Dos veces al año vuelve a realizarse un anuncio respecto al incremento de las jubilaciones, denominado por la ley que le dio origen "Movilidad Previsional", que reabre la discusión sobre el monto de los haberes que cobran mensualmente los jubilados y pensionados del país. Así también, en un caldeado momento político por el interregno entre las elecciones primarias y las legislativas de octubre, se escucha el trasfondo de los rumores, ya confirmados, de una nueva reforma del sistema previsional.
Lo cierto es que el gobierno se jactó de que con el incremento de las jubilaciones (y de todos los beneficios de seguridad social y topes de aportes que están atados a la Movilidad) éstas le ganarán a la inflación "por siete puntos". Sin embargo, la posibilidad del gobierno, por ahora, de modificar el índice de movilidad es nula ya que éste está determinado de antemano por una fórmula normada por ley
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Pero además, más allá de la falsedad de este enunciado que no pasa la prueba de las estadísticas inflacionarias, el gobierno omite entrar en una discusión aún más perversa: la mayoría de los jubilados son pobres.
Es que ahora la jubilación mínima, que recibe una importante mayoría de los adultos mayores, se ubicará en $ 7.245,37, lo que significa, en la Ciudad de Buenos Aires, ser prácticamente indigente (en junio la línea de indigencia para la Dirección de Estadísticas de la Ciudad era de $ 7.478,5) y percibir la mitad de los ingresos suficientes como para no ser pobre ($ 15.388,8).
De acuerdo a los datos del Ministerio de Trabajo, en diciembre de 2016, había 6,8 millones de jubilados y pensionados. El 65 % de ellos cobraba el haber mínimo.
Para las estadísticas del Indec el escenario no es tanto más auspicioso que para los porteños. De acuerdo a este organismo, en junio una familia necesitó ganar $ 14.811 para no ser pobre. Un nivel muy lejano al que percibe una mayoría de jubilados argentinos.
Tomando el cálculo de una canasta básica total para una familia tipo 1 compuesta por tres miembros, dentro de los cuales uno de ellos es un adulto mayor, la jubilación también estuvo sistemáticamente muy por debajo de ese nivel en el último año, como se observa comparando las líneas roja y verde en el gráfico siguiente.
Más aún, la medición que se elabora desde la entidad que dirige Eugenio Semino, la Defensoría de la Tercera Edad, muestra que las necesidades básicas de alimentos, medicamentos, vivienda, transporte, e impuestos, entre otros, que tienen los adultos mayores, indica que al menos desde mayo de 2010 la jubilación mínima estuvo lejos de satisfacer las mismas.
Fuente: La Izquierda Diario
La Defensoría informó que el monto de la Canasta Básica del Jubilado, asciendió a 16.134 pesos en el mes de mayo. Los rubros que más han aumentado son: alimentos, gastos de vivienda, servicios y medicación, estos dos últimos duplicaron su valor al 100%.
RUBROS QUE COMPONEN LA CANASTA BÁSICA DEL JUBILADO
VIVIENDA $ 4.131,47
MEDICAMENTOS $ 3.860,27
ALIMENTOS $ 3.617,00 (el monto es mayor cuando se consumen productos de dieta que no están contemplados en el programa de precios cuidados)
HIGIENE Y LIMPIEZA $ 1.588,28
TASAS Y SERVICIOS $ 900,00
TRANSPORTE $ 730,00
VESTIMENTA $ 728,98
RECREACIÓN $ 578,00
TOTAL $ 16.134
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El gobierno pretendió posicionarse como el "recomponedor" de los haberes de los jubilados con la mal llamada "Reparación Histórica". Pero su verdadero objetivo estuvo centrado en convalidar la "ley de blanqueo", mientras hacía demagogia con los jubilados. Al decir de Eugenio Semino, esta medida nunca estuvo pensada como una medida de seguridad social.
Según un informe reciente de ANSES, de 1.268.116 jubilados con propuesta de reajuste, sólo aceptó la mitad (651.860) y hay 33 mil jubilados que tuvieron un magro aumento de $50. El haber promedio pasó de $9.697 a $12.753, es decir, todavía por debajo de la línea de pobreza y de la Canasta de jubilados.
Por el contrario, el gobierno trae entre manos una nueva entrega a los empresarios, brindando música para sus oídos con las promesas de reducir las contribuciones patronales, aumentar la edad jubilatoria y asegurar jubilaciones aún de mayor miseria con la "Pensión Universal para el Adulto Mayor", que termina agrandando aún más la diferencia entre jubilados "de primera y de segunda". Los intentos por dividir a la clase obrera se llevan hasta el final de los días.
Por ello es urgente que los trabajadores, jóvenes, adultos y adultos mayores, rechacen la reforma jubilatoria reaccionaria y la reforma laboral, y exijan medidas urgentes para garantizar que los trabajadores y los jubilados accedan a canastas de vida suficientes, como la canasta básica y la canasta de jubilados.
No basta con seguir aplicando fórmulas de movilidad, es necesario llevar la jubilación mínima a $ 16.000, para que ningún jubilado pase hambre, y seguir reclamando por el 82% móvil.
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