Peña Nieto fue a Oaxaca a dar su informe de gobierno ante la clase empresarial, la clase política (la del nocivo Pacto por México) y las fuerzas reaccionarias, que nos pintan un país de maravillas.
Pero no hay cortina de humo tricolor que pueda ocultar que la miseria abarca cada vez a más gente; que sigue creciendo el encareciendo de la vida de la población trabajadora; que el PRI gobierna sobre miles de desaparecidos y asesinados; que los feminicidios crecen de manera alarmante en todo el país; que el PRI ha llegado a niveles de corrupción (ver los chantajes económicos en PEMEX señalados por Odebrecht contra Lozoya), que Carranza envidiaría, y que su rapiña crecerá conforme se acerca el “año de Hidalgo”; que la Ley de Seguridad y la militarización provocarán más desapariciones forzadas y tortura.
Mientras tanto, el PRI prepara una negociación vergonzosa con Donald Trump. Sigue entregando el país y los recursos naturales (en Oaxaca, la energía eólica)
Encima, el PRI creer que el fraude institucional en el Edomex les da para ir hacia adelante, aunque requiera de alianzas y cooptaciones (ver la maniobra para imponer a Preciado en la presidencia del Senado) para imponer un Fiscal General que después del 2018 le cuide las espaldas a todas esas ratas que han robado a manos llenas.
Pero principalmente, Peña Nieto fue a Oaxaca en una clara provocación a la CNTE, pues sabía que habría movilización magisterial contra su visita a la entidad. Lo hizo aprovechando la orientación negociadora de esta dirección – que hoy la tiene en crisis-, para mostrar una relación de fuerzas favorable a la clase dominante y ganar consenso en una sociedad muy polarizada.
Pero con todo y la política no combativa de la CNTE, los socialistas estamos con las organizaciones de los trabajadores – independientemente de su dirección- y no con el gobierno asesino, autoritario y subordinado al imperialismo.
Los priístas siguen unidos en torno a Peña Nieto porque no pueden dejar de aprovecharse del erario federal. Una corrupción señalada por los organismos y la prensa internacional |