Fotografía: DYN
Este Torneo de Transición no fue de lo esperado para la institución del conurbano sur, no solo por el título obtenido en la B Nacional, sino porque por la manera de jugar al fútbol que tenía el equipo de Matías Almeyda, se pensaba que podía terminar mucho más arriba en la tabla; durante algunos tramos del torneo se vio que merecía más puntos de los que cosechaba. Luego del partido contra Racing, donde perdió 1 a 0 pero tuvo contra las cuerdas a quien es hoy el puntero del torneo, la cosa se agravó más, y mal. Lo que parecían errores casuales de la defensa y el arquero se volvieron más obvios y contundentes.
La inseguridad del arquero se potenciaba, aun mas, con la defensa que -sin un referente de jerarquía- no sabía volver ni reacomodarse; mucho menos mantenerse en línea, ni decidirse colectivamente si dejar en off-side o esperar atrás.
Con un 4 que subía a 80 metros en el ataque para después no volver y dejar pagando a los centrales quienes tenían que abrirse para cubrir su banda.
Un defensor como Bianchi Arce (rústico si los hay) que tuvo que cubrir zonas hasta 30 metros del área porque el medio campo jugaba todo el partido en el metro 65 del arquero y en ningún momento pensaba en bajar a defender. Además tenía que cumplir la función de alcanzar en velocidad a los delanteros rivales, lo que llevaba a un hueco abismal entre el 5 y la defensa, donde con un par de toques el rival llega cómodo al borde del área.
Además, al final de los partidos terminaba defendiendo con 2 lo que llevaba a que hagan de defensores Nicolás Domingo (que juega de 5) y el organizador de juego, Walter Erviti.
Un equipo que fue obligado desde el banco a salir jugando desde la defensa cuando abajo era donde se producían el 80% de los errores.
Un proyecto institucional de apostar a la cantera que estuvo mal llevado, donde los juveniles no entraron progresivamente en partidos cerrados sino que entraban de golpe en partidos con historias desfavorables, haciéndolos responsables de tener que revertir las cosas con cambios pésimos: por ejemplo, Agustín Fontana, de 18 años, debutando en primera reemplazando a Salcedo con la muy fácil tarea de dar vuelta el resultado de visitante contra Vélez.
Orgulloso de jugar ofensivo, distinto a lo que se veía, pero a costa de lo que fuera, inclusive de que le empaten partidos sobre la hora por no tener el sentido común de defenderse y aguantar demostrando la negligencia de querer jugarle de la misma manera a Boca, en primera división, que a Crucero del Norte en la B Nacional.
Por eso, el equipo tiene que seguir trabajando. Darse cuenta de sus errores, mejorar y no culpar a la suerte. Ya que una, dos, tres, cinco veces puede ser reconfortante. Pero hay que reconocer que no fue un buen torneo y el 2015 puede ser un año de crecimiento para este equipo y estos jugadores. |