En julio de 1949 se realizó la primera asamblea organizativa del Partido Peronista (PP). El 25 se realizó la ceremonia inaugural en el Luna Park con la presencia de 4.500 delegados y 1.500 delegadas. A partir del día siguiente, las mujeres sesionaron en el Teatro Nacional Cervantes. Así el 29 de julio de 1949 se creó el Partido Peronista Femenino (PPF), como parte del movimiento peronista.
En 1947 ya había sido sancionada la ley que permitía el voto femenino. Eva Duarte, quien hasta poco tiempo antes no había tenido mayor inquietud sobre el tema, fue quien presidió la Comisión Pro Sufragio. La motivación que llevó finalmente a avanzar en esta ley se debía a cuestiones objetivas. Las mujeres argentinas estaban comenzando a incorporarse en el mercado laboral, y la política del peronismo no podía excluir a millones de los derechos políticos. Así, la ley por el voto femenino, por el que militantes feministas y socialistas habían luchado durante décadas, vino a incorporar a un sector importante de la población, aumentando aún más la base social de apoyo del régimen peronista. En las elecciones de 1951, donde miles de mujeres votan por primera vez, el 90% del padrón femenino concurrió a sufragar. Gracias al voto de las mujeres, el peronismo ganó en la Ciudad de Buenos Aires, históricamente hostil a este movimiento. El 64% del padrón de mujeres votó por la fórmula Perón-Quijano.
El Partido dentro del Partido
El PPF funcionó como un partido con autoridades y organización propia dentro del PP. Esta “singularidad” fue posible gracias a la sanción de la ley 13.645, donde se autorizaba que asociaciones femeninas podían incorporarse a aquellos partidos con la misma ideología y carta orgánica, utilizando su personería política, incorporando sus candidatos en las listas, sin necesidad de aguardar los plazos legales que se necesitaban para la constitución de nuevos partidos.
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Como dijimos, el 25 de julio fue el acto de inicio en común de la asamblea organizativa del PP. Evita participó en la apertura de la “sesión masculina”. Allí, frente a los delegados planteó que el PPF tenía como objetivo “aportar valores espirituales y morales al partido de los hombres”, con la idea de formar un movimiento al servicio del peronismo que se dedicara exclusivamente a la ayuda social. Las mujeres no harían política sino acción social porque “es lo que llevamos en la sangre”.
Las delegadas sesionaron en el Teatro Cervantes. Perón no asistió a la inauguración, pero quién sí acompaño la apertura fue Mercante, el gobernador de la provincia de Buenos Aires. Allí planteó que para las mujeres el hogar debía ser el cuartel general, pero ahora ya no era el único terreno de batalla sino que se le sumaba el escenario político. Ahora eran guardianas del hogar nacional.
Eva, el peronismo y las mujeres
Como decíamos antes, el discurso durante la fundación del PPF vinculaba más que nada a las mujeres a la función social. Es así también que la mayoría de las veces la figura de Eva fue asociada casi exclusivamente a ese rol. Sin embargo, su papel dentro del peronismo fue mucho más allá, con un alto contenido político y un papel central en la relación entre los sindicatos y el gobierno. Luego de que en 1946 Juan Domingo Perón asumiera la presidencia, Eva comienza inmediatamente a recorrer fábricas y lugares de trabajo, atiende en persona numerosas delegaciones de trabajadores y de a poco irá insertándose en la estructura de poder peronista. Desde el Ministerio de Trabajo seguirá muy de cerca toda la cuestión sindical y mantiene relación diaria con los más altos dirigentes de la CGT.
Concentración del Partido Peronista Femenino
El PPF funcionó hasta 1955 cuando la Libertadora lo disolvió. Tuvo el objetivo y la capacidad de fortalecer la base política y social del movimiento peronista al incorporar a las mujeres y preparar su participación en las elecciones de 1951. Lógicamente, la política de Evita no fue hacia las mujeres en general, sino que se orientó a las mujeres peronistas, amas de casa peronistas, esposas, hijas y novias de peronistas. El PPF, como la sanción del voto femenino, fueron parte de la política de incorporación de las mujeres a la democracia burguesa que puede darnos ciertas concesiones, ampliar nuestros derechos y, sobre todo, cooptar nuestras luchas, mientras ello no lleve a cuestionar el orden establecido.
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Justamente, el PPF, con Eva a la cabeza no buscó ser una organización que cuestionara el patriarcado ni el lugar de las mujeres en los marcos de esta sociedad. El rol que cumplió, o que intentó cumplir, fue el de quitarle al movimiento feminista todo el contenido cuestionador de las relaciones sociales, tratando de esconder las tradiciones de lucha que este movimiento traía consigo. El peronismo así, tuvo la doble función de volver a poner a las mujeres como reproductoras del orden social, a la vez que reproductoras del movimiento liderado por el General.
¿Qué organización necesitamos las mujeres?
El PPF llevó a esas mujeres detrás de un proyecto burgués que reforzaba en lugar de cuestionar el lugar de las mujeres en esta sociedad. Eva fue el símbolo de un nacionalismo burgués combativo, de un peronismo plebeyo y antioligárquico y que utilizó el odio de clase que destilaba la oligarquía para fortalecer el lugar que ocupaba el peronismo en los sectores populares.
La historia de las mujeres está plagada de historias de lucha, abnegación, heroísmo. Muchas son conocidas, pero detrás de ellas hay miles y miles de historias de mujeres anónimas, que enfrentaron la opresión y la explotación. Pero sobre todo que se organizaron con otras mujeres, y también con varones que tomaron como propia su lucha, porque la lucha por nuestra emancipación no puede ser llevada por las mujeres en soledad. Creemos que justamente esta alianza entre la clase trabajadora y las mujeres organizadas por sus derechos fue fundamental en la conquista de nuestros derechos, y hoy lo sigue siendo. |