Fotografía: Enfoque Rojo
Muchos de los que estuvimos este sábado en el Acto del PTS pudimos ver que no solo en La Plata cambio algo, sino que también en Jujuy, en Neuquén, en Rosario, en Mendoza y en Córdoba, y en tantos lugares más de todo el país.
Este sábado pudimos ver que mientras muchos de nosotros participábamos de la campaña de solidaridad por Lear y Donnelley juntando alimentos y moviendo el fondo de lucha por las Facultades de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), armando equipos de futbol con nombres de fantasía para participar del torneo solidario de Berisso, o cuando cambiamos nuestra salida de los viernes con los pibes y las pibas por la de las Peñas Solidarias, en otros lugares también la juventud se estaba moviendo. A fin de cuentas este sábado caímos en la cuenta que miles de jóvenes de todo el país estábamos en la misma y darse cuenta de eso significó una verdadera emoción.
Como nos contaba un compañero de secundarios del barrio de Olmos al ver la bandera de “Jamás Esclavos” llevada por los compañeros de la juventud trabajadora: cuando era más chico había escuchado hablar de Mafissa y la gran pelea que dieron aquellos jóvenes trabajadores ahí cerca de su barrio y hoy no solo esos mismos trabajadores estaban viajando en su mismo micro hacia el acto sino que eran la continuidad de los Lear, los Donnelley y los Zanon.
Este año no solo la solidaridad nos ocupó la cabeza, el tiempo, el esfuerzo, el poner el cuerpo... sino que también nos llenamos de bronca cuando nos enteramos por los mensajes de Whatsapp que nos llegaban con la noticia de que habían encontrado el cuerpo de Luciano. Nosotros sabíamos, que a Luciano lo mató la policía. Con varios estudiantes secundarios de La Plata, empezamos a charlar que algo teníamos que hacer… no podía seguir quedando impune, había que denunciarlo. Realizamos un gran festival anti-represivo donde llenamos la Plaza San Martín, frente a la casa de gobierno, con decenas de jóvenes que estaban conmovidos por Luciano y los miles de casos de gatillo fácil que salen a la luz todos los días.
Cuando fuimos al acto vimos que no era Luciano Arruga solamente, nos encontramos con Las Madres de Las Gorras que llegaban desde Córdoba, con los cientos de jóvenes que llegaban de Rosario levantando en alto la bandera de Justicia por Franco Casco… joven, albañil, pobre y asesinado por la policía, además de las varias organizaciones de derechos humanos que vienen acompañando desde año estas luchas, que bien represento la abogada del Ceprodh y dirigente nacional del PTS Myriam Bregman cuando habló.
No solo la aparición de Luciano nos hizo hervir la sangre, sino que también nos llenó de indignación cuando vimos por la tele la desaparición de los 43 estudiantes mexicanos. Recorrimos todas las aulas y empapelamos pasillos de la UNLP; pero teníamos que organizarnos. Impulsamos el Comité de Solidaridad con la lucha de México que se movilizó en cada convocatoria internacional que lanzaron los estudiantes mexicanos. En el acto, el saludo de los compañeros mexicanos del MTS nos llenó de fuerza y nos fortaleció en que hay que seguir hasta que aparezcan los 43. Porque “vivos se los llevaron, y vivos los queremos” gritamos mientras Argentinos Juniors colmado levantaba los rostros de los desaparecidos, mientras flameaba la bandera en la platea denunciando que el Estado es el responsable.
Muchas de las que participamos estuvimos presentes con miles de mujeres en Salta en el Encuentro de Mujeres. Hace días nomas estuvimos movilizando en La Plata junto a las compañeras de Pan y Rosas levantando las banderas contra la violencia hacia las mujeres, para que el caso de Sandra Ayala Gamboa no quede impune y en el olvido. Romi estudiante de Trabajo Social y militante de Pan y Rosas nos comentó que al escuchar a Andrea D`Atri “(…) incansable luchadora por los derechos de las mujeres y la comunidad LGTB, me parece muy importante que las mujeres luchemos por los derechos que nos pertenecen (…)”. Volvimos convencidas de que “Si en realidad queremos transformar la vida, tenemos que aprender a mirarla a través de los ojos de las mujeres”.
Una inolvidable jornada que nos planteó la realidad y la necesidad de multiplicarnos por miles para potenciar y poner en pie esa organización revolucionaria de trabajadores, jóvenes, mujeres. Como planteo Cecilia “para expropiar a los expropiadores, derrotar su estado imponiendo un gobierno de los trabajadores y el pueblo, y construir una sociedad libre de explotación y opresión”.
Haciendo nuestras las palabras de Carlos Morelli, trabajador y delegado de los Astilleros Astarsa en los años 70 y presente en el Acto: “sentimos como todos los que estábamos allí que este es nuestro lugar, y no sabemos si hacía calor o ese cariño tiene esa temperatura”. |