El chavo del ocho, ese personaje que acompañó la niñez de tantos chicos decía una frase que se hizo extremadamente popular: “lo hice sin querer queriendo”. Y ante la actitud inocente de un niño que no es consciente de las consecuencias de sus actos, el espectador no podía más que colmarse de ternura y aceptar esa especie de disculpa.
Pero si el “sin querer queriendo” forma parte estructural de un gobierno, entonces la mirada no puede ser la misma.
Ayer el gobierno nacional anunció, mediante una gacetilla, la construcción de tres hogares de protección integral para mujeres víctimas de violencia de género y sus hijos. La inversión es de 46 millones de pesos y los municipios en donde estarán los hogares serán La Plata, Morón y Quilmes.
Hasta aquí el anuncio no dejaba de ser eso, un acto de divulgación de las obras que el gobierno iniciará como parte del Plan Nacional para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres.
El punto es que “sin querer queriendo” en esa gacetilla aparecía la dirección exacta de cada hogar, un dato que es justamente el que tiene que mantenerse en absoluta reserva, ya que hacerlo público pone en riesgo la seguridad de las mujeres.
Casi inmediatamente, emitieron una nueva gacetilla con las direcciones tachadas en negro con una aclaración que decía: “Repetimos el material sobre los hogares para víctimas de violencia de género, suprimiendo las ubicaciones por razones de seguridad para las personas que allí reciben asistencia”.
Lo que sucedió no puede tomarse como un simple error, porque en estos casos dar o no a conocer algo puede significar dejar expuesta ante su agresor a una mujer y sus hijos.
Tampoco podríamos decir que es la primera vez que hacen público un dato vital. Basta solo con retroceder al año 2012, cuando Mauricio Macri, que en ese momento era el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, anunció la realización del primer aborto no punible en un hospital público.
Las declaraciones de Macri a la prensa indicando el día y el lugar exacto donde se realizaría el acto médico, permitió que una organización pro vida presentara un recurso de amparo que evitó, aunque momentáneamente, que una mujer pudiera ejercer libremente su derecho a interrumpir legalmente su embarazo de una manera segura.
También fue un “sin querer queriendo” el reducir la partida presupuestaria para el Consejo Nacional de las Mujeres. Ante la difusión de ese despropósito en los medios, tuvo que emitir un comunicado Fabiana Tuñez, responsable de ese organismo estatal, indicando que había sido “un error” y que el presupuesto real había sido “garantizado mediante la reasignación de la partida correspondiente por parte del Jefe de Gabinete”.
El gobierno de Cambiemos ya no puede usar como toda respuesta que fue un “error”. A todas vistas estos supuestos descuidos demuestran la poca responsabilidad con la que toman las políticas públicas en materia de género.
La construcción de hogares refugio para mujeres que se encuentran en una situación de violencia puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte.
Es un tema demasiado importante para solucionarlo con un fibrón negro y una tachadura. |