El pasado día 20 de julio la región de Alhucemas se vio nuevamente paralizada por otra huelga general convocada por el Movimiento Popular Rifeño. La principal exigencia de la huelga era la retirada del ejército que ocupa el Rif (25.000 militares) y la liberación inmediata de los presos políticos.
El Movimiento Popular Rifeño viene meses exigiendo también escuelas, hospitales, una universidad, respeto a la cultura rifeña, el fin de la pobreza extrema, la lucha contra la corrupción y libertades democráticas.
La única respuesta que ha dado el régimen marroquí a estas reivindicaciones populares ha sido la represión, que deja ya al menos un muerto y en torno a unos 200 presos políticos rifeños.
Imad Attabi reflejaba en carne y hueso la situación de miles de jóvenes que el pasado 20 de Julio respondían al llamamiento del movimiento de lucha rifeño y salían a manifestarse pese la prohibición de parte del Estado. Las fuerzas de represión de la dictadura marroquí no dudaron en utilizar un gran número de bombas lacrimógenas para dispersar a los manifestantes en los distintos lugares donde se iban agrupando.
Fue en el barrio de Afazar donde uno de esos proyectiles cayó directamente sobre la cabeza del joven, al que un trozo de metralla le quedó alojado dentro del cerebro. Desde entonces, el estado de Imad era de "muerte cerebral", aunque se produjo una especie de apagón informativo sobre su estado clínico.
La clase dominante y su Estado no están interesados en absoluto en dar una respuesta a las demandas de los manifestantes del Rif. Todo su interés es apagar las protestas de cualquier manera, sea con la represión o con falsas promesas, con una preferencia con lo primero. La mano dura es lo único, desde el punto de vista de estos criminales, que puede garantizarles la estabilidad de su régimen y evitar el contagio de estas protestas a otras áreas del país.
Sin embargo, las peores pesadillas del régimen se están convirtiendo en una realidad. El movimiento del Rif se ha convertido en un punto de referencia para todas las zonas marginadas y empobrecidas de Marruecos. La lucha de los manifestantes se ha convertido en una fuente de inspiración para la juventud revolucionaria y los pobres en general en todas las partes del país.
La solidaridad se expande de forma que aterroriza a los gobernantes, desde Nador, Oujda, Tetuán y Tánger a Kenitra, Fez, Taoujtat, Rabat; desde Casablanca a Kelaât Sraghna, Agadir, Tiznit... ¡Marruecos entero se levanta! Todavía hay llamamientos a nuevos movimientos de solidaridad en las redes sociales.
Se nota que el régimen está aterrorizado con esta expansión en sus desesperados intentos de reprimir cada manifestación y cada movimiento de solidaridad. Pero no consigue apagar una protesta cuando se enciende otra, y no termina de impedir una marcha cuando se moviliza otra. |