Este martes y tal como se esperaba, en el Senado de Estados Unidos se votó una ley que garantiza la reapertura del debate para la derogación del Plan de Salud Asequible, implementado en 2010 por el ex presidente Barak Obama.
La reñida votación contó con 50 votos a favor y 50 en contra, sólo 2 senadoras republicanas se opusieron; mientras el bloque demócrata voto en contra. Dado el empate de votos, se debió utilizó el desempate por voto doble del vicepresidente Mike Pence.
La votación positiva generó un impacto importante, y le otorgó a Trump un nuevo impulso para buscar ponerle fin al Obamacare, como había prometido durante su campaña electoral. No hay que olvidar que el actual presidente ya obtuvo un revés en sus intentos por aprobar una reforma del sistema de salud.
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Sin embargo, muchos analistas consideran que es dudoso que los republicanos cuenten con los votos necesarios para la efectiva derogación del Obamacare, que tendría un gran impacto social dejando a más de 14 millones de norteamericanos de bajos recursos sin acceso a un seguro de salud.
Sin olvidar las limitaciones del acceso a la salud publica en la economía más rica del mundo, que sólo se explica por su lógica de convertir los servicios esenciales en negocios con ganancias para los capitalistas que Obama supo garantizar. Aún así la reforma en salud de Trump y su consecuente desmantelamiento del Obamacare sólo afectará, recortando el presupuesto de Medicaid (el programa de seguro de salud federal para los pobres y discapacitados), las ya miserables condiciones de vida de los más vulnerables.
Esta nueva etapa para eliminar el plan de salud vigente todavía no tiene un final asegurado, y lo que se ha demostrado en los primeros 8 meses de gobierno de Trump es que no puede garantizar la aprobación de las reformas que ha anunciado debido a las internas en el Partido Republicano y al poco estudio del impacto social que podrían generar sus medidas. |