Fotografía: EFE
"Nos vamos físicamente pero volveremos, estamos todos juntos en esto, las calles nos esperan y allí estaremos", dijo a Efe Paul Wong, un joven que vive en el campamento ubicado en el distrito financiero de Admiralty desde el pasado 26 de septiembre, dos días antes de que se declarase oficialmente la puesta en marcha del movimiento Occupy Central, instigado por una huelga estudiantil, para exigir mayores libertades democráticas para este territorio chino.
El desalojo de los manifestantes arrancará mañana las 09:00 horas locales cumpliendo una orden judicial en respuesta a una demanda interpuesta por una empresa de autobuses que alegó ver afectado su negocio por el corte de calles a raíz de las protestas.
La decisión judicial y de la empresa de llevar a cabo el desalojo mañana propició que el Gobierno local anunciara que la policía acabaría con toda el área ocupada, incluido el asentamiento en el distrito de Casueway Bay. Miles de agentes participarán en la retirada de las barricadas, unos 7.000 según medios locales.
Los líderes estudiantiles y legisladores liberales llamaron a la calma y a evitar el enfrentamiento con las autoridades, especialmente por el desproporcionado número de fuerzas que habrá en uno y otro bando.
Si bien han pedido que aquellos que quieran seguir en el campamento vengan protegidos con escudos y gafas ante la posibilidad de que tengan que ser desalojados por la fuerza.
"Me voy hoy porque tengo miedo a cómo pueda tratarnos la policía mañana, pero no me voy triste, sé que hemos logrado algo, hemos educado a mucha gente joven", aseguró a Efe una profesora que ha pasado a diario por las tiendas y que prefirió no dar su nombre. "La batalla continuará, volveremos, no vamos a abandonar", dijo.
Hoy se contaban por cientos el número de personas que quisieron inmortalizar en sus teléfonos las últimas estampas de estas protestas que muchos consideran que va a cambiar el devenir político de este territorio chino.
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