Un día como cualquier otro, me pasan a buscar sobre la 9 de julio y subimos la autopista hacia el peaje. Faltan 20 minutos para que empiece mi turno, me acerco a supervisión y mis ojos no encuentran mi “parte” necesario para tomar vía.
Entro a buscarlo, a veces se traspapela o se olvidan, pasa. Sin embargo, no está por ningún lado. Pido que me impriman uno, nada pasa hasta que llega una especie de jefe de la Estación Illia: “vení arriba luisito”. En aquel piso se encuentra la oficina de los jefes, por ende, cada vez que te piden subir nunca se espera algo bueno, es moneda corriente algún tipo de apriete, presión, destrato, rechazo de algo solicitado, etc. Esta vez, venía lo peor: quedar en la calle en el marco de que no hay laburo por ningún lado.
Me esperaba gente que nunca vi, que nunca se acercó para dialogar sobre algunas de mis inquietudes o problemas en el peaje. Era la primera vez que oía sus nombres, asi que ni me los acuerdo. Gerente de RRHH, Jefe de RRH, Gerardo López (Jefe de Operaciones), Agustín (Jefe de Estación) y una escribana que nunca acreditó ser tal. Además de estas personas que vestían trajes y zapatos caros, y que por dentro les corre sangre azul, habían unas hojas para que firme la notificación de mi despido sin causa. Obviamente, no firmé nada.
Detrás de la carátula de “sin causa”, ocultan sus motivos discriminatorios y/o de ajuste, y son preparados con antelación. Imagínate que, gente con agenda ocupada para escuchar a los trabajadores, de repente coinciden en estar a las 14:30 para ver a un cajero. Ese día tenía que hacer extras, trabajar 12 horas, pero extrañamente la noche anterior me pidieron que venga en mi horario de siempre. Cierra todo.
La empresa se encuentra en un proceso de modernización y está ampliando los telepeajes. Para ellos, más automatización es sinónimo de reducción de personal, cuando en realidad debería ser una excelente posibilidad para reducir la jornada laboral y contratar más gente si es que no alcanza con la plantilla actual. La campaña de trabajar 6 horas, 5 días a la semana y sin reducción salarial impulsada por Nicolás del Caño y Myriam Bregman en el Frente de Izquierda seguramente no les caía muy bien. ¿Les preocupará un nuevo proyecto para trabajar 6 hs?
Los primeros despidos, como suele hacerse de manual, son aquellos que están vistos como “faltadores y/o revoltosos”. Al ser un trabajo de fuerte exposición, muchos trabajadores y trabajadoras se toman licencias por problemas psiquiátricos debido al estrés, la depresión y la ansiedad. Irse con el SAME por ataques de nervios, estallar en llanto dentro de la cabina, desarrollar tics nerviosos, ser propensos a desarrollar la irritabilidad, son algunas de las consecuencias en nuestra vida cotidiana. Una vez que vuelven, se sobrevive con pastillas hasta que se re cae nuevamente. Si las condiciones laborales no cambian, los problemas se seguirán repitiendo.
Lo mismo sucede con las tendinitis, cervicalgias, lumbalgias, rectificaciones de columnas y diferentes enfermedades laborales (que no son reconocidas como tal). Pero poco importa, la responsabilidad de la empresa o los accidentes por fuera del trabajo, parecieran no tenerse en cuenta a la hora de analizar los motivos de las licencias médicas. Para ellos, la “culpa” es de los trabajadores, para nosotros siempre fue de la empresa que nos expone a trabajar como máquinas. Una vez que ya no servís, se te descarta.
Esas discusiones no eran del agrado de la empresa ni del sindicato. Peor aún era si a alguien se le ocurría preguntar qué pasó con aquella campaña impulsada siete años atrás donde se exigía que la totalidad de la jornada laboral dure 6hs, la respuesta no era más que de excusas y de negación. La reducción de la jornada laboral pasó a ser un tema tabú. Cualquier persona con un poco de sentido común cree que el trabajo de cajero de peaje es insalubre y que no se trabajan más de 6 horas. Lo cual tiene lógica ante el constante ruido de bocinas, frenos y motores, el trabajo repetitivo y monótono que no te deja 5 segundos libres entre auto y auto, la presión de manejar el dinero, lidiar con el malestar de los usuarios ante los tarifazos, las demoras y las no liberaciones, etc etc etc.
En este sentido, que la comisión interna del sindicato de Comercio, dirigido por el menemista Cavalieri, justifique y avale estos despidos no hace más que preocupar y allanar el camino de la empresa a ataques aún mayores. Aquellos que cuando enfrentaban al SUTPA decían ser más democráticos, no hacen una asamblea hace más de media década y la cúpula de la comisión interna lleva casi diez años sin trabajar. Pasar a ser un sindicalista vitalicio que no trabaja, suele hacer que te olvides de lo que significa trabajar en un peaje y sus consecuencias.
“¿Cuáles son los motivos de los despidos?” pregunté a quién se podría parecer a una máquina que sólo es capaz de reproducir: “decisión de la empresa”. Con 5 años de antigüedad, más o menos, ya nos conocemos entre todos. En el último tiempo, en el peaje Alberti habían lanzado una persecución a Javier, un ex delegado que era militante del PTS para hacer su día a día en un lugar insalubre más insoportable. Al mismo tiempo, en el peaje de Avellaneda proliferaban las pintadas contra el PTS y el destrato con el militante que trabaja ahí, Manuel, llegó a su punto máximo cuando un trabajador perteneciente a la agrupación afín a la comisión interna le pegó una piña. Previamente, este patotero había hostigado a otro cajero al punto tal que decidió renunciar a la empresa al ver que esta persona tenía vía libre para apretar compañeros. Siempre molestó que hablemos abiertamente de política, la empresa quería que solo trabajemos alienados cobrando sin parar y para el sindicato lo mejor era no politizar nada, vivir en una burbuja en una isla.
En mi caso, la persecución había iniciado por varios motivos: organizar el apoyo a los despedidos de Lear, ser parte e impulsor de una gran campaña por #NiUnaMenos en AUSA, rechazar el despido discriminatorio de Fabiana, realizar denuncias al accionar pro empresarial de jefes, expresar mi disconformidad ante la terrible y exasperante vista gorda que se hace a la hora de liberar el peaje cuando el tráfico es insoportable, y un largo etcétera
En las semanas previas a mi despido, se charlaba en los descansos el gran ejemplo que era la lucha de PepsiCo para enfrentar los despidos y el ajuste macrista. A los que nos hacen vestir de amarillo no les habrá gustado ver como los stickers de “no compre productos PepsiCo” aparecían en múltiples lugares. La solidaridad es concreta: en estos días acercaremos los $1500 que juntamos para aportar al fondo de lucha de los despedidos que están sosteniendo una carpa frente al Congreso de la Nación.
En vez de rechazar el despido, se transforman una vez más en los voceros para justificar la acción de la empresa. Arman a su tropa y disfrazan un despido. Al igual que el secretario general de la alimentación, Rodolfo Daer, y funcionarios del gobierno macrista como Patricia Bullrich, repiten que la culpa es de la izquierda y que somos "quilomberos".
Lo que se dice “sin causa” es un despido discriminatorio y persecutorio. Mientras termino esta nota, llegan mensajes de que están despidiendo a otro cajero que estuvo de licencia, ya son varios pero como no hay comunicación oficial ni gremial, los propios trabajadores hacen llegar las noticias desde los distintos peajes de la Ciudad de Buenos Aires. Defender los puestos de trabajo en la situación nacional actual, es un tarea que tiene que estar a la orden del día. |