Fotografía: latinta.com.ar
La causa judicial es un verdadero mamarracho para dar un mensaje al resto de la comunidad.
Luego de haber estado preso en la Alcaldía de Formosa capital, a casi 200 km de su familia, fue trasladado a Las Lomitas. Todo indicaba que Santillán debía ser liberado, porque la Cámara de Apelaciones, el 2 de agosto, ya había declarado nulo el procesamiento de su última prisión preventiva, pero el 15 de agosto el juez López Picabea denegó el pedido de excarcelación.
Los argumentos, ridículos por cierto, son el peligro de fuga o el entorpecimiento de la investigación, los de rigor cuando un juez no tiene argumento serio pero quiere y tiene la orden de no dejar en libertad, en este caso a un referente de la comunidad wichi. Similares argumentos se han utilizado contra Milagro Sala.
Tan es así que para coronar esta persecución, el juez López Picabea, el mismo juez que lo procesó, vuelve a caratular la causa y lo vuelve a procesar el 30 de agosto por “robo calificado por el uso de arma de fuego”, impidiendo que Santillán salga libre.
El 4 de agosto, Nora Cortiñas, madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora y una delegación de organismos de derechos humanos del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia se hizo presente en Formosa y visitó a Agustín en la Alcaldía de Formosa capital.
En ese momento, Alejandrina Barry, del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH), señaló desde Formosa que “La visita a Santillán fue para todos un momento muy duro. Es tan grave la persecución que sufre él y su comunidad que ya es difícil saber de qué lo acusan, así lo dice él mismo, y se acaba de demostrar, que fueron todas causas armadas”.
Amnistía Internacional, advirtió al gobierno formoseño en mayo pasado y más de 20 organismos indígenas y de derechos humanos se pronunciaron contra la detención.
La APDH Formosa mostró su preocupación por este grave hecho.
En conversación con Berta El Gandur de la APDH local, ésta sostuvo que a Agustín Santillán se lo considera un “enemigo peligroso” a quien la justicia y el poder político quieren que mantener encarcelado.
Vale recordar, como señalaron integrantes de la APDH de Formosa que sobre Agustín pesaban seis causas, en una de ellas se había dictado la falta de mérito, en otra fue sobreseído y en tres la Cámara había hecho lugar al pedido de libertad.
Pero Santillán siguió “injusta y arbitrariamente” detenido, ya “no existe ninguna prueba en su contra”, señalaron desde la APDH local y los organismos de derechos humanos que viajaron desde Buenos Aires.
Sin embargo, en la provincia que gobierna Gildo Insfrán, los pueblos originarios son perseguidos con saña, hostigados y reprimidos. Con Agustín Santillán se pretende dar una señal al conjunto de los oprimidos que luchan por sus tierras y por una vida digna.
Cintia Herrera, abogada de ese organismo de derechos humanos, señaló a este diario que “No tienen absolutamente ninguna prueba contra Agustín, se cae por su propio peso, la causa es un mamarracho. Por darte solo un ejemplo, el arma que le imputan es una tumbera y por la distancia que tienen los testigos es imposible visualizar una tumbera, daban especificaciones que son imposibles de saber desde esa distancia y así una enorme cantidad de incongruencias”.
“Creemos que esto no se resuelve en términos legales porque es una cuestión política. Nadie quiere hacerse cargo de la libertad de Agustín Santillán porque Ingeniero Juárez es una localidad que está atravesada por el odio racial, hubo una crisis social enorme y el poder judicial ha decidido tomar a Agustín Santillán como chivo expiatorio. Han militarizado todo el pueblo lo metieron preso a Agustín y creen que así van a solucionar los graves problemas que hay, agrega Herrera, quien sostiene también que “a Agustín Santillán y otros líderes indígenas están siendo perseguidos y se utiliza esta metodología de judicialización.”
