El día de hoy, miércoles 30, organizaciones de derechos humanos se dieron cita en el ex palacio de medicina, donde sesionó el Consejo Universitario de la UNAM para entregar a los consejeros y consejeras universitarias un oficio firmado por Aracely Osorio, madre de Lesvy Berín Rivera Osorio, compañera víctima de feminicidio el pasado tres de mayo en las inmediaciones de C.U.
En dicho oficio Aracely narra lo sucedido respecto al caso y les solicita tanto a los consejeros como al rector de la universidad Enrique Graue los siguiente cuatro puntos:
1. Suscribir un acuerdo por el que se declare como sitio para la preservación de la memoria de Lesvy Berlín Rivera Osorio y de las demás víctimas de feminicidio en México, el lugar donde se ubica la caseta telefónica, delimitado por el pasillo verde frente al edificio 4 del Instituto de Ingeniería y el edificio 2 del mismo Instituto en Ciudad Universitaria.
2.. Realizar el acto de dignificación pública de la memoria de Lesvy Berlín Rivera Osorio, reconociéndola como miembro de la Comunidad Universitaria, como medida de no repetición de la violencia feminicida y de reparación del daño a la dignidad de mi hija, de sus familiares y de la comunidad universitaria.
3. Pronunciarse para que las instituciones que procuran e imparten justicia busquen el pleno esclarecimiento de los hechos, actúen con la debida diligencia, investiguen, juzguen y sancionen los hechos con perspectiva de género.
4. Pronunciarse por la erradicación de la violencia de género en la UNAM.
El de Lesvy, como el de muchos otros casos de feminicidio en este país, fue un caso lleno de irregularidades, que ha sido obstaculizado y entorpecido desde que se encontró a la joven sin vida, a demás de que Lesvy fue criminalizada por los medios y la Procuraduría General de Justicia (PGJ) por su propio feminicidio. Las autoridades de la universidad tardaron más de 10 horas en informar sobre el hallazgo de su cuerpo, el sitio donde se encontró no fue protegido, y la PGJ la criminalizó desde su twiter responsabilizándola por el consumo de alcohol y drogas de Lesvy incluso antes de dar a conocer su identidad.
A inicios de julio, la PGJ anunció la aprehensión de la expareja de Lesvy por no haber impedido que ella “se suicidara”, bajo el cargo de homicidio simple culposo, negándose a reconocerlo como feminicidio.
En México cada día siete mujeres pierden la vida a manos de la violencia feminicida y sus familiares se enfrentan a la negligencia y el entorpecimiento por parte de las autoridades y el Estado en su búsqueda por respuestas. En este caso, la UNAM se ha negado a pronunciarse en repudio a la violencia femincida y por justicia para Lesvy porque implicaría reconocer que en México las instituciones protegen a los feminicidas y reproducen la violencia de género, empezando por no cuestionar la explotación que sufren día con día las mujeres trabajadoras y el carácter de clase que tiene el femincidio, afectando a las más pobres.
Desde Pan y Rosas sabemos que la justicia para Lesvy y para todas las mujeres víctimas del feminicidio, no vendrá de las autoridades universitarias que también se negaron a pronunciarse por justicia para los 43 normalistas de Ayotzinapa, señalando que #FueElEstado, tampoco vendrá de este gobierno y sus instituciones que dificultan y entorpecen investigaciones, y perpetúan el feminicidio.
Es el Estado el que sentó las condiciones para la proliferación de este fenómeno, con la entrada del neoliberalismo y la militarización del país.
Te puede interesar: Caso Lesvy, confianza en las instituciones o en la movilización.
Tampoco vendrá de Graue, quien se montó sobre el feminicidio de Lesvy y el coraje que despertó en la comunidad universitaria para implementar medidas como rejas, cámaras, credencialización y mayor vigilancia, que a lo único que apuntan es a avanzar en el proceso de privatización de las universidades públicas replicando el modelo de militarización que se implementó a nivel nacional.
Los feminicidios son un crimen de Estado, pero no porque éste falle, sino porque es este mismo el principal responsable de que sean la realidad de miles de mujeres y que con sus planes de encarecimiento y precarización nos orillan cada vez de manera más cruda a los efectos de la descomposición capitalista.
Por eso cada día se hace más urgente la necesidad de impulsar un movimiento de mujeres en las calles, combativo y con independencia política del Estado y los empresarios, que pelee por ligarse a las luchas de la clase trabajadora y porque las grandes organizaciones obreras y sindicales retomen la bandera de la lucha contra el feminicidio e impulse un gran paro nacional contra este gobierno y su violencia.
Para impulsar esta perspectiva, hace falta construir una gran organización de mujeres, que codo a codo con nuestros compañeros estudiantes y trabajadores,se organice con perspectiva anticapitalista y revolucionaria, como lo hacemos desde Pan y Rosas, y se convierta en una alternativa política para luchar por nuestros derechos.
Porque justicia para Lesvy, es NI UNA MENOS. El Estado y la UNAM son responsables. |