy las mujeres entendiendo que este es un problema sistemático que debemos enfrentar de conjunto el movimiento de mujeres, la juventud, la diversidad sexual y la clase trabajadora. |