Decía Lenin que “para enfocar la insurrección al estilo marxista, es decir, como un arte, debemos, al mismo tiempo, sin perder un minuto, organizar un Estado Mayor de los destacamentos de la insurrección, distribuir las fuerzas, enviar los regimientos de confianza contra los puntos más importantes, cercar el Teatro de Alejandro y ocupar la Fortaleza de Pedro y Pablo, arrestar el Estado Mayor y al gobierno, enviar contra los cadetes militares y contra la "división salvaje", aquellas tropas dispuestas a morir antes de dejar que el enemigo se abra paso hacia los centros de la ciudad; debemos movilizar a los obreros armados, haciéndoles un llamamiento para que se lancen a una desesperada lucha final; ocupar inmediatamente el telégrafo y la telefónica, instalar nuestro Estado Mayor de la insurrección en la central telefónica y conectarlo por teléfono con todas las fábricas, todos los regimientos y todos los puntos de la lucha armada, etc.”, El marxismo y la insurrección (1917).
El arte de la lucha por la iniciativa
Para Lenin, tomando la máxima del gran teórico de la guerra, el general prusiano Carl von Clausewitz, la guerra es la prolongación de la política por otros medios y consecuentemente la insurrección debe ser tratada como un arte, de manera creativa y teniendo en cuenta cada detalle y todos los métodos de la lucha de masas. Además, “el marxismo exige que la cuestión de las formas de lucha sea enfocada históricamente. Plantear esta cuestión fuera de la situación histórica concreta significa no comprender el abecé del materialismo dialéctico”, V. I. Lenin, La Guerra de Guerrillas (1906).
Lo mismo puede decirse del ajedrez, como planteamos en nuestra primera nota. Cada nuevo desarrollo de las tecnologías y las comunicaciones fue modificando la técnica del juego, logrando que los maestros deban perfeccionarse constantemente e ir actualizando su repertorio de aperturas, buscando novedades cada vez más incisivas para lograr una pequeña ventaja. Ningún conocimiento es inmutable, ni tampoco sirven las formulas universales. Esta es una de las muchas contribuciones que los soviéticos hicieron al ajedrez.
Pero no basta con el esfuerzo consciente y sistemático para aprender nuevas variantes de apertura. Cuando uno se sienta en el tablero a jugar una partida de ajedrez se prepara para una guerra que va a ser prolongada. Es un error esperar una victoria rápida en la primera batalla (muchos aficionados aprenden celadas de memoria, algún jaque mate típico, como el del pastor). El ajedrez se desarrolla en muchas etapas de lucha, que son la apertura, el medio juego y el final. Uno debe imponer los “pequeños planes” (al decir de Capablanca) de unas cuatro o cinco jugadas, en cada fase de la partida. Para ello es fundamental, como se menciona en todos los tratados militares, “sorprender al enemigo”.
Como en el ajedrez no existe la “nocturnidad” ni se puede atacar al enemigo cuando está en movimiento, “desplazándose en una ruta”, lo que se exige es un cálculo exacto de varias jugadas previas. Cazarlo desprevenido en una variante que no haya visualizado, atacar sus debilidades con precisión, etc. El premio de este esfuerzo sostenido en las fases críticas de la partida será apoderarse de la iniciática. Otro destacado general del siglo XX, Mao Tse Tung, decía que “la iniciativa significa aquí libertad de acción para un ejército, en contraste con la situación en que las tropas quedan privadas de esta libertad. Para un ejército es vital la libertad de acción, y en cuanto la pierde, se encuentra al borde de la derrota o la destrucción”, Sobre la guerra prolongada (1938).
Cada etapa del juego tiene sus propios objetivos, los pequeños planes que debemos imponer para lograr la iniciativa exigen ser tratados con la suficiente anticipación para sorprender al adversario y con la necesaria flexibilidad para adaptarlos a sus posibles jugadas. Estas miles de pequeñas batallas que un jugador analiza en su mente son las que inclinan la balanza y permiten que uno se apodere de la iniciativa.
“Se puede decir que las operaciones ofensivas de decisión rápida en líneas exteriores, por las cuales abogamos, así como la flexibilidad y la planificación, necesarias para llevarlas a cabo, están todas destinadas a lograr la iniciativa para reducir al enemigo a la pasividad y alcanzar el objetivo de conservar las fuerzas propias y destruir las del enemigo. Pero la iniciativa o la pasividad son inseparables de la superioridad o inferioridad en la capacidad bélica; por consiguiente, también son inseparables de una dirección subjetiva correcta o errónea de la guerra. Además, existe la posibilidad de explotar las apreciaciones erróneas y la desprevención del enemigo para ganar la iniciativa y reducirlo a la pasividad” (ídem.).
Ahora pasamos a ver una partida que ilustra las cualidades necesarias para apoderarse de la iniciativa, en una verdadera batalla entre dos monstruos del ajedrez, los grandes maestros soviéticos y campeones mundiales Mijail Botvinnik y Mijail Tal.
