Fotografía:Enfoque Rojo
A tan solo 19 días de las PASO, dos realidades bien distintas se cruzarán el día de hoy. Por un lado, los trabajadores de PepsiCo Snacks, junto a las organizaciones solidarias que los vienen apoyando, protagonizarán una nueva jornada de lucha contra los cierres y los despidos, que comenzará a las 7:30 h en el Obelisco para marchar luego hacia el Congreso Nacional. Con su lucha emblemática, ellos y ellas, que vienen dando un ejemplo de resistencia a los planes de ajuste, ponen en el centro de la escena nacional la agenda del pueblo trabajador.
Del otro lado, los mismos que vienen avalando el accionar ilegal de esa multinacional estadounidense y sirviéndole con represión, al igual que a muchos otros empresarios que despiden, montarán un circo electoral en el Congreso Nacional. Como les indicó su asesor Durán Barba, tan cerca de las elecciones no le conviene a Cambiemos hablar de una economía que anda mal, sino montar shows mediáticos que corran la agenda.
Es así como el macrismo, a pesar de estar envuelto desde hace décadas en negociados oscuros de la mano del Estado (incluso en plena dictadura militar), se decidió por hacer campaña electoral bajo la bandera de lucha contra la corrupción. Lo paradójico (o no tanto), es que al mismo tiempo Cambiemos se ocupa de que esto sea tan solo una campaña que no afecte la impunidad de la que gozan los corruptos propios y ajenos. Por eso el propio Julio De Vido seguirá libre sea cual sea la resolución del Congreso Nacional, que hoy tratará la moción de exclusión de la Cámara del diputado y ex ministro de planificación, acusado de “inhabilidad moral”.
Para Cambiemos se trata de buscar votos, pero sin arruinar jugosos emprendimientos que han ayudado a engrosar tantas fortunas del grupo familiar y sus amigos, ni abrir condenas por corrupción que se le pueden volver en contra. El macrismo está en contra de que De Vido vaya preso, debido al complejo entramado de negocios comunes entre los corruptos del kirchnerismo y los corruptos del macrismo. Estamos frente a un pacto de impunidad. Basta solamente señalar que Iecsa, empresa de Ángelo Calcaterra, primo de Mauricio Macri, está tercera en el listado de empresas que consiguieron la mayor cantidad de contratos de obra pública durante el kirchnerismo. Esta misma empresa se presentó también a licitaciones en común con Austral Construcciones, de Lázaro Báez. Para los negocios, no hay grieta que valga.
La única que está dispuesta a que se juzgue a todos los corruptos es la izquierda, que propone elegir a los jueces por el voto popular, eliminando sus privilegios de todo tipo, y juzgar todos los casos mediante juicios con jurados populares. A la vez, la izquierda rechaza la maniobra y los fundamentos de la expulsión de De Vido del Congreso porque denuncia que es solo un circo electoral y que además se estaría sentando un antecedente muy peligroso que en el futuro se podría usar para echar del Congreso a cualquier enemigo político de una mayoría circunstancial, incluyendo a los diputados de la izquierda que son parte y estamos en la lucha junto a los trabajadores, las mujeres y la juventud. En Mendoza ya hay un fiscal que acusa a los legisladores del Frente de Izquierda y pide su desafuero por “el delito” de acompañar a trabajadores en una manifestación durante el último paro nacional.
Macri y Carrió se ponen al frente de la maniobra electoral
Tan decisiva es esta maniobra electoral para Cambiemos, que el propio presidente Macri se puso al hombro la campaña electoral y señaló que hoy “se conocerá si somos mayoría los que estamos en contra de la impunidad”.
Por las dudas, el macrismo no pregunta ni pone en la agenda cómo se evalúa la “habilidad moral” de todos los involucrados en los escándalos del último tiempo como Panama Papers, el Correo Argentino u Odebrecht, entre otros casos incómodos para el oficialismo. Tampoco lo preguntó tiempo atrás cuando avaló la inclusión del genocida Luis Patti en el Congreso Nacional.
El objetivo de la maniobra macrista es tan burdo como previsible: elegir un blanco fácil como Julio De Vido (fácilmente identificable con la corrupción) y acusar de cómplices de la impunidad a todos los que no voten a favor de su circo electoral. Pero la maniobra es de tan bajo vuelo que se cae con solo señalar que la legislación vigente permite a los jueces investigar a los legisladores imputados por comisión de delitos hasta las últimas consecuencias. Es mentira que si tiene fueros no lo pueden condenar.
En su cruzada de estos días, además de acusar al kirchnerismo, el macrismo se tiró contra la izquierda. Ayer fue Elisa Carrió quien hizo el ridículo al decir que “el voto más conservador de la Argentina es de la Izquierda. Funcional a la impunidad siempre”. Pero sus propias palabras la condenan. Hace muy poco tiempo, en Clarín, era más sincera (porque le convenía más en ese momento) y asociaba la impunidad de De Vido a los negocios comunes de todos los bandos capitalistas, incluidos los macristas. “Todo el sistema político argentino y judicial está destinado a proteger a De Vido (…) ¿Por qué cuidan tanto todos a De Vido? Porque De Vido puede hablar y podría comprometer a todos: empresarios, banqueros, jueces, miembros de tribunales supremos. Y cuando digo todos incluye a algunas personas del Gobierno. La relación entre Franco Macri y De Vido es obvia, y en el Correo se nota claramente”.
Este miércoles la izquierda denunciará estas maniobras y desde temprano estará otra vez en las calles junto a los trabajadores de PepsiCo, peleando por imponer la agenda del pueblo trabajador contra los partidos políticos del ajuste, empresarios y burócratas sindicales. |