A pocos días del femicidio de la estudiante de Lomas de Zamora Anahí Benítez, la violencia hacia las mujeres vuelve a ser noticia. El día martes la comunidad educativa de Avellaneda nos enteramos del fallecimiento de la compañera Giselle Gil, que enseñaba en las escuelas técnicas nº2 y nº3, y en la secundaria nº 31.
Giselle fue atacada por su pareja, y estuvo más de un mes internada peleando por su vida. Cuando nos enteramos de su fallecimiento, la bronca y el dolor se extendieron a medida que circulaba la noticia, tanto en las escuelas como por las redes sociales. También, fue creciendo la necesidad de expresar esa bronca con una movilización y el reclamo por “Ni una menos”.
En Argentina, una mujer cada 18 horas en el país es asesinada por un hombre. Una cifra que viene en aumento que desde hace dos años es denunciada en las calles por miles personas cada 3 de junio donde en menos de un año se realizaron dos paros que denuncian este hecho.
Hasta ahora, ninguno de los gobiernos tomó medidas a la altura de este crimen social que nos atraviesa. Durante el gobierno de Cambiemos, sólo este año se redujeron las partidas para los programas de prevención y erradicación de la violencia de género, con el agravante de que dicha partida fue transferida para la policía, la misma institución que es denunciada por ser parte de las redes de trata y el narcotráfico. Una verdadera provocación.
El estado busca disciplinar a las mujeres con todo el aparato de leyes, jueces y fiscales. Se las persigue si abortan, si se defienden de su agresor, o si cumplen con su deber de garantizar la interrupción del embarazo cuando la ley lo avala, como ocurre con una médica en Chubut.
La realidad es que miles de mujeres no pueden abandonar los hogares en los que sufren la violencia machista por parte de sus parejas, algo que podría solucionarse mediante la construcción de refugios y la asistencia económica para las mujeres. El proyecto de Ley de Emergencia Nacional contra la Violencia hacia las Mujeres presentado por Nicolás del Caño del PTS-FIT ni siquiera fue debatido en el Congreso a pesar de que ya en algunas provincias se declaró la emergencia (son los casos de Tucumán y Salta), así como lo hizo el Concejo Deliberante en La Plata.
El movimiento de mujeres no puede depositar ninguna confianza en la justicia que las criminaliza y las persigue. Las respuestas ante cada hecho de violencia de género no pueden agotarse en el pedido de justicia para la víctima, sino en una mayor organización independiente del Estado.
Para que no haya Ni una Menos, los sindicatos docentes, convocando al resto de los gremios y organizaciones realicen un nuevo paro nacional, y nos movilicemos para arrancarle al Estado una ley de emergencia por violencia de género. Este sería un paso importante, pero no el único, porque tenemos que ser conscientes que la lucha contra el machismo es una lucha contra el capitalismo, por eso es fundamental organizarse en cada lugar de trabajo y estudio para pelear todos por nuestros derechos.
Amigos y compañeros convocan a una concentración para este viernes a las 20 horas en Avenida Mitre y Las Flores, en Wilde. Los docentes de la lista Marrón y la Multicolor se sumarán a la convocatoria para reclamar ¡Ni una menos! |