En línea con la campaña demonizante contra el pueblo mapuche, Eduardo Feinmann a las comunidades mapuches del sur provincial en su programa de América TV.
Sin tapujos ni pruebas de ningún tipo, el conductor Eduardo Feinmann aseguró que existen conexiones entre las comunidades del sur de Mendoza y “los mapuches RAM” (Resistencia Ancestral Mapuche), agrupación señalada por la Ministra Bullrich como culpable de hechos violentos y utilizada como cortina de humo tras la desaparición de Santiago Maldonado en manos de la Gendarmería Nacional.
“El grupo armado que preocupa al Gobierno usurpó hectáreas en Malargüe” afirmó el zócalo de América TV, mientras Feinmann aseguraba que los “Mapuches RAM llegaron a Malargüe”, haciendo referencia a las 26 comunidades que la Organización Territorial Malalwece agrupa en el sur provincial.
Para reforzar tal argumentación, eligió entrevistar a Rosita Aldao, heredera de los Aldao que fueron parte de la Campaña del Desierto, hoy exitosa empresaria de San Rafael, poseedora de la Estancia Los Álamos (antiguo fortín de la lucha contra los pueblos originarios) y supuesta poseedora de los terrenos en los que se asienta la comunidad Mapuche Lof Suyai Levfv, víctima de hostigamiento permanente e intentos de desalojo.
“Sabemos que los mapuches nunca existieron en la provincia de Mendoza”, afirmó temerariamente la entrevistada por Feinmann y, haciendo relaciones entre el conflicto que la comunidad lleva adelante con su familia por los terrenos que habitan y la resistencia mapuche del sur, arriesgó: “Ahora me explico de dónde saca la plata esta gente”. Finalmente, en lo que sin dudas es una exhortación a la acción del aparato represivo estatal, Aldao señaló: “Estamos hartos que nos lleven por delante, que se naturalicen estas cosas. ¿Vamos a dejar que esto avance?”.
Sin dudas, esta constituye una muestra más de la campaña de demonización que el Gobierno nacional y provincial conjuntamente con los grandes grupos económicos intentan llevar a cabo sobre el pueblo mapuche para deslegitimar sus reclamos, consolidar la extranjerización y privatización de tierras y presionar aún más a una justicia que desoye los reclamos de los pueblos originarios.
