Este domingo de nuevo el presidente estadounidense amenazó con retirar al país que gobierna del TCLAN.
Vía Twitter afirmó “Estamos en el proceso de renegociación del TLCAN (el peor tratado jamás firmado) con México & Canadá. Los dos se están poniendo muy difíciles. ¿Tendríamos que ponerle fin?”
Apenas el pasado martes 22 de agosto, en un acto en Phoenix, Arizona, a dos días de finalizada la primera ronda de renegociaciones, Trump afirmó que "probablemente" en algún momento iba a ponerle fin al acuerdo, que tiene 23 años de vigencia.
En esa oportunidad, las autoridades de México y Canadá minimizaron los comentarios de Trump en el discurso del 22 de agosto, por considerarlos como una táctica de negociación.
Ahora, previo al comienzo de la segunda ronda de conversaciones en México a partir del 1 al 5 de septiembre, Trump profundiza la presión.
Otro provocador mensaje de Trump en Twitter, también de este fin de semana, insiste en la necesidad de que Estados Unidos construya un muro en su frontera sur. El mandatario afirmó que México pagará al final por el muro “a través de reembolsos/otra forma”.
Mientras tanto, los tres socios firmaron un acuerdo de confidencialidad previo a la apertura de las renegociaciones.
Trump mantiene como principal objetivo reducir el déficit comercial que Estados Unidos tiene con México. Según el magnate, éste asciende a 64 mil millones de dólares. No obstante, los datos del Census Bureau dicen otra cosa: el déficit acumulado desde enero hasta junio de este año asciende a 36,287 millones de dólares.
Por su parte, el gobierno de México, encabezado por Peña Nieto, rechaza la reinstalación de aranceles. Pero en distintas oportunidades manifestó su disposición a incluir temas como el comercio electrónico, las telecomunicaciones y el sector energético, así como la ampliación de las reglas de origen. Mientras tanto, los negociadores de Canadá han manifestado más recelo.
A su vez, tanto México como Canadá expresaron su rechazo a la eliminación del capítulo 19, que trata sobre la resolución de controversias, como quiere la administración Trump.
En cuanto al sector empresarial estadounidense, no todos están alineados con el presidente estadounidense. Quieren mantener las ventajas de la política fiscal y los bajos salarios de México. Y las trasnacionales de otras banderas, como Toyota, se pronunciaron también en contra de modificar las reglas de origen –el porcentaje de insumos fabricados en la región que se utilizan en la producción de manufacturas.
Es así que la oposición por parte de grandes corporaciones a cambiar las reglas del juego, junto al hecho la gigantesca cadena de valor instalada entre México, Estados Unidos y Canadá –que intercambian 2,600 millones de dólares por día– hacen muy difícil que se rompa el TLCAN.
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Lo cierto es que los trabajadores y los sectores populares de América del Norte nada bueno pueden esperar de la “modernización” del TLCAN, hecho a la medida de los intereses de los grandes capitalistas, para aumentar la explotación laboral y el saqueo de recursos.
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