En la primera entrevista que habíamos realizado a Claudio Castro apelábamos a la imaginación del lector, en los primeros párrafos este diario decía: “Imagine quien esté leyendo esta nota que una mañana suena el timbre y del otro lado se anuncia la Policía. Imagine que una vez abierta la puerta irrumpen en su casa decenas de efectivos acusándole de haber asesinado a uno de ellos. E imagine que uno de los efectivos le muestra un arma de fuego (que jamás había visto antes) y le dice que fue encontrada debajo de su colchón y es el arma asesina. Imagine también que lo que sigue es un mes entero de detención y torturas. Hay personas para las que estos hechos no son sólo parte de la imaginación. La historia de Claudio Castro, de su hermano Danilo y de Matías Serón tiene todos los ribetes de un thriller hollywoodense. Eso sí, mezclado con la perversidad que significa que uno de los protagonistas principales de ese thriller sea la maldita Policía de la Provincia de Buenos Aires”.
El día llegó, ayer en el TOC N°6 de Lomas de Zamora se realizó el juicio. En el imaginario popular se podría encontrar un juicio largo, de horas de sesión por turno y meses de debate, pero la ridiculez del armado de la causa fraguada que les hicieron a los hermanos Castro y a Matías Serón, la deliberación de su inocencia llegó en apenas hora y media.
Presenciando el juicio se encontraba Mirta Baravalle de Madres de Plaza de Mayo línea fundadora, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), APDH La Matanza, el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ceprodh), el Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels), Alberto Santillán, padre de Dario Santillán y otras organizaciones.
Los jueces comenzaron con las acusaciones fraguadas por la Policía Bonaerense que le imputaban a Claudio, Matías y Danilo: “Homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas con el uso de armas de fuego y contra un miembro de las fuerzas de seguridad pública, en concurso real con robo calificado por uso de arma de fuego, victima Alberto Reynoso”, un crimen que está condenado por el código penal a cadena perpetua.
Luego el juez a cargo Gabriel Vanderberg hizo una pausa y ante sus ayudantes preguntó: “¿Me puede informar si se ha autorizado la grabación del debate y a cargo de quien?”.
La respuesta no tardo en llegar, la autorización para que los medios estuvieran presentes estuvo a cargo del abogado de Claudio y Danilo el “Negro” Soarez de la “Gremial de Abogados”.
Soarez compareció contra el juez: “Muchos de los medios que están presentes pertenecen a medios alternativos, medios digitales y la defensa los conoce absolutamente a todos” a lo que el juez no tuvo alternativa más que dejar filmar a la prensa.
Luego el juicio prosiguió con la presentación de los imputados, nombre, apellido, estado civil, a que se dedican, etc.
Llegó el turno del fiscal a cargo de imputar a los acusados falsamente y destacó una testigo clave que fue usada de manera escandalosa por parte de la Policía Bonaerense: “La testigo principal Malvina Ales presenta un retraso madurativo el cual no le permite saber leer, ni escribir” luego describió con lujo de detalles el asesinato del Capitán de la Policía Reynoso.
No, ninguno lo era
Al terminar la descripción del homicidio se presentaron tres testigos claves. Dos de esos testigos presenciaron hechos diferentes, por un lado decían que vieron a dos motos con dos personas en cada una mostrando un arma. Otro decía que en el transcurso de la noche vio pasar a tres personas, el juez le hizo una pregunta aclaratoria:
Usted dijo que conocía a los hermanos Castro y vio pasar a tres muchachos de entre 20 y 30 años, antes de los disparos. Esos tres muchachos, como usted conoce a los Castro, alguno de ellos ¿era alguno de los Castro?
La respuesta por parte del testigo fue contundente: “No, ninguno lo era”.
Lo único que poseían en común las tres personas citadas es que a las 8 de la mañana del día después del asesinato, la Policía Bonaerense les toco la puerta y los citó a declarar contra los Castro, sabiendo desde un primer momento que nunca ellos habían sido testigo presenciales del hecho y no podían aportar nada al esclarecimiento del homicidio.
Absolución
Inesperadamente para todos los presentes comenzó rápidamente el turno de los alegatos, el fiscal en sus dichos fundamentó: “Debo decir que con las pruebas que se han apuntalado a este debate, no se han reunido los extremos necesarios para apuntalar la acusación que se pusiera en cabeza de los acusados”
Luego prosiguió: “Todo este debate se ha centrado en cinco testigos claves, las tres personas que testificaron hoy, Vila y Malvina Ales. Ella es tomada al inicio de la instrucción policial para ser testigo de la reproducción de un video en el cual se podía sostener que estaban los autores del hecho. Lo cierto es que en las primeras declaraciones Malvina habría dicho que había reconocido a Danilo Castro por una renguera particular. Luego en la fiscalía dice que ‘hay una parte que dijo y otra que no dijo’. Concretamente la parte que no dijo es la parte que refiere a los hermanos Castro”
El fiscal continua: “Malvina dice que si bien le mostraron un video, no reconoce a nadie en el mismo, que firmo las actas pero no le fueron leídas, se lo hace comparecer al padre que les explica que su hija tiene un retraso madurativo de segundo grado no permitiéndole saber leer ni escribir, no obstante, es tomado como prueba por parte de la instrucción”.
El fiscal da cuenta de lo sucedido anteriormente, alega que en el ministerio publico fiscal dicen: “Todavía queda una prueba, las huellas dactilares. Dichas huellas encontradas en el lugar del hecho según la perito son incompatibles con las huellas de Claudio, Matías y Danilo”
Luego de la intervención del fiscal a los jueces no les quedó otra opción que darle la absolución a los tres hermanos.
Claudio Castro al finalizar el juicio declaró: “Después de dos años y ocho meses estamos frente a una situación que no elegimos y que no buscamos. Espero que se entienda que hubo pruebas falsas plantadas en esta causa. Mi familia desde entonces ha luchado contra esta mentira, y lo único que quiero decir es que tanto mi familia como yo nos sentimos manoseados por la Justicia. Puedo asegurarles que nada, más allá de esta sentencia, nos va a quitar el dolor que pasamos. Nosotros no ganamos el juicio sólo porque somos inocentes, lo ganamos porque dejamos todo en las calles; si veníamos solos nos iban a cocinar ahí adentro”.