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La Izquierda Diario
16 de diciembre de 2014 Twitter Faceboock

ANIVERSARIO // THE CLASH
Treinta y cinco años de London Calling, disco fundamental para entender una época
Augusto Dorado | @AugustoDorado

El domingo 14 de Diciembre, se cumplieron 35 años del lanzamiento del disco doble London Calling, de The Clash. Buena excusa para recorrer una de las obras musicales fundamentales de la década del ´80 y (¿porqué no?) de la historia de la música popular.

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Hay quienes sostienen que el tercer disco es el que determina si una banda está para algo grande o si ya pasó su “cuarto de hora”. La hipótesis es la siguiente: por lo general, el disco debut es fresco y enérgico, y muchos temas quedan afuera debido a una cuidadosa selección; el segundo disco está integrado por temas que no entraron en el primero y otros que se compusieron en el momento de éxito. Pero llega la hora de editar un tercer disco… ¿Y ahora qué? ¿Mantener la misma fórmula? ¿Cambiar para no cansar al público, que muy probablemente pida más de lo mismo? La historia de The Clash y su London Calling son la confirmación perfecta de esa hipótesis.

Después de un excelente disco debut (The Clash) editado en Abril de 1977, cuando ya eran una banda muy convocante junto a los Sex Pistols –como parte del tumultuoso y excitante movimiento punk-, en 1978 lanzaron Give´Em Enough Rope, disco con el cual desembarcaron con gran éxito en Estados unidos.

El ´78 y el ´79 fueron años de cientos de shows y giras para los Clash, por Europa y Estados Unidos, muy bien retratados en el film Rude Boy. Editaron varios simples (o singles) que más adelante se compilaron en el disco Black Market Clash. Pero el tercer álbum se demoraba.

En sus primeras recorridas por el mundo, ya no como jóvenes desempleados sino como músicos profesionales, perfeccionaron su sonido, su manera de tocar y abrieron aún más su ya abierta mentalidad musical. El cantante, Joe Strummer, traía influencias del rock clásico (Gene Vincent, Eddie Cochrane) y el Rockabilly; el guitarrista y segunda voz, Mick Jones, amante de The Beatles, los Who y los Rolling Stones; el bajista Paul Simonon era fanático de la música negra y sobre todo del reggae, se crió entremezclado con jóvenes inmigrantes afrocaribeños; y Topper Headon, que reemplazó en la batería a Terry Chimes, era un músico brillante y versátil que posaba sus oídos en todo tipo de música incluyendo el soul y el jazz. Ese cóctel de influencias hizo explosión: la etiqueta “punk” les empezaba a apretar.

Entre gira y gira, era tanta la inspiración que lograron y en tan buen momento los encontró en sus relaciones internas, que para lanzar un tercer disco tenían más de 20 temas y muy distintos entre sí. La banda le comunicó a su sello CBS que editarían un álbum doble al precio de uno. Los Clash estaban muy agradecidos con sus seguidores y consideraban esta medida una buena manera de retribuirles. Para CBS la idea no era muy simpática pero accedieron, pues ya a esa altura The Clash era una de las bandas más importantes de su catálogo.

El resultado: una de las obras más importantes de la historia del rock mundial. Un verdadero álbum en todo sentido de la palabra; como un collage de piezas diferentes entre sí pero que tenían sentido como parte de un todo: Reggae (como la composición de Paul Simonon, Guns of Brixton, en donde el bajista puso su voz), Ska (Rudie can´t fail, Wrong´em Boyo, Revolution rock), Soul, temas con un estilo más cercano al Pop (como el track oculto al final del disco y que no aparece en los créditos, Train in vain), otros con sonido más crudo (Clampdown o Hateful), hasta sonido rockabilly (cover de Brand New Cadillac, tema de Vince Taylor) y jazz (Jimmy Jazz),

En cuanto a las letras, la mejoría era notoria. Abría London Calling el tema del mismo nombre, que pintaba el panorama negro que se avecinaba con el arribo de Margaret Thatcher y los conservadores al gobierno británico.

Letras de denuncia anti imperialista (Coca Cola), sobre la explotación (Clampdown), la marginalidad y la brutalidad policial en los barrios populares (Guns of Brixton), y también hermosas canciones sobre temáticas más universales como la soledad (Lost in the supermarket), o cuestiones históricas como la guerra civil española (la conmovedora Spanish bombs).

Si bien en el momento de su lanzamiento se alzaron voces de rechazo entre algunos fans, que consideraban que abandonaban el punk, las letras y el rumbo al que tomaba la banda decían lo contrario. The Clash se renovaba, se afianzaba, no se estancaba en un sonido: la verdadera actitud punk era la que sostenían los muchachos de Brixton.

Nunca conviene guiarse por rankings, pero ninguna revista especializada deja de incluir a London Calling entre las mejores obras musicales de todos los tiempos. La Rolling Stone consideró al disco como el mejor de los ´80; aunque se editó unos días antes del comienzo de la década, la marcó a fuego. Centenares de grandes artistas que les siguieron, tomaron a este álbum como referencia.

Desde La Izquierda Diario celebramos por 35va. vez la aparición de London Calling y, a quienes no lo hayan escuchado, recomendamos ponerle mucha atención. Para cientos de miles de jóvenes en las últimas tres décadas, nada fue lo mismo después de oírlo.

 
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