Tal,Mihail - Botvinnik,Mikhail [C18]
World Championship 23th Moscow (1), 15.03.1960
1.e4 e6 2.d4 d5 3.Cc3 Ab4 4.e5 c5 5.a3 Axc3+ 6.bxc3 Dc7
Esta es la variante Winawer de la defensa francesa, una especialidad de Botvinnik. En ella las negras generan un inmediato desequilibrio en la posición y buscan apoderarse de la iniciativa. Perdieron un importante alfil pero a cambio tienen una sana estructura de peones y si el centro de peones del blanco se mantiene estático, puede convertirse en objetivo de ataque para la caballería del negro.
7.Dg4!
Tal, fiel a su estilo agresivo en el juego, le propone una dura pelea a Botvinnik por la iniciativa, amenazando directamente con su reina a los peones del flanco rey del ejército negro.
7…f5 8.Dg3 Ce7
Golpe por golpe, ahora Botvinnik ofrece a sus peones del flanco rey para abrir líneas de ataque para su torre, ganar tiempos en el desarrollo de sus piezas menores y lograr una contraofensiva central al rey blanco.
9.Dxg7 Tg8 10.Dxh7 cxd4 11.Rd1!?
Tal acepta el desafío y ubica a su rey, de una manera provocativa, en las líneas de fuego. Podemos comprobar cómo esta partida se juega únicamente con un análisis concreto de cada posición y no en base a consideraciones generales, válidas a todas las partidas. Las primeras enseñanzas de cuidar los peones, desarrollar las piezas en el centro del tablero o proteger al rey mediante el enroque, han sido “olvidados”… ¡por los mejores jugadores del mundo, el campeón y su retador!
11...Ad7 [11...Cbc6] 12.Dh5+ Cg6 [12...Rd8 13.Ag5 (Tal) (13.Ce2 dxc3 14.f4 Dc5! (Euwe 76); 13.Cf3 Tal, M - Botvinnik, M (12)/Wch24-Moscow/1961/1–0/)] 13.Ce2 [13.Dh7 Ce7 14.Cf3 (14.Dh5+ (Thomas)) 14...Dxc3 15.Ta2 (Schwarz 67); 13.Ag5 Aa4! 14.Ta2 Cc6, (Ragozin); 13.cxd4? Dc3! (Schwarz 67)] 13...d3! (Tal 77)
Botvinnik prosigue con la apertura de líneas y diagonales para atacar al rey
[13...Cc6!? 14.cxd4 Tc8 (14...0–0–0= (Thomas)) 15.Ta2 (Tal 77); 13...dxc3? 14.Cf4 Rf7 15.Dh7+ (15.Ad3 Cc6 (15...Dxe5 16.g4 Cc6 (16...Dh8 17.Cxg6) 17.gxf5 exf5 18.Tb1 b6 19.Tb5 Cce7 20.Te1± (Schwarz 67, Euwe 76)) 16.Axf5! exf5 (16...Ccxe5 17.Axe6+! Axe6 18.Dh7+ Tg7 19.Dxg7+!! Rxg7 20.Cxe6++- (Schwarz 67)) 17.e6+! Axe6 18.Dh7+ Tg7 19.Dxg7+! (Tal 77) 19...Rxg7 20.Cxe6++- Rf7 21.Cxc7 Tc8 22.Cb5) 15...Tg7 16.Dh6 Dxe5 17.Ch5 Cc6 18.Dxg7+ Dxg7 19.Cxg7 Rxg7 20.f4 (Coles); 13...Dxe5 14.cxd4; 13...Aa4 14.Cf4 Dxc3 15.Ad3 (15.Ta2 Rf7 16.Ad3! (Schwarz 67)) 15...Dxa1 16.Cxg6 Cc6 17.Cf4+! (Tal 77)(17.Ce7+ Rd7! 18.Cxg8 Txg8, (Tal 77))] 14.cxd3 Aa4+?!
Según Tal este es el primer error de Botvinnik, pues era un jaque innecesario que reubica al rey blanco y el alfil queda excluido de la batalla. Mejor es 14...Cc6!
15.Re1 Dxe5?! [15...Cc6!? 16.f4 (16.d4 0–0–0 17.Ag5 (Pachman 68) (17.f4 Ca5 18.Df3 Ac2! (Boleslavsky); 17.h4 Ccxe5 18.dxe5 Cxe5 19.Th3 Ae8! (Kotov)) 17...Td7) 16...0–0–0 17.Ad2± (Tal); 15...Ab5?! Podgorny 16.Ag5! (16.Ad2 Axd3 17.f4 Cc6 (Ragosin)) 16...Axd3 17.Rd2± (Tal); 15...Cd7! 16.d4 0–0–0 17.Ag5 (Pachman 68, eco 81) (17.Ad2) 17...Tdf8 (Euwe) (eco 74)]
16.Ag5! Cc6 [16...f4?! 17.d4! Df5 (17...De4 18.Axf4± (Schwarz 67)) 18.Cxf4 Dc2 19.Ce2± (Tal 77); 16...d4 17.cxd4 Da5+ 18.Ad2!± (Schwarz 67, Euwe 76)] 17.d4 Dc7 [17...De4?! 18.Tc1!± (Schwarz 67); 17...Dh8?! 18.Cf4!± (Schwarz 67)] 18.h4!±
¡Juego creativo y virtuoso! La torre se incorpora a la lucha de una forma inesperada, con una jugada que podría calificarse de principiante, pero que en esta situación es la mejor manera de hacerlo.