La denuncia de Cintia Herrera y de la APDH de Formosa es grave: “la justicia viene a convalidad que acá en Formosa cualquier luchador que se levante es procesado, perseguido y judicializado, la justicia es una herramienta de persecución ideológica. Con Féliz Díaz pasó lo mismo.”
No importa el motivo, ni si causa es armada y completamente trucha. Lo que importa a la justicia y al gobierno de Insfrán es tener a Santillán preso.
Quién es Agustín Santillán
Antes que nada hay que situar a Agustín en su pueblo de origen, Ingeniero Juárez, al oeste de Formosa limitando con Salta. Se trata de una de las localidades más pobres del norte y región ancestral del pueblo wichí. Las comunidades indígenas durante las últimas décadas quedaron recluidas a los márgenes pobres de la ciudad, empujados por los negocios del petróleo y agroganaderos.
A esto hay que agregar que Ingenieron Juárez es cada vez más creciente y agudo el odio racial por parte de los criollos, muchos punteros de Gildo Insfrán hacia los integrantes de la comunidad wichí. La detención de Agustín fue celebrada por este sector social y político, que incluso presionan a jueces y fiscales para que siga preso. La juventud de comunidad no tiene la menor perspectiva de una vida diga, por eso es también asolada por la droga y el alcohol, que los mismos criollos le proveen. Muchas veces son “reclutados” para actuar como fuerza de choque de los propios criollos.
Agustín cometió el “pecado”, dijo su abogado Daniel Cabrera de “mostrar y denunciar la realidad de Formosa, por eso está privado de su libertad”.
Agustín Santillán era un docente bilingüe que en 2007 comenzó a reclamar falta de escuelas, postas sanitarias, viviendas, trabajo y agua. “Decenas de notas a los ministerios provinciales que nunca tuvieron respuesta. Sobrevinieron cortes de ruta y viajes a Buenos Aires para visibilizar las injusticias. Así se lo vio en el acampe Qopiwini (Qom, Pilagá, Wichí y Nivaclé) de Avenida de Mayo y 9 de Julio, y articuló luchas con otros referentes formoseños, como los qom Israel Alegre y Félix Díaz, y el pilagá Bártolo Fernández. Lo echaron de su trabajo en la escuela y comenzó a ser perseguido por el poder político provincial”, relata Darío Aranda en una nota del diario Página/12.
El 24 de marzo de 2015, un reclamo agua, salud y educación, al costado de la ruta 81 por parte de las comunidades wichí de Juárez que ni siquiera cortaban la ruta, fue reprimido duramente por la policía provincial.
Desde fines de marzo a comienzos de abril, el oeste de Formosa fue duramente golpeado por inundaciones, en las que la población perdió gran parte de sus pertenencias. Esto provocó protestas y reclamos para que el gobierno se hiciera cargo y proveyera a los pobladores de colchones y víveres. La bronca fue tal cuando salió a la luz que la ayuda no se había distribuida entre los que verdaderamente la necesitaban que se produjo la toma de la Municipalidad.
En ese contexto es detenido Agustín Santillán el 13 de abril, acusado de robos y de toda clase de mentiras. La APDH denuncia además que “el traslado de Agustín Santillán detenido, se dio ’sugestivamente’ en el marco de un operativo que recibió los aplausos de los criollos que estaban cortando la ruta, intentando instalar la idea de que con su detención se había acabado el conflicto”. Fue brutalmente golpeado y torturado por al menos 10 policías.
Agustín Santillán se considera, y lo es, un preso político, preso por luchar. Así lo expresó cada vez que pudo hacer oir su voz desde la cárcel.
Hay que señalar también que, como sucede en Esquel con la prisión de Facundo Jones Huala y la comunidad mapuche, la persecución a las poblaciones originarias se ha agudizado. La situación seguramente se agrave ya que y no es casual que esto ocurra a poco de vencer la ley 26.160 de comunidades indígenas, el próximo 23 de noviembre. |