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La Izquierda Diario
18 de agosto de 2017 Twitter Faceboock

Pelco Santa Fe: "No solo nos explotan, también nos contaminan"
Gala Fernández

A semanas de la explosión en una incineradora en Puerto San Martín, Santa Fe, publicamos el testimonio de un ex empleado de la planta, miembro del colectivo contra la contaminación de la empresa.

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Hace unas semanas, ocurría una explosión en la incineradora Pelco de Puerto San Martín, en la provincia de Santa Fe. José es un extrabajador de la planta y vecino del pueblo de Timbues que participa del colectivo ambiental organizado entre los vecinos contra la contaminación de la empresa. Sus palabras son las que siguen.

La planta que contamina a obreros y vecinos

Corría el año 2013 y estaba desempleado, no conseguía nada y mi novia me daba la noticia de su embarazo. Había mandado mil currículum y no salía ningún laburo, hasta que un pariente me dice que estaban tomando gente en Pelco. No me quedaba otra que entrar a trabajar a la fábrica que emanaba humo constantemente sobre el pueblo. Ingresé en el mes de mayo, de seguridad en administración; recepcionaba llamados, controlaba el ingreso de camiones y recorría la planta en una jornada de 12 horas, extenuante pero obligada.

Con el correr de los días me fui juntando con los trabajadores y averiguando qué tipo de trabajo hacían. Los operarios del horno incinerador eran cuatro, tenían turnos rotativos de 12 horas, trabajaban cuatro días seguidos y tenían cuatro de franco; ahí entraba el nuevo turno, eran cuatro turnos rotativos durante el mes, y eran los que peor la pasaban.

Un día ingresó un camión, después de verificar los papeles, me acerco a los operarios y noto que tienen interés en que no vea lo que meten en el horno pirolítico: son residuos patológicos, restos de operaciones, y todo este accionar sin guantes, ni barbijos, sin ningún método de seguridad, ninguna protección. Cabe aclarar que Pelco Pto. Gral. San Martín no tenía permiso para la incineración de residuos patológicos. Quedé shockeado, y de a poco me fui dando cuenta de lo peligroso que era trabajar allí.

Comprobé que los trabajadores del horno, cuando se acercaban a saludarme porque se iban a sus casas, tenían el olor a ceniza pegado en sus ropas y en sus caras negras. Llevaban toda esa contaminación a sus hogares, a abrazar a sus hijos.

Los compañeros no estaban organizados y tenían un conflicto gremial interno (había dos sindicatos). La mayoría estaba agrupado en el SUTRAQYP, el sindicato único de trabajadores químicos y petroquímicos, y solo un trabajador en otro sindicato que sí lo representaba y defendía. Pelco organizó una reunión con los trabajadores y el sindicato, les ofreció unos pesos más, pero todos debían pasarse al sindicato mayoritario, sin reclamos. Todos se pasaron menos el operario que estaba en el otro sindicato que lo representaba, es más, él no realizaba tareas peligrosas como los demás.

Por supuesto, como yo averiguaba demasiado, al tiempo me echaron, pero me sirvió para conocer todo lo que se hacía ahí adentro. Por suerte, no viví grandes accidentes, pero sé de operarios que sufrieron quemaduras.

En la planta se quema todo

Se hacen varios tratamientos a los deshechos; hay uno llamado "blending", que cuando llegan semillas para descartar se hace un proceso con cartones y tierra, se mezcla todo y eso después se incinera. Las cenizas se utilizan de relleno de la tierra en los alrededores de la planta; también tienen tomadas unas tierras cedidas por el municipio para "relleno", ahí se depositan las cenizas que con el viento se vuelan. Luego en el horno se incinera de todo: productos de material fotográfico, plástico, deshechos industriales, tinturas, lacas, barnices, compuestos orgánicos de fósforo, de plomo, de cromo, de cobre, éteres, solventes, mercurio, asientos, cromo, antimonio. Con un nuevo horno la empresa pasó de incinerar 2 toneladas diarias a 36/38 toneladas. Y nosotros respiramos todo eso.

La vida en el pueblo ya no es la de antes

Yo nací en Timbues, era un pueblo tranquilo, lleno de arboledas. Ahora los paraísos están secos por la contaminación, no crece vegetación alrededor de la planta. Este era un lugar amplio con biodiversidad. Ya no hay jilgueros ni amarillitos ni gorriones. Cuando éramos chicos jugábamos con los bichitos de luz, corríamos mariposas, buscábamos vaquitas de San Antonio, ahora mi hija ya no conoce esos juegos.

Lo que tenemos la mayoría de los vecinos son problemas respiratorios, vivimos con resfriados eternos que duran meses, nos gotea la nariz constantemente. También tenemos sarpullido (ampollitas) y disfonía. Todo esto desaparece cuando te alejás del pueblo, y según los médicos el prurito es debido a los nervios, pero es imposible que esto le pase a todo el pueblo. No solo eso, también ha crecido el porcentaje de enfermos de cáncer. Esta contaminación la sufrimos todos en Timbues, ya que el viento hace volar la ceniza enterrada, y junto a lo que despide la chimenea, la contaminación llega a 12 km. a la redonda. Tenemos que estar siempre con las ventanas cerradas por el olor nauseabundo de las chimeneas. Además, frente a Pelco hay granjas con gallinas. La ceniza y el humo caen sobre las aves y huevos, también sobre huertas y sembradios que después se reparten a lo largo de la zona.

Los vecinos tienen un gran compromiso con la causa de la contaminación y saben el peligro que corremos. Por eso formamos la organización Vecinos Autoconvocados por la Vida. Desde ahí se reclama a las autoridades municipales el control y posterior cierre de la planta. En enero, logramos con fotos, videos y el apoyo de ambientalistas que la gente de provincia nos escuche. Cerraron la planta un mes, acondicionaron algunas cosas. Pero volvieron a abrir y a incinerar. La lucha no solo es por los vecinos, también por los operarios que son los que están más expuestos a la contaminación, y los exámenes de salud que les realizan cada 6 meses son nulos, ya que los realiza Biogroup, el laboratorio más comprable de las empresas que trabaja a base de ellos.

Los vecinos queremos el cierre definitivo y la erradicación de Pelco; que los trabajadores no se queden sin empleo y que el Estado y el municipio cómplices del funcionamiento de la incineradora, los reubiquen. Mientras, la empresa acarrea millones, y a nosotros nos van matando lentamente.

El presidente de Pelco S. A es Luis Wuhl, así figura en los papeles. Pero todos sabemos que él es un testaferro, es un grito a voces de que el verdadero dueño es un importante político, candidato a senador en las PASO en la pcia. de Bs. As.

Qué paso después de la explosión

Después de la explosión mandamos una denuncia a la Provincia, a la Secretaría de Medio ambiente por el cierre total de la planta y la radiación del lugar. También presentamos una nota al Municipio de Pto. Gral. San Martín. Hace dos miércoles estuvimos en el Consejo Deliberante para tratar el tema de la explosión, queremos saber que líquido se derramó, si hubo remediación de suelos, ya que los contaminantes persistieron varios días en el ambiente. Sería bueno que se implemente la ordenanza 2010 que dice retirar la planta y la prohibición de los residuos peligrosos.

La lucha contra Pelco es ardua y viene de hace años, pero no nos van a callar.
Vamos a seguir luchando hasta lograrlo. Esto tiene que darse a conocer y por eso quise compartir mi experiencia. Porque, en definitiva, nuestras vidas valen más que sus ganancias.

 
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