(Keres 69, eco 74/81, Suetin 88, mco 90) [18.Cf4? Cxd4!–+] 18...e5 [18...Cce7 19.Axe7 (19.Th3! Th8 (19...0–0–0 20.Te3 (Schwarz 67)) 20.Df3 0–0–0 21.h5!± (Schwarz 67)) 19...Dxe7 20.Cf4!? (20.Dg5+- (Tal)) 20...Df6 21.Cxg6 Txg6 22.g4! 0–0–0 23.g5 (Petrosian)] 19.Th3!± (Pachman 68) 19...Df7 [19...e4; 19...f4? 20.Dg4!± (Tal)] 20.dxe5 Ccxe5 [20...Th8? 21.e6! Dxe6 (21...Txh5 22.exf7+ Rxf7 23.Cg3!± (Euwe 76)) 22.Te3 Txh5 23.Txe6+ Rf7 24.Txg6! (Tal 77) 24...Rxg6 25.Cf4++-] 21.Te3 Rd7 [21...Th8? 22.Txe5+ Rd7 23.Te7+ Dxe7 24.Dxg6+- (Tal 77)] 22.Tb1 b6?! [22...Ac6! 23.Cd4 (23.Tb4? Th8–+; 23.Cf4 Tae8 24.Dd1 Cg4 25.Txe8 Txe8+ 26.Ae2 Cxf4 27.Axf4 Df6, (Euwe 76)) 23...f4 24.Txe5! Cxe5 25.Dxf7+ Cxf7 26.Axf4 Tae8+ 27.Rd2± (Tal 77)] 23.Cf4 Tae8 [23...Th8 24.Cxg6! Cxg6 25.De2 (Tal 77) 25...Txh4 26.Da6±] 24.Tb4! ±(Schwarz 67)
La otra torre también hace su entrada a la escena de una forma inusitada. Es realmente estético y artístico, la mirada profunda y libre de prejuicios de Mijail Tal permite que la magia aparezca en el campo de batalla.
24...Ac6 25.Dd1!
Es increíble que en la jugada 25 la dama, el rey y el alfil blanco permanezcan en sus casillas originales, encima con una ventaja decisiva.
25… Cxf4 [25...Cg4 26.Txe8 (26.Te2) 26...Txe8+ 27.Ae2+- (Tal 77) 27...Cxf4 28.Txf4+-] 26.Txf4 Cg6 27.Td4 Txe3+?! [27...f4 28.Dg4++-]
28.fxe3 [28.Axe3 f4] 28...Rc7 29.c4! La apertura de líneas es desastrosa para el negro. La partida ya está perdida completamente.
dxc4 [29...Ce7 30.cxd5 Axd5 (30...Cxd5 31.Ac4 Rd6 32.Af4+ Rc5 33.Dc2+- (Euwe 76)) 31.Axe7 Dxe7 32.Dc1++- (Tal 77) (32.Txd5 Dxe3+ 33.De2+- (Euwe 76))] 30.Axc4 Dg7 31.Axg8 Dxg8 32.h5 1–0
Conclusiones
Después de ver esta partida podemos dejar más en claro qué entendemos por flexibilidad, desde una mirada sin prejuicios, con la cita de un comandante militar cuyos méritos en la guerra de resistencia y liberación del imperialismo japonés fueron realmente importantes como parte de la insurrección de millones de campesinos chinos contra sus opresores.
“Es la expresión concreta de la iniciativa en las operaciones militares; es el empleo flexible de las fuerzas armadas. El empleo flexible de las fuerzas armadas es la tarea central, y también la más difícil, en la conducción de una guerra. Además de tareas tales como la organización y la educación del ejército y del pueblo, la conducción de la guerra consiste en el empleo de las tropas en el combate, y todo ello se hace para lograr la victoria. Ciertamente son difíciles tareas tales como organizar un ejército, pero más difícil aún es emplearlo, en especial cuando se enfrenta a uno más fuerte. Para ello, se requiere tener una alta capacidad subjetiva, vencer la confusión, la oscuridad y la incertidumbre peculiares de la guerra, y descubrir en ellas el orden, la claridad y la certidumbre; sólo así puede conseguirse la flexibilidad en el mando” (ídem.). |