Andrés Arnone
| Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (UBA)
Según la comunidad científica, las tormentas, inundaciones y sequías a lo largo del mundo causadas por el calentamiento global son la mayor amenaza que enfrenta la humanidad.
“No nos dejemos llevar del entusiasmo ante nuestras victorias sobre la naturaleza. Después de cada una de estas victorias, la naturaleza toma su venganza”.
Friedrich Engels en El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre.
Las lluvias detrás del huracán baten un récord histórico en Texas, según informó el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de EE.UU. El agua acumulada tras 7 días de lluvia en zonas del sureste de Houston ha alcanzado los 1,25 metros y ya hay más de 46 víctimas fatales.
Las autoridades del condado de Brazoria, al sur de Houston, alertaron a la población para que evacue el lugar luego del colapso del dique en los lagos de Columbia. ¿Por qué hay más huracanes? ¿Las lluvias son más fuertes que antes? ¿Es una cuestión de ciclos naturales o es parte de las consecuencias de la civilización capitalista?
Los huracanes son el mecanismo de la Tierra para distribuir el exceso de calor de los trópicos a zonas más frías. Una de los principales requisitos es la existencia de aguas muy cálidas en la superficie del océano. Es necesario que el agua esté a más de 26 grados y que esa temperatura se mantenga hasta un profundidad de unos 50 metros.
Los modelos informáticos que simulan el clima del siglo XXI revelan un posible aumento de la intensidad de los ciclones (vientos y lluvias). La razón de esto es que mientras mayor sea la temperatura del agua y la humedad del aire, mayor será la intensidad de los ciclones.
Este aumento de la frecuencia y fuerza destructiva de estos ciclones es parte del calentamiento global, una de las mas grandes consecuencias materiales de la necesidad del crecimiento infinito y revalorización constante del capital, ya que los combustibles fósiles usados desde hace dos siglos vienen elevando constantemente el nivel de CO2 en la atmósfera.
En apenas dos siglos de capitalismo fósil el CO2 en el aire aumentó unos 0,7 °C la temperatura promedio mundial y sus actuales consecuencias son apenas el prólogo de las tendencias pronosticadas si el promedio mundial supera los 2 °C o más en las próximas décadas, con las consecuentes sequías, inundaciones, pérdidas de cosechas masivas y hambrunas que traerá aparejada.
Según el informe realizado por Emanuel Kerry del Instituto Tecnológico de Masachuset (MIT), la duración total de las tormentas se incrementó en un 60 % desde 1949, así como en un 50 % la velocidad promedio de vientos, aumentado la cantidad de huracanes con vientos de 200 km/hora. Normalmente los huracanes se ven en las latitudes mas bajas de aguas cálidas del Ecuador, pero a medida que el océano se caliente más hacia el norte y el sur, se replicaran allí.
Este escenario del capital destruyendo las fuentes de toda riqueza y de vida, que Marx y Engels previeron como tendencia con los datos de su época, es el que la clase obrera mundial del siglo XXI tendrá que enfrentar, ya no solo para “vivir una vida que merezca ser vivida” sino para lograr la misma supervivencia de su especie y de las demás, en primer lugar sacándose de encima a la clase dominante que dio nacimiento a este modelo social parasitario y autodestructivo, para luego reconfigurar desde la raíz la relación entre la sociedad y las naturaleza.